La migración centroamericana vista desde nuestra óptica ha sido un proceso social complejo que, a lo largo de la historia permanece cada vez más con nuevas dinámicas, modalidades, y circunstancias que han estimulado en los últimos años, y más cerca de 201,8 a las grandes movilidades humanas temporales y permanentes.
Esto ha sido el caso específico de los países del triángulo centroamericano conformado por Guatemala, Honduras y El Salvador, que para alcanzar el sueño americano emprenden un arduo y largo viaje lleno de vicisitudes que pasado el tiempo y en el recuento de los daños los migrantes con ojos sollozos expresan algunas ocasiones tristeza, enojo y otras lamentos llevándonos sorprendentemente a aquella famosa estrofa : “Aquí estamos, porque acá fue donde nos puso la vida”. De ahí que, los estudios sobre el tema migratorio Centroamericano hoy en día han despertado el interés de la comunidad internacional, aunque no siempre con la certeza numérica de cuantas personas han emigrado de su país de origen.
Dentro de este escenario, sabemos que México ha sido un país que, siendo vecino de Estados Unidos de América, se ha visto posicionado como una vía directa para alcanzar el sueño americano. También, conocemos que los riesgos que corren los migrantes de Guatemala, Honduras, y El Salvador han sido distintos, y que van desde las extorsiones por parte de los pandilleros, fraude por parte de los que dicen que los van a “pasar” a Estados Unidos (mejor conocidos como “Coyotes”), caídas de La Bestia, quemaduras, violaciones sexuales, mafias que secuestran a migrantes para trata de blancas/ redes de prostitución etc.
En 2018, las fronteras guatemaltecas, hondureñas y salvadoreñas se enfrentaron a una movilidad de su población que se quintuplicó en la frontera de Estados Unidos con México, y casi en el mismo período se registró un notable aumento de niñez no acompañada procedente de los tres países mencionados anteriormente. Estos aumentos coincidieron con un período de acentuada inseguridad alimentaria en el Corredor Seco de esos países, debido a las grandes sequías que impidieron el crecimiento de importantes cultivos alimentarios, generando la necesidad de encontrar una solución inmediata tomando como punto de partida la petición voluntaria de los 3 líderes de gobierno, quienes firmaron una declaración política el 01 de diciembre de 2018.
¡Quién diría! que ese momento quedaría marcado con la aprobación de un plan conocido como PLAN DE DESARROLLO INTEGRAL (PDI) PARA EL TRIÁNGULO CENTROAMERICANO, catalogado por muchos expertos como un nuevo estilo de desarrollo ambicioso, complejo y retador por trastocar la transversalidad de los temas sociales.
Por ello, en los siguientes dos artículos nos dimos a la tarea de destacar únicamente los aspectos relevantes sobre el tema de la migración del corredor seco centroamericano. Siendo que, para la autora de estas líneas sirve como un punto de reflexión al considerar que el tema del desarrollo integral y migratorio no es una labor fácil, más bien diríamos que es un trabajo utópico y complejo. Lo que a nuestros ojos consideramos como un plan o un proyecto de desarrollo, a veces es más bien una política de gobierno como un personaje de Disney en la que una hada madrina y su varita mágica tiene la solución inmediata a problemas sociales y estructurales del momento. Sin embargo, no todo está escrito y esperamos que en las siguientes líneas se logre desprender el valor agregado del plan y a la vez contestar las inquietudes que nos surgieron : ¿Será posible que exista realmente la solución del plan respecto al tema migratorio? ¿Acaso se podrá detener completamente la migración del norte de CENTROAMÉRICA?.
* María de los Ángeles Blandón Salinas
Maestra en Cooperación Internacional para el Desarrollo. Actualmente, doctorante en Estudios del Desarrollo impartido por el Instituto de Investigación Dr. José María Luis Mora de la ciudad de México bajo la tesis investigativa “Desarrollo Humano y Sostenible en el sector alimentario y migratorio del Plan de Desarrollo Integral CEPAL- MÉXICO para Centroamérica: El Corredor Seco de Guatemala, El Salvador y Honduras, 2018-2021.”