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Perú, pateando el tablero

La frágil democracia peruana podría romperse en cualquier momento; hay que estar atentos porque puede ser un remezón para América Latina. | José Luis Castillejos

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Escrito en OPINIÓN el

Los apretados resultados electorales y el rechazo de la ex candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori a reconocer su derrota frente a Pedro Castillo, de Perú Libre, hacen prever un estallido social.

Keiko sabía que iba a ser derrotada en provincias. Las movilizaciones de Pedro Castillo así se lo advirtieron y apeló a la movilización de Lima y el Puerto de El Callao.

El resultado, casi de empate, la llevó a cuestionar el papel desarrollado por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y a hacer una declaración de guerra a la democracia.

La posición radical de Keiko hace prever que no hay posibilidad de diálogo. Al estilo de Trump, no va a reconocer el triunfo de Castillo. "Su actitud es borrascosa y lodosa", alertó el connotado periodista César Hildebrandt, un combativo anti-fujimorista.

La palabra fraude, que pregona hoy la hija del encarcelado ex presidente de Perú,  Alberto Fujimori, le quita legitimidad al proceso y patea el tablero.

"Está jugando con fuego. No le interesa el país. Esta será su tercera derrota. Ya ha desatado la campaña del fraude", señaló el veterano comunicador, uno de los de mayor credibilidad en la nación de Sudamérica.

El ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva ya felicitó a Castillo por la importante victoria en Perú, y saludó al pueblo peruano por las elecciones libres y democráticas.

"Los resultados de las urnas peruanas son simbólicos y representan un avance más en la lucha popular en nuestra querida América Latina", señaló quien también fuera un prominente luchador social.

Otros ex presidentes se han pronunciado a favor del triunfo de Castillo como Rafael Correa de Ecuador y Evo Morales, de Bolivia.

Pero mientras Keiko Fujimori alega "indicios" de fraude, las

Rondas Campesinas del distrito de Macusani, que han luchado contra el terrorismo, con arengas y pancartas en mano, se pronunciaron exigiendo el respeto a la voluntad popular expresada durante las elecciones del pasado 6 de junio.

Los campesinos se mantienen en vigilia para resguardar la votación de más de ocho millones de peruanos que están favor de Pedro Castillo a quien las huestes fujimoristas acusan, sin mayor prueba, de haber sido terrorista.

Respecto a Keiko Fujimori, Jorge García Alaya escribió:

"Le pusieron todo servido para ganar la elección, ¡TODO!, y no pudo ganar. Le pusieron los medios de comunicación a sus pies: periodistas complacientes, conductores adulones, que mientras a ella la trataban con pétalos de rosa, al otro candidato lo ninguneaban, le cortaban la transmisión, lo ridiculizaban".

Le pusieron en bandeja todo el financiamiento posible, directo e indirecto: se sumaron consultores políticos, desde los más experimentados como Ralston hasta los otros pagados; agencias de marketing digital, empresarios de la publicidad exterior que le obsequiaron paneles luminosos para su campaña de calumnias y terror.

La campaña de las mil campañas, la denominaron; el más grotesco y pudiente de los voluntariados. La apadrinó un Premio Nobel de Literatura (Mario Vargas Llosa), fue promovida por una selección mundialista de fútbol; artistas, influencers, políticos, comunicadores, deportistas, antifujimoristas recalcitrantes de viejo cuño convertidos súbitamente al keikismo, y ni así pudo ganar.

Contó con la complicidad de un Jurado Nacional de Elecciones que hizo de la vista gorda con todas las irregularidades; con un Ministerio de Trabajo que no abrió ni un solo proceso en contra de las empresas que coaccionaban a sus trabajadores para que voten por ella; y con un Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas que se apresuró a senderizar el atentado en el VRAEM, indicó.

Donde quiera que se respirara miedo, donde quiera que se hubieran comprado el cuento del lobo comunista, allí había apoyo seguro para su candidatura, recalcó.

Lo tenía todo, todos los recursos, toda la plata, toda la cancha libre, y ni aún así pudo ganar. Y un 7 de junio a las 7 de la noche, cuando vio que las cifras que no la favorecían eran irreversibles, salió a victimizarse repitiendo el mismo berrinche de su fracaso anterior: "me robaron la elección".

Recordó que hace cinco años tuvo 73 congresistas y se dedicó a destruir el país con su obstruccionismo enfermizo. Ahora tuvo el perdón de la mitad del país sin siquiera haberlo pedido, y su soberbia no le permitió reconocerlo; la mejor idea de sus brillantes estrategas no fue destacar sus atributos, sino denigrar a su adversario.

"Es por gusto, Señora Fujimori: quién no sabe perder, jamás aprenderá cómo ganar. Quien no valora lo que tiene, nada le será jamás suficiente”, expresó Jorge García Ayala.

Las cartas ya están echadas y toca ahora respetar la voluntad popular les guste o no Pedro Castillo a quienes algunos, dolosamente, lo consideran el "mal menor" de la frágil democracia peruana. Mientras tanto empiezan a correrse los capitales, a buscar mejores horizontes hasta que los peruanos se pongan de acuerdo.