En un país donde la corrupción y la impunidad han alcanzado niveles exorbitantes con asuntos como la Casa Blanca presidencial, La Estafa Maestra, Odebrecht y los vínculos con el ex director de Pemex Emilio Lozoya, OHL y el tráfico de influencias y casos graves de violaciones a los derechos humanos como Ayotzinapa y Tlatlaya, donde la Procuraduría General de la República no ha actuado con eficacia y por el contrario actúa para congelar estos casos, resulta a todas luces evidente que la embestida de la PGR contra Ricardo Anaya responde a una actitud facciosa y de clara intromisión en el proceso electoral.
El PRI y el gobierno de Enrique Peña Nieto buscan sacar de la contienda al candidato presidencial de la coalición Por México Al Frente a la mala, utilizando todo el aparato de Estado para torcer investigaciones, hacer guerra sucia y montar toda una campaña de desprestigio. No se saldrán con la suya.
Por el contrario esta intentona perversa se les devolverá como un boomerang y Anaya se fortalecerá como el principal opositor al corrupto régimen priísta.
Toda la furia del sistema se ha orientado al candidato del Frente, quien con un discurso contundente y fresco fue el candidato que más creció durante el periodo de precampañas dejando a José Antonio Meade en un lejano tercer lugar en la contienda presidencial y teniendo ya en el horizonte cercano al candidato de Morena.
Resulta sintomático que toda esta estrategia de guerra sucia del régimen se enfoca al aspirante frentista y no al otro candidato, lo que significa que Anaya y su decisión de que no habrá borrón y cuenta nueva a los corruptos les resulta de gran preocupación para el círculo de Peña Nieto y quieren acabar con su candidatura sin ningún cuidado del proceso democrático.
Diferentes medios internacionales han observado y analizado estas acciones del gobierno federal y puesto en el radar la grave afectación a la democracia que se vive en el país.
No obstante este desprestigio en el gobierno de Enrique Peña Nieto, es tal el pavor a perder el poder y pagar las consecuencias legales de su corrupción que no les importa jugar con fuego. Será a partir del repudio que les genera esta actitud y el crecimiento ininterrumpido de Anaya en las encuestas que se darán cuenta del fracaso de su infamia, para ese entonces Meade estará en el sótano de la batalla por Los Pinos.