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Periodismo libre, indicador democrático

El Estado debe hoy redireccionar la ruta en favor del libre ejercicio del periodismo para fortalecer nuestros derechos y nuestra democracia. | Fernando Díaz Narnjo

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Escrito en OPINIÓN el

Los sistemas democráticos se caracterizan por varias razones, entre ellas, porque enmarcan una serie de derechos fundamentales que garantizan la seguridad de la población, su desarrollo, la garantía a un entorno armónico, de oportunidades, con esquemas de salud suficientes que generan, entre otros factores, el pleno desenvolvimiento de las personas que viven en una determinada sociedad.

Para el caso de México, nuestra Constitución Política establece una serie de derechos fundamentales que, en concordancia con determinadas obligaciones a la que estamos sujetos y que generan un sano equilibrio, se encuentran, entre otras, las siguientes: derecho a la vida, la supervivencia y al desarrollo, el derecho a la identidad, a vivir en familia, a la igualdad sustantiva, a vivir en condiciones de bienestar y sano desarrollo integral.

Estos derechos han abierto el abanico para que, en el libre ejercicio que como ciudadanas y ciudadanos tenemos para desenvolvernos, podamos ejercer otros derechos como la libertad de prensa, la libertad de expresión, el derecho a la información pública que generen los sujetos obligados por las leyes, entre otros.

Bajo este contexto, el periodismo en México debiera desarrollarse con los parámetros adecuados que garanticen su libre ejercicio, toda vez que cuentan con estos derechos que están consagrados en nuestra Carta Magna.  No obstante, los datos registrados por diversas organizaciones contradicen las determinaciones constitucionales y legales para el libre ejercicio del periodismo en nuestro país.

De acuerdo con Reporteros Sin Fronteras 11 periodistas han sido asesinados desde principios de año en nuestro país lo que ubica a nuestra nación, de acuerdo con Human Rights Watch, atrás de Ucrania con la diferencia que ese país se encuentra en guerra con Rusia. 

Sin embargo, los asesinatos de periodistas son “la punta del iceberg” como lo refiere Reporteros Sin Fronteras en su Informe “Bajo riesgo”, en donde destaca las deficiencias de los mecanismos de protección a periodistas en América Latina en donde analiza los cuatro países más peligrosos para el ejercicio del periodismo: Brasil, Colombia, Honduras y México.

En este informe se destaca, además, otro tipo de violencias que sufren las y los periodistas entre las que destacan las agresiones verbales o físicas, amenazas, detenciones arbitrarias, secuestros, procedimientos judiciales, actos de espionaje, destrucción de su material de trabajo, entre otras.

Aunado a estos factores y a pesar de que nuestro país cuenta con un marco legal y normativo, y con mecanismos que buscan proteger al periodismo, el Informe señala que existen fallos estructurales importantes, que dependen de instituciones ineficaces, que “las metodologías de análisis de riesgo no tienen siempre en cuenta las especificaciones de la labor periodística”, los mecanismos de protección no son suficientes o son inadecuados, no hay suficiente presupuesto o recursos humanos para la atención de esta grave problemática, entre otros factores.

Por ello, nuestra nación y las autoridades están fallando y, en general estamos erosionando nuestro sistema democrático consagrado en nuestra Constitución que se funda, como decíamos, en la protección de derechos fundamentales.

Una nación libre, democrática y soberana tiene una prensa libre.  Por ello un indicador de todo sistema democrático, entre otros factores que la miden, se encuentra, sin lugar a duda, el libre ejercicio de la libertad de prensa.  Sin ella, la sociedad pierde el análisis de los hechos, el relato de nuestra realidad, la investigación de los sucesos, la evaluación obligada de la gestión del poder público, con sus aciertos y desaciertos, las notas que incentivan la cultura, el deporte, entre otros.

No hay mañana, el Estado debe hoy redireccionar la ruta en favor del libre ejercicio del periodismo para fortalecer nuestros derechos y nuestra democracia, de lo contrario estaremos perdiéndola y el daño será irreparable.