En entregas anteriores he hablado del fuerte impulso que Donald Trump le está dando a su política del “dominio de la energía”, que en tiempo récord está transformando a Estados Unidos en el mayor productor de petróleo del mundo, trastocando el mercado energético global y dejando de lado el proceso de transición energética que promueve el uso de energías renovables para reducir las emisiones de carbono de la atmósfera y responder así a la amenaza del cambio climático.
Dominio de la energía, ni la OPEP se escapa
Resulta paradójico que, a días de diferencia de que la Agencia de Protección Ambiental anunciara que Estados Unidos redujo sus emisiones de carbono 11% por debajo de los niveles de 2015, el Departamento del Interior diera el primer paso para la apertura del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico para la extracción de petróleo y gas, con la redacción de la primera evaluación ambiental en el área conocida como “Llanura Costera”.
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Llanura Costera del Ártico
La Llanura Costera del Ártico se extiende hacia el norte desde Brooks Range hasta el Océano Ártico en Alaska, en un área de poco más de 600 mil hectáreas de los 7.8 millones de hectáreas totales del Refugio Ártico. Lo que está en juego en la Llanura Costera del Ártico es un importante hábitat del oso polar, terreno de parto del Caribú, tierras en las que viven casi 200 mil animales de todo tipo, hogar de las tribus Inupiat y Gwich'in, y lugar de investigación de la vida silvestre y el cambio climático, que han estado bajo la protección del Congreso estadounidense por casi 40 años.
A simple vista la medida tomada por la administración Trump para explorar los yacimientos de hidrocarburos en el Refugio Ártico podría resultar espontánea; sin embargo, el proceso inició formalmente con el proyecto de Ley Tributaria autorizado por el Congreso estadounidense el 22 de diciembre de 2017.
Si bien la apertura a la exploración del Refugio del Ártico conlleva una serie de pasos bajo la Ley Tributaria, el Congreso ordenó al Departamento del Interior autorizar al menos dos licencias de arrendamiento antes de diciembre de 2024, en un terreno no menor a las 160 mil hectáreas cada una, en las zonas con mayor potencial de hidrocarburos para recaudar más de 1 mil millones de dólares en impuestos.
En un estudio de 2012, el Servicio Geológico estadounidense estimó que existen recursos técnicamente recuperables de al menos 28 mil millones de barriles de petróleo y 122 billones de pies cúbicos de gas natural en la Arctic Alaska Platform y 2 mil millones de barriles de petróleo, 59 billones de pies cúbicos de gas natural en el Arctic Alaska Fold-and-Thrust Belt. Para tener una idea de estas dimensiones, los hidrocarburos recuperados en estas dos zonas en el Ártico de Alaska representan más de tres veces las reservas probadas de hidrocarburos de México en 2017, año en el que Pemex registró 8.5 mil millones de barriles equivalentes de crudo.
Bajo el argumento de que los planes para la explotación de petróleo y gas en “una pequeña parte del Ártico” permitirán la creación de empleos, asegurará el suministro de energía a precios asequibles, reducirá el déficit federal y apoyará las finanzas de Alaska como señaló la senadora republicana por ese Estado, Lisa Murkowski. Lo cierto es que la perforación en sí tendrá un impacto en el Refugio del Ártico que hasta ahora se ha mantenido intacto y que para la nación de Gwich'in es “El lugar sagrado donde comienza la vida” y debería protegerse para las generaciones venideras.
La redacción para iniciar la primera evaluación ambiental en la Llanura Costera es solo el primer paso de un proceso que el Departamento del Interior tendrá que cumplir conforme a la Ley Tributaria, que además indica que deben realizarse reuniones públicas con los interesados en Alaska para “identificar las decisiones de gestión que mejor se adapten a las necesidades y preocupaciones locales, regionales y nacionales, así como para desarrollar una propuesta y alternativas… de subsistencia de recursos y usuarios, así como las acciones potenciales para minimizar los impactos adversos…”, redacción que infiere que la decisión está tomada.
Dominio de la energía y reforma tributaria
Si bien los estudios del Sistema Geológico estadounidense avalan el potencial petrolero del Refugio del Ártico, Trump está trazando una línea de tiempo reducida en la que difícilmente se puede evaluar toda la información indispensable para tomar decisiones sobre los impactos ambientales y sociales, pero sí deja claro un interés por entregar las tierras públicas de Estados Unidos a la industria privada y tener resultados no solo de su política de “dominio de la energía”, sino también en su polémica reforma tributaria.
En el tiempo que lleva en el cargo, Trump ha promovido los combustibles fósiles en Estados Unidos: Aprobó el oleoducto Keystone XL (cancelado por Obama), para importar petróleo a Estados Unidos desde Alberta; anunció contratos de arrendamiento offshore en el Golfo de México (prohibidos parcialmente por Obama); ahora, con apoyo del Congreso dominado por los republicanos, está permitiendo la perforación en tierras públicas en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico. Estas medidas confirman la determinación de Trump de transformar la revolución de energía limpia en una de energía fósil para reducir la dependencia estadounidense de las importaciones de energéticos y distanciarse de la lucha contra el cambio climático.