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¿Perdido en el espacio?

La aspiración presidencial de Rodolfo Neri Vela.

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Escrito en OPINIÓN el

La decisión de Rodolfo Neri Vela fue audaz y sorpresiva. El anuncio del primer astronauta mexicano para contender por la Presidencia de la República en 2018 podría parecer ilógico, desproporcionado o irracional, pero encierra un significado profundo que muchos deberían tomar en serio.

 

Seguro que no se trata de una ocurrencia.

 

Es la consecuencia lógica de la huella que dejaron las elecciones del pasado 7 de junio, ya que las candidaturas independientes serán parte importante de nuestro sistema político y tendrán niveles de competitividad atractivos para diversos personajes y grupos de interés.

 

El @Dr_Neri_Vela tiene el derecho de participar.

 

Jorge Castañeda —y muchos otros más que abrieron este camino junto con la ciudadanía— lo podrían convertir en el primer candidato independiente a la Presidencia de la República.

 

Si ya lo lograron otros, ¿él por qué no?

 

Su confianza en la decisión tomada es grande. "En este momento tengo más votos asegurados que todos los políticos que se han destapado”, declaró el sábado pasado a El Universal.

 

Han de pensar que estoy loco", agregó.

 

No se trata solo de "un capricho de que me voy a poner la banda presidencial". Es mucho más que eso, pues la misión a cumplir es "mucho más compleja que ir al planeta Marte".

 

Sin duda hoy parece una locura.

 

El camino que deberá recorrer no solo dependerá de él. Tendrá que esperar a la evaluación que se haga de los primeros resultados de Jaime Rodríguez Calderón, Manuel Clouthier, Pedro Kumamoto y Cuauhtémoc Blanco, entre otros ganadores considerados ciudadanos o independientes.

 

Todos estarán sujetos al escrutinio público.

 

Lo más probable es que su desempeño sea disparejo. Primero, porque tienen experiencias, capacidades y recursos muy diferentes. Segundo, porque tendrán agendas distintas que obedecerán a intereses igualmente diversos.

 

Y tercero por el tipo de resultados que den.

 

Por lo tanto, en los próximos dos años se librarán batallas políticas en diversos frentes. En la gestión de gobierno, en el Poder Legislativo, en los congresos locales, en el #INE y al interior de los partidos políticos.

 

El sistema pasará por una dura prueba.

 

Todos por igual —oficiales e independientes— estarán sujetos a fuertes presiones, a la confrontación con grupos fácticos y a la guerra sucia. Estarán trabajando, compitiendo y desgastándose día a día.

 

Así es el proceso natural de la lucha por el poder.

 

Es evidente que se incrementó la desconfianza en un número importante de las candidaturas tradicionales que surgieron de los partidos. También que los ganadores, llamados ciudadanos o independientes, se impusieron a pesar de las condiciones de abierta desventaja en que compitieron.

 

Hoy, nadie puede predecir el éxito o fracaso de Neri.

 

Si un futbolista ganó la capital de un estado, por ejemplo, quién dice que no es viable que un científico gane la Presidencia de la República.

 

El nuevo sueño de Neri es posible.

 

Si los nuevos escenarios favorecen sus aspiraciones, se insertará en la competencia con mayores ventajas que sus antecesores. Dicho de otra forma, la situación crítica que enfrenta el sistema político le beneficia.

 

¿Qué tan libre será su candidatura?

 

Es difícil saberlo en este momento. Aunque resulte obvio señalarlo, hay que considerar que en los próximos años sucederán demasiadas cosas. Las elecciones estatales de 2016 se convertirán en otra prueba de fuego.

 

¿Quiénes la pasarán?

 

El error más grande de partidos y candidatos tradicionales sería replicar los mismos modelos políticos y comunicacionales que predominaron en este año. Si sucediera algo así, aumentarán sin duda las posibilidades de Rodolfo Neri Vela y de otros aspirantes que se incorporen a la lista.

 

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