Durante los últimos meses hemos estado hablando de las campañas electorales en Estados Unidos. Creo que hemos hecho un análisis minucioso sobre lo que pasaría en cualquier escenario. Para recapitular, podríamos mencionar que en los próximos meses es altamente probable que Donald Trump gane la nominación republicana a la presidencia de Estados Unidos; por parte de los demócratas es medianamente probable que gane Hillary Clinton la nominación frente a Bernie Sanders, sin embargo no está tan claro que eso sea un “pase automático”.
La señora Clinton tendrá todavía que enfrentar algunas aduanas difíciles de pasar. Me refiero a la investigación pendiente que tiene el FBI sobre el uso del correo electrónico personal mientras fue Secretaria de Estado, y en segundo lugar tiene que ganar la postulación a Sanders, especialmente durante la convención demócrata.
¿Qué pasaría si Donald Trump enfrenta a Sanders en la elección general? Creo que ganaría el autollamado magnate. Sanders no tiene una base de apoyo popular amplia, especialmente del sector central del electorado (sus posturas siguen viéndose radicales).
Si fuese Hillary Clinton la candidata, entonces creo que ganaría ella (pero por un margen no tan amplio). Si bien es cierto que las encuestas han comenzado a dar cuenta con el desplome de Trump, nadie puede cantar victoria (y lo digo de esta manera, porque creo que sale sobrando decir que personalmente no me gustaría que ganara Trump). Pienso que a ningún mexicano (al menos, no a los que viven al sur del Río Bravo, porque los otros piensan que ya pueden apoyar a Trump sin consecuencia, debido a su situación migratoria regularizada o sin problemas).
Las declaraciones de Trump más recientes son escandalosas (como siempre): rodearse de gente sin éxito para que uno parezca exitoso e interesante. Lejos de ser un consejo, creo que habla del complejo de inferioridad que caracteriza a Trump. Digo también lo del autonombrado magnate, porque en realidad está comprobado que si bien Trump no hubiese tenido la herencia que tuvo, sus decisiones financieras están lejos de ser inteligentes y estaría quebrado.
Pero todo esto nos deja varias lecciones a los mexicanos. Tenemos que pensar mejor. Tenemos que conceptualizarnos mejor y entendernos más. ¿Por qué nosotros tenemos un complejo de vernos como inferiores o de no aceptar las cosas buenas que tenemos?No es necesario que vivamos en un estado de “todo o nada”: Como las cosas no están totalmente bien en nuestro país, entonces damos por hecho que nada lo está.
Ciertamente hay cosas que podrían estar mejor. Pero en el largo plazo nuestro país tiene cosas bellísimas y que no hemos sabido aprovechar. Sin ser un experto en la materia, pienso que el colorido del país nos hace más felices. Somos –a pesar de todo– un país feliz. Tenemos buena comida, sol, ciudades coloniales, calidad en muchos servicios que ofrecemos, y gente dispuesta a trabajar. ¿Por qué no pensar mejor en ello? ¿Qué nos está faltando entonces?
Creo que son dos cosas: La primera es cambiar nuestra percepción sobre nosotros mismos. No debemos vernos como personas inferiores, como una nación sin capacidad de lograr cosas de altos vuelos, o como trabajadores de segunda. Recuerdo la plática de Carlos Gutiérrez (ex secretario de Comercio de Estados Unidos) hace varios años: cuando le pidieron que se hiciera cargo del mercado latinoamericano por ser mexicano se rehusó. Y dijo: Quiero hacerme cargo del mercado global. Y lo logró.
Ser “mainstream” decía él, es decir, ir a lo grande. Que los demás no limiten la visión que tenemos de nosotros. Pero en segundo lugar, nos hace falta mejor comunicación. Tenemos que ser los mejores comunicadores. Si bien tenemos cosas que tienen que mejorar, tenemos que comunicar mejor aquello que sí hacemos bien. Y lo más importante de todo: creérnoslo. Lo anterior no sirve de nada si nosotros no modificamos lo que pensamos de nosotros mismos.
Y lo peor del caso es que es un círculo vicioso: Seguimos actuando de la manera en la que lo hacemos porque seguimos pensándonos de esa forma, como si no fuésemos suficientes. Yo no estoy de acuerdo con Trump en el sentido que hay que rodearse de gente perdedora. Qué gran estupidez.
Hay que rodearse de gente exitosa para ser exitoso. Si queremos ser mejores, tenemos que empezar a pensar que lo somos. Ser exitoso es una cuestión de actitud. Y quizá con ese pensamiento empecemos a cambiar el rumbo y entonces podamos también actuar diferente. Pensar mejor, en resumen. Si supiéramos el poder que tiene el pensamiento, lo haríamos mejor y más seguido.