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Pemex y la Heparina

Prisas, falta de planeación, soberbia y corrupción en los procesos de adquisición de medicamentos.| Adolfo Gómez Vives

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Escrito en OPINIÓN el

El 13 de octubre de 2005, la Secretaría de la Función Pública ordenó por primera vez a las dependencias del Poder Ejecutivo, la elaboración de libros blancos como parte del proceso de entrega-recepción de la administración pública federal.

Estos documentos son memorias dirigidas —en primera instancia— a las autoridades que tomarán posesión del encargo una vez concluida la administración saliente. Contienen, entre otros apartados, los resultados obtenidos durante la gestión que concluye, los compromisos contraídos, las acciones pendientes o en proceso de atención y las fechas en que deberán realizarse determinadas acciones; por ejemplo, procesos de licitación para la adquisición de medicamentos, a efecto de evitar posibles crisis de desabasto.

La administración de Andrés Manuel López Obrador recibió 459 libros blancos, por virtud de los lineamientos publicados en el Diario Oficial, el 24 de julio de 2017. Y aunque la totalidad de estos documentos fueron objeto de observaciones por parte de la Auditoría Superior de la Federación, su contenido permite conocer detalles que deben tomarse en cuenta a la hora de tomar decisiones, pues éstas deben apegarse a lo establecido en las normas jurídicas.

Con el pretexto de combatir la corrupción heredada de administraciones anteriores, López Obrador ordenó la modificación de procesos que nunca comprendió. Pasó por encima de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, cuando quitó atribuciones a las oficialías mayores de las dependencias, a efecto de centralizar la adquisición de insumos y medicamentos en la Secretaría de Hacienda; medida que, de paso, mandó un mensaje de desconfianza a los mandos superiores que él mismo nombró.

Los procesos de compra consolidada de medicamentos, organizados por la Secretaría de Salud como cabeza de sector, fueron contravenidos a partir de la idea de forzar a los laboratorios farmacéuticos a bajar sus precios.

Estas acciones —más políticas que prácticas— desencadenaron la crisis de desabasto de antirretrovirales para pacientes del extinto Seguro Popular y más tarde la del Metotrexato que requieren las personas con cáncer.

Vendría después la crisis de la Vincristina. Para entonces López Obrador había ordenado a la Secretaría de Marina —sin atribuciones para ello— que fuera por este medicamento a cualquier país que pudiera tenerlo, en razón del desabasto mundial que prevalecía, mientras destinaba 60 millones de pesos para subsanar el faltante.

Esta crisis derivaría en la renuncia del director del Hospital Infantil Federico Gómez, Jaime Nieto Zermeño, a quien se señaló de “falta de capacidad gerencial”, tras 50 años de experiencia en diversos ámbitos de la salud, lo que resulta ampliamente dudoso.

El jueves pasado, Petróleos Mexicanos confirmó el deceso del sexto paciente que se encontraba hospitalizado en Villahermosa, por haberle suministrado Heparina Sódica contaminada, además de que 19 pacientes continúan hospitalizados y 33 en atención médica ambulatoria.

La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios reconoce en su página de internet, que Laboratorios Pisa presentó denuncia ante la Fiscalía General de la República por la “posible adulteración y/o falsificación” de la Heparina contaminada, cuyo lote C18E881 fue presuntamente adquirido a un distribuidor de nombre José Roche Pérez, que no aparece en el Registro Único de Proveedores y Contratistas de la Secretaría de la Función Pública, lo que de suyo constituye una irregularidad.

Las prisas, la falta de planeación, la soberbia, el desconocimiento de los tiempos en que deben operarse determinados procesos y la corrupción han desembocado en violaciones de derechos humanos, con un número aún no determinado de fallecidos; hechos imputables a funcionarios públicos de alto nivel de responsabilidad de la presente administración, encabezada por un presidente que no reconoce que se equivoca.