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Partidos políticos, ¿una opción?

El efecto chapulín que se constituyó como la marca de la elección.

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Escrito en OPINIÓN el

Aún no termina el proceso electoral de este año cuando ya ha sido evidente y público el pronunciamiento de varios actores tanto políticos como sociales por contender por la grande (la elección presidencial) en 2018. De entrada cada quien está en la libertad de manifestarse libremente, pero soy de la idea de que debe cerrarse primero este capítulo electoral para avanzar al siguiente.

 

Los comicios del pasado 7 de junio dejaron muchas enseñanzas, una de ellas es justamente como lo habíamos anticipado, la judicialización de las elecciones, tanto por derecho como por estrategia política. Hoy tanto los tribunales locales en las 16 entidades federativas y el Distrito Federal en donde hubo elecciones locales de manera concurrente con la elección federal, junto con el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, se encuentran saturadas de medios de impugnación que los actores de la contienda: partidos políticos y candidatos, presentaron ante las instancias jurisdiccionales.

 

El resultado seguramente en algunos casos, será la modificación de algunos cómputos, la revisión de actos de las autoridades electorales, la posible reasignación de puestos o inclusive, la posible anulación de alguna o varias elecciones, pero esto aún no lo sabemos. Sin embargo, un aspecto digno de referir es lo que está pasando con los Institutos Políticos, consagrados en nuestra Constitución.

 

En principio hay que señalar que previa a la elección, algunos medios de comunicación hicieron algunas mediciones sobre la opinión de la ciudadanía sobre diversas instancias.  El resultado fue que la percepción que tienen los ciudadanos de los partidos políticos hoy en día no es la mejor, al contrario. Por ello, uno de los factores que la población ve con buenos ojos es justamente, las candidaturas independientes. Seguramente los partidos políticos están pensando diferente respecto de estas figuras.

 

Antes de la elección pudimos observar diversas inconformidades y pronunciamientos de militantes en contra de directrices de algunas dirigencias o por decisiones tomadas en razón de las postulaciones representativas o en torno a los procesos internos para la determinación o selección de las precandidaturas y candidaturas; en muchos casos estas diferencias llegaron a los tribunales. Además, observamos a diversos políticos con gran trayectoria renunciar a su militancia.

 

Con estos breves antecedentes y de lleno en la elección, observamos, como no se había mostrado tan burdamente en otros procesos electorales, el efecto chapulín que se constituyó como la marca de la elección, es decir, militantes de un partido pasando a otro, y de ahí contender por algún cargo de elección popular. Inclusive este fenómeno ocurre ya sin importar ideologías, es decir, se brinca de un partido a otro sin importar si es de izquierda, de centro o de derecha. Esto por supuesto genera confusión entre los electores y hasta desánimo por la política.

 

Pasando la elección observamos también en algunos casos, acusaciones mutuas entre militancia y dirigencias sobre que no se ganó tal o cuál posición, cuando más bien debe revisarse por qué la ciudadanía no optó por determinada fuerza política o bien, realizó un voto de castigo.

 

Con estos antecedentes me parece que se ha perdido en gran medida la esencia fundamental de dichos institutos políticos: Generar lealtades por adhesión a valores y doctrinas e ideologías partidarias. Parecería que pertenecer a un partido político se vuelve para algunos, más como la plataforma de intereses, que la creencia en ideales o posturas ideológicas. 

 

La concepción de los partidos políticos tiene su razón histórica de ser. Se convirtieron por muchos años, como el único vehículo de acceso al poder, entendido éste como el ostentar las facultades suficientes para generar las políticas públicas y leyes necesarias para beneficio de la población, y eso es justamente, lo que tienen que recuperar. La tarea no es fácil sobre todo de cara a la ciudadanía. 

 

Los partidos políticos tienen sus normas internas, sus estatutos, sus principios y su plataforma de gobierno, por mencionar algunos. Hoy considero sería bueno saber si los militantes de alguna institución conocen de manera suficiente dichos documentos internos que los identifican justamente por sus ideales y la forma de hacer gobierno.

 

Deben los partidos políticos hacer una evaluación seria de su razón de ser y rescatar aquello por lo que fueron creados. Deben reorganizarse, redirigirse y no sólo con miras al proceso electoral 2018, sino como Instituciones permanentes y apéndice de la sociedad.  Deben reencontrarse con la población al exterior y al interior, ya que tienen mucho por hacer, como formar cuadros políticos (algunos lo hacen eficientemente), enaltecer los liderazgos juveniles y femeninos, entre varios aspectos más.

 

Mucha es la tarea que tienen por delante los partidos políticos ante las próximas elecciones y no sólo la federal de 2018, sino las que están en puerta a partir del 2016 en donde, dicho sea de paso, se llevarán a cabo 13 elecciones locales en el país. Ojalá y se haga una reflexión seria y se vuelva a enaltecer aquellas Instituciones consagradas en nuestra Carta Magna en beneficio de la población, de lo contrario perecerán en el transcurrir del tiempo por decisión del voto ciudadano.

 

@fdodiaznaranjo