Main logo

Participación y legitimidad

Entre mayor participación ciudadana mayor legitimidad a los actores electos.

Por
Escrito en OPINIÓN el

Un factor que da legitimidad a un régimen de gobierno democrático lo es su participación ciudadana en la toma de decisiones. Este proceso se manifiesta de diversas formas, una de ellas lo es justamente el que se efectúen periódicamente elecciones libres en donde los ciudadanos tengan las garantías de que su voto será respetado y puedan hacerlo de manera segura, pacífica y en secrecía. Estos elementos y muchos otros más hacen que nuestro sistema político electoral sea verdaderamente robusto; uno de los completos y complejos en el mundo.

 

Es así como nuestro sistema, al igual que la mayoría de los sistemas democráticos en otros países, basan su legitimidad en la opinión de la población, en generar un binomio gobierno sociedad que vaya de la mano con el quehacer gubernamental. El clímax de este proceso se da justamente en los procesos electorales, en donde candidatos y partidos políticos se acercan en el transcurso de las campañas electorales a la ciudadanía a mostrar y exponer sus ofertas políticas y así, el menos en teoría, los ciudadanos acuden el día de la jornada electoral, a emitir su sufragio por quienes consideran les ofertó la mejor opción.

 

Este esquema supondría que la participación debería ser en esencia mayoritaria, pero desafortunadamente si analizamos el reciente proceso electoral federal no lo es. Me explico.

 

La opinión que se ha manifestado en diversos medios de comunicación en torno a que la participación ciudadana acreditada en las urnas el pasado 7 de junio fue positiva, ya que alcanzó un 47.72%, tiene diversas explicaciones. Primero es importante decir que la participación de los electores en lo que se ha llamado “elecciones intermedias” ha oscilado en promedio en un 43% de asistencia ciudadana; en las últimas dos elecciones equivalentes en 2003 la participación fue del 41.68% y en el año 2009 en un 44.61 por ciento. Sin embargo, estos comicios tuvieron algunas particularidades derivadas de la Reforma Constitucional en materia político electoral del año pasado que empujaron una mayor participación.

 

La modalidad de que en esta elección federal se conjuntara de manera concurrente con las elecciones locales es un acierto. Así, en 16 entidades federativas en donde hubo procesos electorales locales, más el Distrito Federal, benefició a los ciudadanos que a través de una “Casilla Única” pudieron emitir su voto en una sola casilla, con funcionarios designados por la autoridad electoral que recibieron tanto la votación local como federal. Y hay que decirlo, en 9 entidades federativas se renovó el Ejecutivo local y esto ocasionó que la votación registrada a nivel federal (para la elección de diputados federales) se incrementara. Ahí tenemos casos, por señalar algunos ejemplos, de los estados de Colima, Michoacán y Nuevo León, en donde la participación ciudadana en la elección de gobernador alcanzó 56%, 54.62% y 58.53% respectivamente.

 

Considero que el resultado de incorporar una Casilla Única en elecciones concurrentes es positivo, ya que incrementa la participación ciudadana, simplifica procesos y existe, al interior de la casilla un mayor control. Sin embargo, habrá que analizar otros aspectos tales como la entrega de los paquetes electorales a los respectivos consejos distritales federales y locales.

 

Es un logro importante empatar en una misma fecha las elecciones, aunque soy de la idea que en esta ocasión los comicios locales, sobre todo en donde se eligió gobernador, empujó en participación ciudadana la elección federal. Seguramente en el año 2018, en donde se renueve la Presidencia de la República, los Senadores y los Diputados Federales ésta empujará a las elecciones locales que concurran en la misma fecha.

 

De todas formas, considero que debe revisarse el tema de la participación ciudadana, ya  que si bien, el votar es un derecho, también es una obligación constitucional. Entre mayor participación ciudadana mayor legitimidad a los actores electos, ya sean a nivel distrital, municipal, delegacional, estatal o nacional.

 

No debemos caer en la costumbre que cada 4 o cada 5 de 10 electores deciden por nosotros.  Y peor aún, de ésos 4 o 5, alrededor de 2 electores de cada 10 deciden mayoritariamente al ganador de una contienda electoral y, por ende, el destino de nuestro entorno por los próximos tres o seis años según corresponda.

 

Pasada la elección muchos análisis habrán de hacerse, aquí sólo referimos consideraciones preliminares que pretenden incentivar justamente entrar en el debate de esquemas y propuestas que generen una mayor participación ciudadana en los procesos electorales.

 

@fdodiaznaranjo