Derivado de los estereotipos de la sociedad actual, lamentablemente las personas con discapacidad han sido y siguen siendo discriminadas y poco atendidas, ya que no solo tienen que estar en constante búsqueda de elementos para su habilitación y rehabilitación, sino que también tienen que hacer frente a una serie de factores sociales que dejan a un lado su participación plena y efectiva en la sociedad.
Existen actualmente cinco tipos de discapacidad: 1, física o motriz, 2, mental, 3, intelectual, 4, sensorial y 5, social; y que tales condiciones dificultan su participación plena y efectiva dentro de la sociedad en igualdad de condiciones con otras personas.
Para atender esta problemática, se han desarrollado políticas públicas incluyentes en diferentes sectores de la sociedad, las cuales aún son insuficientes, ya que hace falta inclusión social en temas de: educación, salud, acceso al empleo, y participación política.
Nos enfrentamos a una sociedad con poco o nulo conocimiento sobre la cultura de la discapacidad, tema que debería ser abordado por todos con comprensión y sensibilidad. La sociedad no ha sido correctamente preparada para brindar los apoyos suficientes a las personas con discapacidad, mediante elementos adecuados que incluyan.
Para la inclusión de personas con discapacidad en la participación política, en primer lugar, es necesaria la sensibilización por parte de la sociedad, muy en especial de la juventud.
El hecho de sensibilizarnos como individuos, será el primer paso para percatarnos de los puntos donde existen las carencias de medios idóneos para el correcto desarrollo de los derechos político electorales de las personas con discapacidad, y como segundo paso, es necesario entender a la discapacidad por parte de la sociedad, para así dar pauta al uso de ajustes razonables, entendiendo por estos, las modificaciones y adaptaciones necesarias y adecuadas cuando se requieran en un caso en particular para garantizar a las personas con discapacidad el goce o ejercicio, en igualdad de condiciones con los demás, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales.
En el Tribunal Electoral de la Ciudad de México estamos trabajando en la implementación de ajustes razonables tales como: contar con traductor de señas para personas con sordera en las sesiones públicas, la primer Constitución federal incluyente, programas como “IncluyeTEDF” y “AprendeTEDF” entre otros. El primero de estos programas está encaminado a desarrollar una serie de estrategias que permitan desarrollar las potencialidades humanas de las personas con discapacidad intelectual, contribuyendo a la creación de un entorno favorable para su inclusión social y política. El segundo programa, va encaminado a la difusión de valores en niños, en un inicio era exclusivo para hijos del personal del Tribunal Electoral del Distrito Federal y actualmente se encuentra abierto al público en general.
Esta situación se ha visto reflejada también en las sentencias del Tribunal Electoral de la Ciudad de México, por ejemplo, el expediente identificado como TEDF-JEL-023/2016 presentamos un ejemplo de ajustes razonables y se logró que una persona con discapacidad que obtuvo buenos resultados en sus exámenes de ingreso, obtuviera la protección de sus derechos políticos electorales.
Por otro lado, resulta fundamental que en el siguiente proceso electoral aseguremos la existencia urnas y mamparas accesibles, boletas en braille o bien que se garantice que las personas con ceguera puedan acceder a la casilla acompañadas de otra persona.
Los partidos políticos también tienen su tarea, entre las que se encuentran: crear áreas dedicadas a la atención de las personas con discapacidad en sus órganos de dirección, capacitación constante, e implementación de acciones afirmativas para la postulación de personas con distintos tipos de discapacidad.
En ese sentido, la protección de los derechos político electorales de las personas con discapacidad es una actividad conjunta entre la propia ciudadanía, las instituciones electorales y los partidos políticos.
Flor de loto: Somos distintos para discriminarnos, pero iguales para amarnos.