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Paridad en todo para este 2022

Me gustaría que el 2022 sea un año de avance hacia una democracia paritaria para alcanzar paridad en todo. | Norma de la Cruz Magaña

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Escrito en OPINIÓN el

Empezamos el 2022 y como es habitual en los inicios tenemos expectativas, proyecciones y deseos. En lo personal, porque hay que recordar que lo personal es político, citando a Kate Millet, me gustaría que el 2022 sea un año de avance hacia una democracia paritaria, más acciones que consoliden el ejercicio pleno de todos los derechos, que juntos y juntas aceleremos los pasos para alcanzar paridad en todo.

Basta analizar las cifras, a simple vista hemos alcanzado avances sustanciales y significativos. Sin embargo, existe una brecha de implementación, es decir, existe y persiste un desfase entre lo que estipulan las leyes en comparación con la práctica del quehacer cotidiano. Por ejemplo, entre 1953, cuando a la mujer se le reconoció el derecho a votar y ser votada, y el 2021, año en el que apenas tenemos por primera vez siete mujeres gobernando Estados, existe una brecha de implementación de 68 años. Lo que nos indica que, las desigualdades estructurales siguen prevaleciendo como parte de las prácticas normales, que excluía a más de la mitad de la población de los puestos de representación y de los espacios de toma de decisiones.

Todavía persiste la idea de que “Las mujeres y los niños primero” es un privilegio; y la misma percepción existe sobre la paridad o las cuotas en razón de género. Sin embargo, a los hombres se les asignan los cargos por el hecho de ser hombres, como demostró el experimento realizado por la Universidad de Yale en 2012, en el cual se postulaban dos currículums idénticos y el resultado que arrojó el estudio mencionado fue que el currículum de John fue el mejor puntuado e inclusive se le ofreció más sueldo, a este experimento se le conoce como “el efecto Jennifer y John”. Esta problemática ha llevado a proponer en Europa el uso del “Currículum Ciego”, para evitar estas prácticas en las que el prejuicio sobre los estereotipos de género continúe imperando. Además, las mujeres que logran atravesar el piso pegajoso o romper el techo de cristal, tienen que enfrentar los tóxicos estereotipos de género que las juzga más allá de su desempeño laboral, calificándolas por el hecho de ser mujeres. 

¿Cuál es el reto para el 2022? Nos debe parecer normal, además de necesario, que de las candidaturas y luego la integración de los diversos congresos, cabildos, que de las seis gubernaturas a renovarse tres de ellas sean electas mujeres. En Durango de las 39 presidencias municipales por lo menos 19 deben ser para mujeres, al igual que las sindicaturas. Sin dejar de mencionar que, de las 327 regidurías 163 deben ser para mujeres. Por otra parte, en Quintana Roo también se debe conseguir la paridad total en diputaciones.

Desde 2014, cuando se consiguió el  mayor avance en materia de igualdad de género con la Reforma Político-Electoral que elevó a rango constitucional la garantía de la paridad de género en las candidaturas al Congreso tanto a nivel federal como estatal o, en 2015, cuando se consolidó la obligatoriedad de cumplir con la paridad en el registro de candidaturas, han pasado 8 y 7 años entre estos avances, no puede extenderse la brecha otros 68 años, se debe acotar la proyección para alcanzar la igualdad. Las nuevas generaciones no pueden esperar, sería una afrenta. La conciencia social de las juventudes está encaminada a transversalizar la perspectiva de género, así como vigilar la rendición de cuentas sobre el avance de las mujeres.

Consolidar una democracia paritaria también consiste en marcar una diferencia real en la vida de las mujeres, en los espacios públicos y privados. Implica un cambio sustancial, no sólo en la proporción de mujeres y hombres o de indicadores específicos; sino en las dimensiones más profundas de las normas sociales y el sentido de las identidades: ser valorada y respetada por igual, independientemente del género.

Para que la igualdad de género se haga realidad, los esfuerzos deben ir más allá de la consecución de las estadísticas de paridad de género. En todo el mundo, hay mucho margen de progreso para hacer realidad el acceso de las mujeres a derechos humanos básicos como la educación, el empleo seguro y la propiedad, entre otros. Estos aspectos requieren políticas de apoyo por parte de los gobiernos, pero es necesario trabajar para garantizar que las políticas sensibles al género se apliquen y sean eficaces para permitir un cambio positivo en las realidades vividas por las mujeres.