Como es natural, conforme avanza el inicio del periodo los ánimos se empiezan a calentar y a la menor provocación los coordinadores de los grupos parlamentarios de oposición, principalmente del PAN y del PRD, así como los presidentes de estos partidos políticos declaran que no permitirán al PRI ningún retroceso, que estarán muy vigilantes, que primero se tendrá que aprobar la legislación en materia electoral si quieren que pase la energética entre algunas otras.
Sin embargo, no debemos perder de vista que las condiciones son muy distintas a las del periodo anterior pues en primer término, por tratarse de reformas constitucionales se requería de una mayoría calificada, lo que demandaba necesariamente de la construcción de acuerdos entre el PRI y el PRD en el tema hacendario o con el PAN en el energético.
Tampoco podemos pasar por alto que aún y con todas las críticas que se hicieron al Pacto por México, la realidad es que estaba funcionando y permitió que se consensaran las iniciativas que mas adelante se aprobaron en el Congreso.
En esta ocasión, cada partido está trabajando en sus propias iniciativas y ni siquiera hay acuerdo para que se presenten en una misma Cámara para que sea la de origen y la otra funja como revisora lo que complica el proceso legislativo. Además, para aprobar la legislación secundaria basta con tener una mayoría simple en la votación por lo que las advertencias de los partidos opositores parecen diluirse. En el Senado el PRI suma con sus aliados 62 votos de 128, y en la Cámara de Diputados 251 de 500.
Desde luego lo deseable es que se privilegie el diálogo y la construcción de acuerdos en temas tan importantes para el futuro del país a fin de contar con una legislación sólida y con la mayor legitimidad posible, pero en estricto sentido todo indica que la voz de la oposición ya no será decisoria.
@agus_castilla