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¿Para abril o para mayo?

Es muy importante que nos preparemos para una epidemia larga. | José Antonio Sosa Plata

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Escrito en OPINIÓN el

Primero nos dijeron que nos quedáramos en casa hasta el 19 de abril. Luego que el 30. Y el pasado fin de semana, el presidente Andrés Manuel López Obrador “expresó su confianza” en que la cuarentena se empiece a levantar a partir del próximo diez de mayo. Sin embargo, lo más probable es que el covid-19 extienda el plazo mucho más allá de lo deseable.

Debemos asumirlo. La salida de nuestras casas no será para abril ni para mayo… A menos que las decisiones económicas se impongan sobre las sanitarias, que el presidente así lo decida o que nos vaya “requetebien” porque la curva se aplanó y los hospitales estén operando dentro de sus capacidades.

Mientras tanto, las actividades no esenciales en los sectores público, privado y social seguirán prohibidas. Además, las restricciones tendrán que endurecerse durante la fase tres de la emergencia sanitaria. Si nos atenemos al mensaje de las autoridades de salud, salir en esos días sería irresponsable.

Como el Gobierno de la República ya decidió que no habrá toques de queda, sanciones ni decisiones autoritarias, la comunicación política-persuasiva tendrá que desempeñar un rol central en la nueva etapa a la que estamos a punto de entrar. Del cumplimiento estricto y disciplina que tengamos ante las indicaciones de las autoridades dependerá el tiempo para regresar a la normalidad.

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Nadie deberá sentirse sorprendido ni enojado ni deprimido por las decisiones que están a punto de anunciarse. La razón es contundente. El doctor Hugo López-Gatell, vocero del gobierno de la República, aseguró que el pico del covid-19 en México será en junio y comenzará a bajar entre julio y agosto. Apenas “estamos entrando en los nubarrones de la tormenta”, dijo. Por lo tanto, no existirán las condiciones para salir de los hogares en los tiempos previstos por el presidente, como muchos quisiéramos.

Quedarse en casa requerirá de un enorme esfuerzo y paciencia de todas y todos quienes tienen esa posibilidad. Varias dependencias federales, estatales, municipales y alcaldías están realizando actividades de alto valor para convencer a la población que gobiernan, tanto en sus plataformas digitales como en los productos y contenidos que están generando. El acceso a la información necesaria para sobrevivir y mantenerse ocupado está disponible. La clave está en saber seleccionarla y jerarquizarla.

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En este contexto sin precedente, la tranquilidad y la esperanza de la gente empieza con el acceso a información veraz y confiable. Más cuando estamos frente a un virus diez veces más mortífero que el de la influenza A H1N1que surgió en el 2009.

Para lograrlo, el gobierno federal tiene que resolver cinco problemas:

1. La monotonía en que están cayendo las conferencias de medios. 

2. El exceso de recomendaciones y orientaciones que se están dando a la población a través de todos los medios, sin un esquema apropiado de coordinación. 

3. La abundancia de fuentes y temas en la conferencia de medios.

4. La falta de consistencia o contradicciones en algunos datos relevantes que se están dando día a día.

5. Las actitudes y mensajes que siguen incitando a la polarización y el conflicto político.

Los efectos negativos en la población se tienen que reducir, porque en la etapa más crítica de la pandemia es absolutamente indispensable evitar el miedo, la confusión o el rechazo a las medidas que se deben llevar a cabo. En la medida de lo posible, los gobiernos deberán privilegiar un modelo de participación social en el que la gente acepte y acate las indicaciones. De igual forma, tienen que favorecer la cohesión y solidaridad social. 

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Por otra parte, se tienen que proteger los resultados y avances tan importantes que han obtenido en lo que va de la crisis. En consecuencia, urge retomar el rol central y efectivo de la conferencia de medios vespertina, que tiene que ser la única y en la que se concentren los mensajes principales para la población. Tengamos presente que este formato es el más potente e influyente de la Estrategia de Comunicación.

Para librar la lucha política, ya habrá mucho tiempo cuando termine la emergencia sanitaria.

Con el propósito de cumplir de la mejor manera con los objetivos tácticos de comunicación política de la Fase 3 de la emergencia sanitaria, la experiencia internacional sugiere:

1. Privilegiar los modelos didácticos o pedagógicos en todos los mensajes de comunicación. 

2. Proyectar una imagen de autoridad que cumple lo que ofrece, que da resultados y que mantiene el orden, la confianza y la tranquilidad sin recurrir a la violencia.

3. Mantener un solo vocero y que ejerza sus funciones a plenitud, en un marco de autonomía institucional. Los mensajes presidenciales y los de los titulares del poder ejecutivo a nivel estatal o municipal deben ser reservados para los asuntos de la mayor importancia.

4. Los mensajes sobre lo que debe hacer la población tienen que ser más firmes, directos, sencillos, concisos y claros. El cuidado excesivo de las formas, la subordinación a las y los jefes y el “Manual de Carreño” aquí no se necesitan. 

5. Diferenciar con toda claridad en la narrativa las acciones que corresponden a las autoridades de las que dependen de cada persona. Es fundamental que el llamado a la responsabilidad lo asumamos por convencimiento.  

6. Identificar muy bien a las audiencias y utilizar los medios para llegar en forma directa a cada una de ellas. No todas ameritan un espacio en la conferencia de medios.

7. De común acuerdo con los medios, evitar la difusión explícita de hechos demasiado trágicos o violentos, impactantes, sensacionalistas o de los cuales no se tenga absoluta certeza.

8. Crear conciencia en los noticieros, conductores, reporteros y líderes de opinión sobre las noticias que podrían producir daño en el estado emocional de la población.

9. Evitar los mensajes politizados, oficialistas o demagógicos que puedan insultar el ánimo y apoyo a la gente en los momentos más difíciles.

10. Impedir la revictimización.

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Para terminar. El mayor reto para las autoridades de gobierno en sus tres niveles siguen siendo las personas en situación de desventaja que, literalmente, han sido arrolladas por la crisis del covid-19. Desafortunadamente, muchas de ellas tendrán que esperar más tiempo porque los recursos del Estado son insuficientes y a otros, simplemente, no se les está considerando.

Recomendación editorial: Carlos Andréz Pérez Múnera. Claves para dirigir en tiempos de crisis. Liderazgo bajo presión. Medellín, Editorial Universidad EAFIT, 2009.