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Panorama sombrío para la niñez

El panorama para la niñez en nuestro país es sombrío y ello nos debe convocar a la reflexión sobre lo que nos depara el futuro. | Agustín Castilla

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Escrito en OPINIÓN el

Cada inicio de ciclo escolar, el 30 de abril en que se les celebra, o con cualquier otro motivo, escuchamos discursos grandilocuentes que nos recuerdan que las niñas y niños son el futuro de México. Sin embargo, estas palabras no parecen corresponder con la realidad, pues el panorama para la niñez en nuestro país es sombrío y ello nos debe convocar a la reflexión sobre lo que nos depara el futuro si no logramos modificar sustancialmente la tendencia actual.

Como cada año desde 2010, la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) presentó el Balance 2019 cuyo título es por demás elocuente: “Infancia y Adolescencia en México, entre la Invisibilidad y la Violencia”, en el cual nos comparte datos sumamente preocupantes que nos revelan el nivel de riesgo para este sector de la población -llegando a equipararse con países en guerra como Irak-, y que debería ser prioritario y por tanto contar con un sistema de protección especial atendiendo al interés superior de la niñez conforme lo dispone el artículo 4º constitucional.

De acuerdo al informe de la REDIM, 3.6 menores de edad son asesinados diariamente, uno de cada diez feminicidios es cometido contra mujeres de 0 a 17 años, se registran 4 desaparecidos cada día, 3,320 han sido víctimas de trata de personas entre enero de 2015 y junio de 2019, y se observa que el crimen organizado está reclutando niños de entre 10 y 11 años para ser usados como halcones, para procesar y distribuir sustancias ilícitas o como sicarios. Aunque no se tienen cifras confiables sobre el número de niñas, niños y adolescentes que han sido reclutados por grupos delincuenciales, se estima que pueden ser alrededor de 30 mil.

Por su parte, de un estudio realizado por la CNDH y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM sobre “niñas, niños y adolescentes víctimas del crimen organizado en México”, se desprende que más de 30 mil menores de edad han perdido a sus padres dejándolos sin cuidados parentales. Es decir, han quedado huérfanos por la delincuencia organizada colocándolos en una situación de grave vulnerabilidad.

A todo ello hay que agregarle que la Asociación para el Desarrollo de Personas Violadas AC (ADIVAC) considera que cerca de 5 millones de niñas y niños padecen violencia sexual y, de acuerdo a datos de CONEVAL, la mitad de la población infantil y adolescente vive en condiciones de pobreza en tanto que 3,720,00 se encuentra en pobreza extrema, y 1 de cada 10 no asiste a la escuela. También la UNICEF señala que el 10% de los menores de 5 años enfrenta problemas de desnutrición crónica, mientras que 1 de cada 3 niñas y niños de 6 a 11 años presenta sobrepeso y obesidad.

Si bien este preocupante panorama se ha venido incubando desde hace muchos años y por ende no es responsabilidad exclusiva del actual gobierno, las señales en este año tampoco han sido muy alentadoras como lo indica la ausencia del presidente López Obrador en las dos sesiones ordinarias del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) que se llevaron a cabo en abril y octubre del año anterior, o la falta de respuesta a los llamados urgentes para desarrollar una estrategia nacional de prevención y atención a la violencia armada contra la niñez con la participación de expertos internacionales y sociedad civil que permita definir los tramos de responsabilidad institucional en cada uno de los tres niveles de gobierno.

En el Balance 2019 también se afirma que las “niñas, niños y adolescentes se volvieron invisibles para esta nueva administración al no formar parte de los 25 proyectos estratégicos y que “dejar fuera a la niñez de los programas prioritarios responde a una mirada adultocéntrica que la considera como objetos de protección”.