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PAN: Tiempo de evaluar, criticar y construir

En lo que respecta a Congresos locales, el PAN también logró un incremento notable.

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Escrito en OPINIÓN el

Realizar lecturas superficiales de los resultados de la jornada electoral del pasado súper domingo 7 de junio -en el cual se disputaron no sólo la renovación de la Cámara de Diputados, sino también 9 gubernaturas, 16 Congresos locales, 836 ayuntamientos y 16 delegaciones- puede servir para ganar portadas y titulares, pero no aporta nada a la reflexión, ni al fortalecimiento del partido que, más allá de interpretaciones parciales, se consolida como un partido sólido y en crecimiento, a nivel federal, estatal y municipal.

 

Pero las lecturas parciales se contrastan con datos duros y estos demuestran que -en un contexto inédito de competencia partidista, nuevas reglas y árbitros, hartazgo social y con la maquinaría del ‘PRI Gobierno’ operando como en los viejos tiempos- en el PAN logramos:

 

Mantener y consolidar la posición como segunda fuerza electoral en el Congreso, al aumentar de 52 a 55 el número de diputados federales de mayoría relativa conseguidos en 2012, aunque en el reparto de “pluris” para los 9 partidos que mantuvieron el registro –incluidos los que no existían en la elección pasada- tendremos una disminución de 5 curules en la próxima bancada en San Lázaro.

 

Aquí se debe mencionar que, además de los nuevos partidos, el PRI y sus aliados Verdes concertaron una alianza parcial y burlaron la ley electoral para evitar caer en la cláusula de sobrerrepresentación, y así obtuvieron 47 “pluris” para el partido oficial y otras 18 para los Verdes; con esa estrategia mañosa, el PRI-Verde podrá rebasar el 50% de los votos en la Cámara con sólo el 40% de la votación nacional.

 

Y lo reconocemos: el 21% de la votación para diputados federales no es el ideal y nos obliga a reflexionar sobre cómo acercarnos con más efectividad a la ciudadanía, pero tampoco es el único resultado que se debe tomar en cuenta para valorar el trabajo que hicieron, de la mano de la dirigencia nacional, miles de candidatas y candidatas panistas a diputados locales y alcaldes de todo el país.

 

Por cierto, la gran mayoría de candidaturas panistas surgieron por vez primera –salvo en excepciones solicitadas por los propios Comités Estatales- del voto libre, secreto y directo de la militancia, no por imposiciones centralistas como las de 2009, cuando el CEN canceló asambleas en todo el país y designó a 194 de 300 candidatos a diputados federales, además de tres candidatos a gobernador.

 

Los resultados de esta democratización de los procesos internos del partido son alentadores en 12 de 17 elecciones estatales, en las cuales, al trabajar unidos, logramos aumentar en 34% la población gobernada por Acción Nacional, al pasar de 11 millones 307 mil 703 a 15 millones 101 mil 852 habitantes.

 

 

 

Este crecimiento en lo local también brinda la oportunidad de reforzar la vocación municipalista del PAN, haciendo gobiernos cercanos y de alto contacto ciudadano.

 

Dentro de estos triunfos municipales, destaca la recuperación de Huixquilucan, Naucalpan, Cuatitlán Izcalli, y el refrendo de Atizapán y Huehuetoca, con lo cual logramos recuperar el “Corredor Azul” mexiquense que se perdió en 2009; además, con el triunfo en León y San Miguel de Allende, y el refrendo en Celaya, Irapuato y Salamanca, el “Corredor Industrial” de Guanajuato también se vuelve a pintar de azul.

 

 

En lo que respecta a Congresos locales, el PAN también logró un incremento notable: en Baja California Sur, Nuevo León, Querétaro y Guanajuato, por ejemplo, nos consolidamos como primera fuerza legislativa, al crecer en el número de diputaciones de mayoría relativa de 7 a 15, de 12 a 16, de 7 a 12, y de 18 a 21, respectivamente. En Colima, también subimos de 6 a 11 diputados de mayoría y pasamos de ser segunda a primera fuerza electoral; otra entidad que registró un aumento considerable de representación panista fue Campeche, donde sólo teníamos un diputado local de mayoría, y en la próxima legislatura tendremos 8.

 

En términos globales, de las 363 diputaciones de mayoría votadas en las urnas el pasado domingo 7 de junio, el PAN se alzó con 112 (33 nuevas), lo que representa un incremento de 41% de curules de mayoría para el partido.

 

 

Desde esta posición robustecida en los Congresos estatales, los diputados locales de Acción Nacional darán la pelea para seguir siendo un contrapeso real del PRI y sus gobernadores.

 

Y hablando de gobernadores, en esta elección el PAN debemos reconocer que tuvimos una dolorosa derrota en Sonora por la crisis de confianza hacia el Gobierno del estado, pero por otro lado ratificamos la gubernatura en Baja California Sur –la primera disputada y ganada en la actual dirigencia- y logramos recuperar el mando del gobierno estatal de Querétaro, que se había perdido en 2009; esta nueva alternancia, por cierto, no tiene precedente en la historia del partido.

 

Desde mi responsabilidad en el Comité Estratégico de Elecciones, reconozco con autocrítica que los resultados del 7 de junio no fueron los óptimos, pero de ninguna manera puedo aceptar las versiones catastróficas de aquellos que sólo alientan la división al interior del partido para justificar sus errores pasados. El PAN habrá de enfrentar un proceso de renovación inmediato de su dirigencia nacional -derivado precisamente de los nuevos estatutos que hacen concurrente la elección interna con el proceso electoral federal- y en este contexto, la militancia habrá de expresar su sentir y será su voluntad, y no la de algunos iluminados con expresiones mesiánicas, la que defina el rumbo del partido.

 

Sólo así -con la militancia haciendo valer su voz y voto- podremos enfrentar con éxito las 13 elecciones estatales de 2016 y, en el momento indicado, arrancar la discusión sobre posibles candidatas y candidatos para un 2018 que todavía está muy lejano, aunque algunos busquen desde ya reflectores mediáticos, olvidando aquello de que “no por mucho madrugar, amanece más temprano”.

 

@JVillalobosS