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Pacto de impunidad: reforma energética y corrupción

El fracaso del gobierno federal para dirigir la economía nacional es evidente. El año pasado, en medio de una intensa propaganda sobre el “Momento México”, iniciaron con un pronóstico de crecimiento del PIB cercano al 4%, que tuvieron que ir reduciendo, muy a su pesar, conforme los resultados reales de cada trimestre revelaban lo equivocado de su pronóstico.

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Este año, vamos por el mismo camino: con el crecimiento desestacionalizado de 0.6% del primer trimestre, ya tuvieron que reducir su pronóstico de 3.9% a menos de 2.7 por ciento. Como no se ve un cambio de tendencia en abril y mayo, seguramente, al darse a conocer los resultados del segundo trimestre, tengan que reducir su pronóstico a menos de 2% y para final del año, vamos a acabar igual que en 2013, con un crecimiento per cápita de cero, ¡cero%!

Ya el Banco Mundial ajustó su expectativa de crecimiento económico del 2.7 al 2.3 por ciento para este año. Trimestre tras trimestre el gobierno corrige sus números, en 31 años de neoliberalismo ha salido siempre con la misma cantaleta de que con las reformas estructurales el país crecería económicamente y han sido puras falsedades.

Ahora nos dicen que con la reforma energética las cosas van a cambiar. Para justificar nuestro escepticismo, quisiera darles algunos datos de los resultados de estas políticas económicas que han venido impulsando el PRI y el PAN, que son las mismas, como vamos a comprobar una vez más con los votos de estos dos partidos respecto de la reforma energética. La consecuencia de estas políticas es nuestra caída del PIB entre 2001 y 2013, en que pasamos de la 9ª a la 14ª posición en el mundo, superados por Brasil, Rusia, India, Australia y España, así como nuestra caída en el PIB per cápita del lugar 47 al 71.

Conviene señalar que el crecimiento de la economía mundial en el periodo fue de 126% en tanto que la mexicana lo fue de 80.9%, ubicándonos en el lugar 25 de crecimiento entre las 30 principales economías del mundo, ampliamente superados por Rusia con 591%, China 575%, Indonesia 441%, Turquía 319%, Brasil 295%, Australia 294%, Francia 104%, Holanda 100%, Alemania 91% e Italia con 84 por ciento. Conviene señalar que en el mismo periodo, nuestra participación en la producción mundial de bienes y servicios se redujo de 2.26% a sólo 1.81%, es decir, nuestra pérdida en la generación y aportación a la riqueza mundial fue de -20% por ciento.

¿Cómo podemos tener confianza en sus pronósticos optimistas del futuro con estos resultados catastróficos? Peor todavía, ¿Cómo podemos creerles su pronóstico de 2 ó 3 puntos más de crecimiento en 2016 si no aciertan en su pronóstico para el año en curso? ¿Si no nos pueden dar una explicación razonable de por qué el crecimiento en 5 trimestres de su gobierno difícilmente llega a 1 por ciento?

Su apuesta de la mejoría económica con la reforma energética es una falacia, además de que implica entregar gran parte del patrimonio nacional. Estos días han quedado de manifiesto con mayor crudeza los alcances nocivos de esta reforma privatizadora, que tienen prisa en que se apruebe en plena época de distracción nacional con el Mundial.  Esta reforma no sólo es un acto de traición a la patria y un atraco nacional, sino que no resiste la prueba de un análisis económico y de beneficio para el país. Es ni más ni menos que un pésimo negocio para el país, y un jugoso negocio para unos cuantos: las trasnacionales, sus socios mexicanos y la camarilla corrupta enquistada en la burocracia dorada del sector energético y hacendario del país.

En las reuniones que las comisiones de Hacienda y Energía han celebrado en la Cámara de Diputados con funcionarios de Hacienda, la Secretaría de Energía y Petróleos Mexicanos, ha quedado claro que no tienen argumentos para sostener la privatización del petróleo. A cada uno de los funcionarios se les preguntó cuántos dólares ingresarían al país por cada barril de petróleo extraído por las empresas privadas, y sus respuestas fueron contradictorias.

El Subsecretario de Ingresos Miguel Messmacher no lo precisó e incluso en su presentación habló de que ingresaría al país el 90 por ciento de lo que costara producir por cada barril, lo cual es absurdo porque implicaría que todas las utilidades de las empresas privadas ingresarían al fisco. Por su parte la subsecretaria de Hidrocarburos Lourdes Melgar salió con la gracejada de que el 100 por ciento de la renta nacional ingresaría al país producto de la explotación de nuestros yacimientos por particulares. ¿Qué significa esto? Qué las empresas trasnacionales entregarían íntegros sus ingresos a la nación, razón por la cual les dije que abría que reconocerles su filantropía y generosidad como damas de la caridad.

El Director de PEMEX, Emilio Lozoya, por su parte salió con la respuesta demagógica de que la renta petrolera de México es la que define la Constitución, la cual ya fue pisoteada por el prianismo. No quiso arriesgar una cifra porque sabe en su fuero interno, que el país apenas llevará pobres regalías por estas operaciones.

En estas sesiones, Hacienda, en voz del subsecretario de Ingresos, reconoció que no tiene la capacidad para fiscalizar la producción y los costos de las empresas trasnacionales que exploten nuestro petróleo, lo cual es alarmante porque pueden saquear impunemente a nuestro país. Brasil por esa razón determinó que todos los nuevos yacimientos sean manejados por Petrobras.

De esta manera, podemos sacar dos primeras conclusiones: no hay claridad en los ingresos nacionales producto de la privatización del petróleo y los hidrocarburos, y Hacienda es incapaz de una supervisión adecuada. Con esta pobre fiscalización es evidente que se multiplicarán los casos de corrupción en el sector energético, que pareciera es lo que buscan sus promotores.

Pero lo más grave de estos días es constatar el Pacto de Impunidad entre el PRI y el PAN para echarle tierra al caso de Oceanografía. Este acuerdo perverso se traduce en dejar en una ridícula inhabilitación por parte de PEMEX las tropelías de la empresa, diluir el delito de fraude en perjuicio de Banamex, como lo apunta el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, y el hecho de que la paraestatal no ha presentado una sola denuncia penal en contra de la naviera por incumplimientos, corrupción, tráfico de influencias y demás delitos asociados a sus operaciones corruptas.

Este Pacto de Impunidad se presenta para asegurar los votos azules en la reforma energética a cambio de la impunidad en el caso de Oceanografía y otros más, como los de Evya, Hewllet Packard, Siemens, Mexicana de Lubricantes, etc. etc. Por tal razón en este país de cínicos que es promovido por la cúpula del PRIAN no sería raro, como le dije a Emilio Lozoya en su comparecencia en la Cámara de Diputados, que Amado Yáñez terminará como héroe nacional.

 

@RicardoMeb