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Octavio Ducoing: otra víctima de la "justicia"

No cabe duda que la historia de Octavio Ducoing es una más de tantas en que la víctima de un delito también lo es de nuestro deficiente y corrupto sistema de procuración e impartición de justicia; es decir somos doblemente víctimas, primero de la delincuencia y luego de las autoridades. Conforme pasa el tiempo y tenemos acceso a más detalles, la indignación y preocupación no pueden menos que crecer

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Escrito en OPINIÓN el

El 20 de noviembre del 2013, Ducoing, fue secuestrado en su domicilio por unas personas supuestamente interesadas en comprar una camioneta que estaba vendiendo, lo encajuelaron en otro vehículo pero logró escapar gracias a que se dedica a la reparación de coches y por tanto conocía el mecanismo de la cajuela. A diferencia de lo que generalmente pasa -nunca se encuentra a un policía cuando se le necesita-, tras escapar encontró a una patrulla por lo que los secuestradores abandonaron el coche y se dieron a la fuga en la camioneta de la víctima.

Días después, la policía detuvo a Roberto Castañeda Hernández cuando circulaba en la camioneta robada con placas sobrepuestas. Sin embargo, a pesar de que además Ducoing reconoció plenamente al secuestrador y que en el vehículo del que escapó encontraron la huellas de Castañeda, el Juez undécimo penal del Distrito Federal Eduardo Mata lo liberó por "no contar con pruebas suficientes".

Como era de esperarse, en cuanto el escándalo en los medios de comunicación empezó a crecer y se empezó a cuestionar la decisión del juez, este trató de responsabilizar a la Procuraduría General de Justicia quien obviamente lo negó pero para no entrar en las particularidades del caso, la realidad es que el presunto secuestrador anda libre y aún cuando el Tribunal Superior de Justicia rectificara y ordenara su detención, lo más probable es que este se haya ido muy lejos y sea muy difícil de encontrar.

Mientras tanto, además del coraje y del sentimiento de impotencia que lógicamente invaden a Octavio Ducoing, teme por su seguridad y tal parece que a nadie le importa. Apenas hace unos días la Comisión de Derechos Humanos del DF hizo un tímido pronunciamiento. De por sí es muy grave que no podamos vivir con tranquilidad ante la amenaza constante de que en cualquier momento, por más que se empeñen en negarlo, podamos ser víctimas de la delincuencia, para que aunado a ello tengamos que cuidarnos de las mismas autoridades ante su incapacidad, la ausencia absoluta de sensibilidad y en no pocos casos de su perfil delictivo.

Paradójicamente y en abono a la desconfianza, esta historia se da justo en el momento en que el Gobierno Federal reconoce que uno de los delitos que más agravia a la sociedad y que se ha venido incrementando en los últimos meses, es precisamente el del secuestro y anuncia con un gran despliegue mediático una serie de medidas para combatirlo.

@agus_castilla