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¿Obras de relumbrón?

Las megaobras son armas de doble filo para la imagen de los gobernantes. | José Antonio Sosa Plata

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Escrito en OPINIÓN el

Impresionante. El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció la construcción del Complejo Cultural del Bosque de Chapultepec, un circuito de 800 hectáreas que se convertirá en “el espacio artístico-cultural más grande e importante del mundo”.

La zona tendrá más de 800 hectáreas de bosque. Incluirá jardines, explanadas, espacios culturales y artísticos, 11 museos, cinco parques, el Panteón de Dolores, la Feria y tres centros hípicos, entre muchas otras funciones y actividades.

El espacio será un nuevo destino para el entretenimiento, la convivencia y la cultura.

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Hay que reconocerlo. Desde hace décadas no se había proyectado en el país una obra de esta magnitud. El proyecto estará bajo la responsabilidad del pintor Gabriel Orozco y del promotor Isaac Masri. Y será una de las principales megaobras del presidente. Por lo tanto, ya está bajo el escrutinio, la lupa y la mirada crítica de sus adversarios.

Sin considerar la trascendencia que seguro tendrá el proyecto para recomponer el tejido social, impulsar la vida cultural y fortalecer la actividad turística de la #CDMX, algunos le dirán al presidente que el país tiene hoy necesidades más urgentes. Otros, que con obras de “relumbrón” no se logrará consolidar la Cuarta Transformación que comprometió para la nación, ya que “el valor de la obra es más aparente que verdadero”.

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Por lo pronto, el anuncio desató las primeras dudas y suspicacias:

1)   ¿Por qué no estuvieron durante la presentación del proyecto la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, y el alcalde de la Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo?

2)   ¿Por qué la Guardia Nacional será la encargada de la vigilancia del Complejo y no las autoridades locales?

3)   ¿Y por qué se dejó la dirección del proyecto a un pintor, y no a un especialista con la experiencia y las capacidades para proyectar y supervisar una obra de las características y dimensiones que se anunciaron?

Además, falta conocer con detalle el presupuesto, las empresas que participarán en las obras de construcción y la forma en que se integrarán y coordinarán las diversas instituciones federales y locales involucradas.

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Por su costo, magnitud y trascendencia, tal vez seremos testigos de una de las megaobras principales de la administración del presidente López Obrador. Estará a la altura del nuevo aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas. Pero por el impacto que podría lograr en la población, sería injusto calificarla como una obra de relumbrón, pues con base en la información disponible no se puede afirmar que se trata, simplemente, de un “golpe de luz vivo y pasajero”, como se define al concepto en el diccionario.

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Sin embargo, es prematuro augurarle al proyecto el éxito que merece. Durante los últimos sexenios, la cancelación de megaobras fue una constante. Los expresidentes Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto prometieron la realización de proyectos tanto o igualmente atractivos y los redujeron o de plano cancelaron.

Así sucedió, por ejemplo, con el Aeropuerto de Texcoco, la Refinería Bicentenario, Cabo Pulmo y el Tren Bala México-Querétaro. De la misma manera, han quedado en la “memoria histórica” obras inútiles, recortadas y con proyectos controvertidos, ya sea por corrupción y/o por una mala administración. ¿Quién no recuerda la Estela de Luz, la Biblioteca Vasconcelos, el nuevo Senado de la República, la Línea 12 del Metro o el desnivel Mixcoac-Insurgentes?

Por si no lo leíste: Cancelación NAICM. las megaobras ya prometidas que Fox, Calderón y Peña también cancelaron.

En todos estos mega proyectos, la apariencia se impuso sobre la calidad. Y algunos quedaron convertidos, simplemente, en “elefantes blancos”, ya que su utilidad se ha visto afectada por los sobrecostos, la pérdida de tiempo, los conflictos entre personajes e instituciones y, también, por las críticas que desataron contra los exmandatarios.

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Prometer mucho, no empobrece, cierto. Pero al hacerlo se entra en una zona de riesgo de la cual muy pocos logran salir bien librados. Los ejemplos que se han documentado en las democracias modernas demuestran lo fácil que es equivocarse y los altos costos que tienen las ocurrencias, caprichos o imposiciones autoritarias de algunos gobernantes.

Lee más: México Evalúa califica a las megaobras en México.

Las megaobras son uno de los apartados principales que debe contener una #Estrategia de #ComunicaciónPolítica. Por eso, su diseño conceptual, técnico, presupuestal y operativo debe ser tratado con el mayor detalle y cuidado posibles.

La razón es muy sencilla, pero de gran peso:

Ninguna acción de comunicación podrá corregir a fondo errores como los que se han cometido en el pasado. La realidad siempre terminará imponiéndose y la sociedad siempre terminará castigando a los políticos y a los partidos que sólo trataron de engañar, manipular o sorprender a la población.

¿Está preparado el equipo del presidente para no tropezar con la misma piedra?

Lee la opinión de una experta: Diana Lorena Giraldo Ospina. Megaobras: un neologismo construido a gran escala, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, España.

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