Main logo

Obama para Hillary

El principal defecto de Hillary Clinton y su detractor más importante es ella misma.

Por
Escrito en OPINIÓN el

Me queda claro por qué razón, en el año 2008, Barack Obama le arrebató la candidatura presidencial a Hillary Clinton, como quitarle un dulce a un niño (odio esta frase, pero refleja bien lo que quiero decir). ¿A qué me refiero? Pues muy sencillo: todos aquellos que siguieron de cerca el desarrollo de la Convención Demócrata durante la semana pasada se habrán podido dar cuenta que el mejor discurso de todos fue el del presidente Barack Obama. Aclaro que es mi opinión , pero no creo estar tan errado. ¿Por qué lo digo? Así, sin rodeos ni tapujos, creo que Hillary Clinton no es carismática. Le falta mucho para serlo. Es una mujer muy inteligente que admiro, respeto y me gustaría lograr la mitad de lo que ella ha logrado en la vida (y pensaría que me fue bien). Sin embargo, no entusiasma; la multitud no se vuelca hacia ella en aplausos desbordados, como lo hace con Barack Obama o con su esposa Michelle Obama.

 

A ver, no nos equivoquemos: la semana pasada yo hablé de las claves para entender a Trump, y comentaba que se hacía necesario remontar el análisis al pasado, porque el triunfo de Trump tiene que ver con el enojo y la frustración de una parte importante del electorado estadunidense. Aquellos que no han logrado prosperar, que no tienen un mejor trabajo, que su sueldo no les alcanza para nada, que tienen deudas y no pueden pagarlas, etcétera. Y encima de ello, los corren de sus empresas porque las compañías se están mudando a otros países, en donde es más barato producir cosas. Es evidente que este es un caldo de cultivo para que la frustración se descarrile y caiga en los extremos como a los que ha llegado Trump. Si a ello le sumamos la poca educación de esta clase media que no suele destacarse por ser estudiosos de los hechos, pues no hay mucho para dónde hacerse: el resultado es visible para todos.

 

Pero entonces, ¿qué se necesita? Yo mencioné que teníamos que hablar esta semana de las acciones que deben tomarse de ahora en adelante. La primera de ellas es dejar de hablar desde la razón, para hablar desde la emoción (sin importar cuál es nuestra posición o interés). Si Hillary Clinton quiere ganar la presidencia de los Estados Unidos, tiene que ser capaz de conectarse emocionalmente con el electorado. La elección de noviembre próximo es más bien un “referéndum” sobre si la ciudadanía de Estados Unidos quiere a Trump o no. Y nadie está poniendo sobre la mesa el beneficio de que Hillary Clinton sea presidenta; es más bien el miedo a que el dictador de Trump gobierne una nación que tiene armas nucleares y se enoja por cualquier cosa. Digo, Hillary tiene muchísimas cualidades, pero tenerlas –como tal– no le ganará votos. Necesita que la gente la quiera (y la gente no la quiere mucho). Allí está su principal defecto y su detractor más importante: ella misma.

 

Donald Trump tiene clarísimo lo que quiere lograr en esta elección y me parece que también tiene perfectamente delineado cómo va a ganar la elección. Su nominación republicana estuvo llena de odio, de división, de racismo, de nativismo, de cinismo y de muy poco sentido común. Fueron puras quejas y muy pocas propuestas. En cambio, la convención demócrata fue lo contrario: propuestas, esperanza, acción, futuro, etcétera.

 

Pero lo más importante de todo es que tenemos que hacer el análisis que, todos estos sentimientos e imágenes positivas, no vinieron necesariamente de Hillary o de su candidato a la vicepresidencia Tim Kaine. Ellos dos, como fórmula, no han logrado despertar entusiasmo. Los mejores discursos tuvieron que venir de Barack Obama, de su esposa Michelle y del vicepresidente Joe Biden. Con un carisma inigualable, ellos tres conquistaron a la audiencia; me queda claro por qué estuvieron ocho años en la Casa Blanca. Obama es uno de los mejores oradores políticos del mundo de hoy. Y por ende, él y su esposa, Michelle Obama, son los mayores activos que tiene Hillary Clinton y el Partido Demócrata para ganar la Casa Blanca en noviembre. Lo mejor que pudo haber dicho Obama fue: hagan por Hillary lo que harían por mí. Es casi como si le estuviera transmitiendo un poco de su carisma. De otra manera veo difícil que gane.

 

En conclusión: esta elección se definirá totalmente en el campo de las emociones: es una lucha del enojo, la frustración y la ira, contra la esperanza, la tenacidad y la perseverancia. Espero que las películas de Hollywood donde siempre ganan estos segundos se conviertan en realidad, porque francamente el panorama se antoja muy complejo.

 

@fedeling

@OpinionLSR

 

También te recomendamos:

Claves para entender a Trump

Defenderse

> Lee más sobre el autor