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Nuevo método para elegir rector en la UNAM

Tema obligado para los aspirantes al cargo.

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Escrito en OPINIÓN el

La fórmula que desde 1945 se utiliza para nombrar al rector de la UNAM consiste en que la Junta de Gobierno, integrada por 15 universitarios, tras auscultar a la comunidad universitaria y a los aspirantes a ese cargo, así como publicar una terna de finalistas, designa a quien estará al frente de la máxima casa de estudios por cuatro años.

 

Este método cerrado y poco democrático es ampliamente criticado al interior de la UNAM. Es un tema de debate recurrente cada vez que hay elección para rector. Cada cuatrienio, autoridades y candidatos afirman que se revisará el modo en que se elige rector, pero nunca se discute el tema con miras a reformarlo.

 

En fechas recientes, miembros de la comunidad universitaria han hecho pública su defensa a esta forma de elección. Afirman que la designación de la Junta de Gobierno garantiza la estabilidad, autonomía y gobernabilidad de la UNAM. Que abrir la elección de esa autoridad al voto de la comunidad universitaria facilitaría la intromisión de intereses externos en la decisión de los universitarios.

 

Coincido con la opinión sobre la inviabilidad de elegir al rector mediante el voto directo de los universitarios. La UNAM tendría que hacer esfuerzos extraordinarios para aspirar a que dichas elecciones fueran libres y limpias. Me parece que un proceso así sería un desgaste innecesario para la universidad.

 

Sin embargo, ¿una instancia compuesta por 15 personas, sin soslayar la destacada trayectoria de los integrantes de la Junta, es menos propensa a ser influida por poderosos intereses? ¿La Junta de Gobierno es el único órgano de gobierno de la UNAM que garantiza la defensa de la autonomía, la gobernabilidad y la estabilidad?

 

Mi respuesta es que la UNAM cuenta con otros órganos de gobierno que también velan por la autonomía y estabilidad de la universidad y, además, se caracterizan por poseer notoria representatividad. Me refiero al Consejo Universitario. En él se encuentran representados todos los sectores que componen la universidad: académicos, directores, estudiantes y trabajadores de los centros de estudio de todo el país y de todos los niveles (prepas, CCH). Está integrado por 299 universitarios que son elegidos por el voto libre, directo y secreto de sus comunidades.

 

El Consejo Universitario podría intervenir en la elección del rector. No se propone eliminar la participación de la Junta de Gobierno, al contrario, ambos órganos podrían tener funciones específicas en dicha elección. La Junta podría realizar la auscultación tradicional para integrar la terna de candidatos. Pero en lugar de que ella misma designe al rector, presentaría la terna al Consejo para que éste elija por votación al aspirante que encabece Rectoría. Esta forma de elección sería muy similar a la que siguen algunos países para elegir mandatario: El congreso es el que decide quién es jefe de Estado o Gobierno. Es decir, se utiliza la democracia indirecta.

 

Este método “compuesto” fomentaría que los candidatos a rector presenten sus propuestas y planes a la comunidad universitaria de una manera más directa y abierta. A su vez, los representantes universitarios tendrían que dialogar con sus comunidades para determinar su voto. La UNAM ganaría ya que la vida democrática se robustecería y las elecciones de consejeros tendrían que ser más cuidadas y transparentes.

 

La máxima casa de estudios no puede seguir eligiendo a su rector mediante procedimientos más cerrados y opacos que los utilizados en el Vaticano para elegir Papa. Los actuales aspirantes a encabezar la UNAM deben presentar una propuesta de cambio en el método para la elección de rectoría y comprometerse a llevarla a cabo durante su cuatrienio, en caso de ser electos.

 

Precisamente aquellos aspirantes a los que se les cuestiona su falta de autonomía e incluso se duda de su legitimidad, responderían de buena forma a esas críticas al comprometerse a cambiar la forma en que se elegirá o reelegirá al rector en cuatro años.