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Notre Dame de París

Notre Dame sobrevivió a la Revolución Francesa y la derrumba un descuido: aunque la investigación está por hacerse. | María Teresa Priego

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Escrito en OPINIÓN el

En la explanada frente a Notre Dame, junto a un hotelito que lleva su nombre – cabellos largos, pies descalzos- una gitana danza con su cabra. Bastaba cerrar los ojos para imaginarla. Esmeralda es, será siempre uno de los personajes más bellos de la literatura francesa. De golpe me atraviesa lo inimaginable: Esmeralda es eterna, y Notre Dame ya no. ¿Ahora tendremos que imaginarlas a las dos? Las llamas, ayer. El humo que devora el cielo de París. En esa novela magnífica, Esmeralda está en peligro. Quasimodo la toma entre sus brazos y grita: “Asilo, Asilo”. Las iglesias abrían sus puertas y concedían (o no), el derecho de asilo. Los representantes de la ley de los hombres no podían detener a nadie allí dentro. Las puertas se abrieron. Víctor Hugo escribió: “la justicia humana se detenía en sus umbrales”.

El fuego ayer no se detuvo ante esos umbrales. Unos minutos después de las siete de la noche comenzó a circular la primera imagen: una inmensa columna de humo ascendía desde la iglesia de la catedral de Notre Dame y devoraba el cielo de París. En horario de primavera era aún de día. Fuimos viendo crecer las llamas, escuchando las entrevistas con los parisinos y los turistas atónitos. El ruido de las sirenas. La noche cae. ¿Notre Dame en llamas? Recordé la novela histórica “¿Arde París?” de Collins y Lapierre, llevada al cine por René Clément. Hitler había dado órdenes a Choltitz, el general de ocupación: si estaban obligados a liberar la ciudad, debían hacerla estallar antes de retirarse, con bombas colocadas en los más importantes monumentos históricos. Choltitz no lo hizo.

Esas escenas tan irreales. Notre Dame data de 1342, “una obra maestra del estilo gótico” construida “en el lugar de un templo pagano de Lutecia”, explica el historiador Gauthier Rybinski (en entrevista canal France 24), “allí donde Víctor Hugo encontró el lugar ideal para recrear una pasión humana paroxística”. El historiador habla, miramos el fuego detrás del rosetón. Reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. “El corazón de París”. La isla de la Cité está acordonada. Los bomberos tardaron una hora en llegar, las callecitas angostas de la ciudad les dificultaron el acceso. El chorro de las mangueras no alcanzaba la altura necesaria. Arrojar toneladas de agua desde un avión (como sugirió Trump alegremente), podía provocar un derrumbe y poner en riesgo la vida de personas.

Presenciamos la caída de la aguja de los apóstoles (construida por el arquitecto Viollet-Le-Duc en el siglo XIX) en llamas. Una frase muy similar se repite: “Notre Dame desaparece ante nuestros ojos sin que podamos hacer nada”. El techo se derrumba. Los bomberos anuncian que no es un hecho que estén en posibilidades de detener el fuego. Quizá sólo quede en pie lo que está hecho de piedra. ¿Y las pinturas? ¿y sus maravillosos vitrales? Notre Dame sobrevivió a la Revolución Francesa y la derrumba un descuido: aunque la investigación está por hacerse, se piensa que el incendio lo provocaron materiales inflamables utilizados en la restauración que se llevaba a cabo. En la nave central del lado izquierdo, estaba (¿estará cuando esto acabe?) una pintura de la Guadalupana.

A las diez de la noche la destrucción sigue su curso. 850 años de historia. La Directora de la UNESCO, Audrey Azoulay ofreció todo su apoyo a los trabajos de reconstrucción. “El corazón del corazón de nuestra historia”, afirma una paseante. 13 millones de turistas la visitan al año. ¿En qué tiempo verbal debería escribirlo? Se teme que la estructura original del siglo XII se derrumbe. Escucho la voz de Edith Piaf cantando “Notre Dame de Paris”. Entrevistan al escritor judío y especialista en religiones Marek Halter, cuenta una anécdota: para terminar la construcción de Notre Dame hacía falta dinero, la comunidad judía cooperó y en agradecimiento se colocaron en la fachada la figura de los reyes de Israel. 28 figuras. Durante la revolución les cortaron la cabeza suponiendo que eran reyes de Francia, cuando supieron que no, amablemente (dice él) las llevaron de regreso. La catedral sobrevivió.

La isla de la Cité, uno de los rincones más bellos de París. A la altura de las 11:00 de la noche el Ministerio del Interior anuncia que “el incendio está controlado”. Recuerdo Notre Dame, vista no desde la fachada, sino desde la parte de atrás. Bellísima. Los especialistas hablan de los debates obligados que siguen: ¿Reconstruirla como era? ¿Construir algo distinto? Mañana sabremos más, dependerá de lo que se haya salvado del fuego. Querida y eterna Esmeralda, lo sentimos tanto.

María Antonieta Rivas Mercado se suicidó el 11 de febrero de 1931 en Notre Dame.

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