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#NOSEANORDINARIOS/Pobre oposición y pobre país

A escándalos de corrupción visibles hay que agregar otros nauseabundos casos como la exoneración de Raúl Salinas o la grotesca entrega de televisiones digitales con fines electoreros.

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Escrito en OPINIÓN el

Tienen razón Leo Zuckerman, Jesús Silva-Hérzog Márquez, María Amparo Casar y Guillermo Valdés, entre otros tantos que denuncian la pasividad de la oposición frente la crítica situación por la que atraviesa el país, provocada en buena medida por la incapacidad, corrupción y soberbia del Gobierno de Enrique Peña Nieto.


Tienen razón quienes nos recriminan por el vacío de una oposición sin posicion frente a tanto desfiguro y abuso. Tienen razón al exigir que se levante la voz y se emprendan acciones legales e institucionales para investigar y castigar a los responsables de los excesos y omisiones que han llevado al país a la más frágil situación en nuestra historia moderna.



Tienen razón los que esperan del Partido Acción Nacional la reivindicación de la decencia en el quehacer político. Esperan que haya congruencia entre nuestra ideología con nuestro discurso y en los hechos. Claman porque dejemos ver a propios y extraños los resultados positivos de nuestro paso por el servicio público y porque defendamos nuestras banderas.



Tienen razón los que a gritos piden al Partido de la Revolución Democrática que haga valer su posición de izquierda y asuma un papel mucho más protagónico en la auscultación de la función pública. De los otros partidos no hay mucho que esperar pues sus alianzas o su peso específico en la arena nacional no los hace portadores de grandes expectativas.



En cualquier otro país medianamente civilizado la combinación de hechos como los ocurridos o desvelados en México la segunda mitad de este año provocaría una brutal recomposición del Estado. Implicaría altísimos costos políticos, responsabilidades administrativas y penales, y serviría como un ejemplo de lo que no se debe de hacer.

Aquí no pasa nada. Aquí nos conformamos con tímidos comunicados de prensa exigiendo a otros que se esclarezca, investigue y sancione. Sí, a otros que, por cierto, son parte del mismo aparato hoy señalado como un gobierno que vino a Mover a México… pero hacia el precipicio.

Una que otra declaración tronante; algunos esfuerzos aislados en redes sociales; esporádicos discursos en tribuna de ambas cámaras del Congreso de la Unión y párenle de contar.

Se crea en la Cámara de Diputados una comisión especial para revisar el caso de la frustrada licitación del tren rápido México-Querétaro pero la oposición se contenta con que el priísta Fernando Maldonado, cercanísimo a Peña Nieto, quede al frente de ese cuerpo colegiado. Ya podemos anticipar el resultado.



Tras el escándalo de la residencia comprada por la esposa del Presidente y, recientemente, por la turbia operación de la casa de descanso del Secretario de Hacienda en Malinalco, desde Los Pinos nos mandan decir que son asuntos cerrados pues ya se han rendido las explicaciones pertinentes y todo está en orden.


No reparan los genios de la comunicación social del gobierno en que una cosa es la legalidad y otra muy distinta la legitimidad y la ética. Que una cosa es que documenten bien sus operaciones inmobiliarias y otra que con ello sepulten la sospecha, casi certeza, del conflicto de intereses que entraña. Pensar que el señor Hinojosa otorgó préstamos preferenciales a la señora Rivera o al Secretario Videgaray sin esperar nada a cambio es un auténtico insulto a la inteligencia y al sentido común. Cosa de ver los contratos que el generoso empresario ha recibido antes, durante y después de la elección de Peña Nieto como Presidente de la República. Por eso se cae la licitación del tren a Querétaro, no por otra razón. Sabían que ahí venía la bomba de la hoy mundialmente conocida Casa Blanca y por eso abortaron el proyecto, no obstante que unas horas antes había estado el titular de la SCT defendiendo el tema (es un decir) ante la Comisión de Comunicaciones y Transportes del Senado.



Se adujo que por motivos de transparencia y legitimidad se daba marcha atrás. ¡Ah, caray! ¿Entonces se había asignado la obra sin contar con tales características en la licitación? ¿O a pesar de haber estado todo en regla, como afirmaba el Secretario Ruiz Esparza, le dieron portazo al consorcio ganador? ¿A la brava? ¿Y en serio no van a pagar indemnización alguna al grupo afectado? ¿Y por qué concepto se realizaría esa erogación sin que se considere daño patrimonial para el Estado mexicano?

 

A estos escándalos de corrupción visibles (más los que corren como reguero de pólvora soterradamente) hay que agregar otros nauseabundos casos como la exoneración de Raúl Salinas o la grotesca entrega de televisiones digitales con fines electoreros, so pretexto del próximo apagón analógico. Y si encima de todo, desde el PRI-gobierno junto con su aliado Verde Ecologista, hacen denodados esfuerzos por evitar un auténtico sistema nacional anticorrupción pues no queda más que concluir que la genética tricolor no ha cambiado mientras la sociedad y el mundo sí se han transformado y hoy cuentan con el poder de las redes sociales.

Las causas para el creciente reclamo de la temporada no quedan ahí. Tenemos el estancamiento económico provocado por una absurda Reforma Fiscal impulsada por el propio PRI-gobierno con el acompañamiento descarado del PRD. La devaluación del peso y la caída de los precios internacionales del petróleo, más la desconfianza de inversionistas, nacionales y extranjeros, avisoran un negro panorama.

 

Tenemos además la ingobernabilidad en Guerrero con un ejecutivo estatal protagónico e inútil. La violencia está de vuelta en Michoacán por la pésima estrategia de grupos de autodefensas impulsada desde la administración federal. Es también el desbordamiento de grupos radicales que hacen y deshacen a sus anchas ante la mirada pasiva cuando no cómplice de los tres órdenes de gobierno. Lucran con el dolor de Ayotzinapa, toman casetas y carreteras, rompen todo a su paso y coartan libertades fundamentales escoltados por discursos ramplones que hablan de tolerancia cuando en realidad esconden cobardía. Madrean policías y secuestran periodistas cual si ellos no gozarán de la protección de sus derechos humanos fundamentales, pero nada pasa. Es la impunidad total.


Sí. Tienen razón nuestros críticos. Ante todos estos hechos y situaciones que han unificado a la opinión pública en el hastío, la oposición está desvanecida. Me asumo como parte de ello y por eso lo escribo. Porque no podemos conformarnos con tan poco. La gente espera de nosotros mucho más contundencia y claridad. Espera que seamos proactivos, estridentes. Que seamos coro y no improvisación. Que llevemos las cosas al límite y que nos erijamos en verdaderos representantes populares.

 

Tengo la impresión de que lo que está pasando con la oposición es el saldo de un Pacto por México que no ha muerto. De acuerdos no desvelados y vergonzantes. De una simulación que se convierte en teatro con guión y roles acordados. Que Gustavo Madero pidió licencia a la dirigencia del PAN pero que en realidad nunca se ha ido. Que Ricardo Anaya dilapida a tan corta edad su capital político y su buena imagen para formar parte de esta puesta en escena. Que el llamado Sistema PAN ha sido disuelto para pasar a una directiva monolítica y cuasi autoritaria. Y que, en fin, la falta de solidez y unidad al interior de los grupos parlamentarios de Acción Nacional en ambas cámaras del Congreso ha traído como consecuencia un relajamiento en nuestras posiciones con el beneplácito del régimen.

 

Del PRD no hay mucho que agregar. La reciente salida de algunos de sus fundadores habla por sí misma. El ridículo que hacen al tratar de deslindarse del ominoso caso Iguala o de los efectos perniciosos de la Reforma Fiscal han llevado su credibilidad a niveles cercanos a cero.



Mientras tanto, del otro lado, el PRI-gobierno apuesta a que el maratón Guadalupe-Reyes haga olvidar y hasta perdonar los pecados. Total, estamos en plena época de contrición y reconciliación. Esperan que, como en tantas ocasiones, el tiempo se encargue de borrar toda huella de agravio. Y confían en que sus socios del Pacto por México terminen la faena como empezaron: con malas conciencias y en sigilo.

 

Concluyo: sin una oposición fuerte no hay democracia ni rendición de cuentas. Lo que está pasando es un auténtico retroceso que todos estamos no solo padeciendo sino tolerando. Qué pena. Pobre oposición y pobre país.

 

@JLozanoA