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¿Noqueará Rocky a AMLO?

Lo que llama la atención es que El Bronco responda como si siguiera en campaña.

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Escrito en OPINIÓN el

Con miras a la elección presidencial de 2018, Andrés Manuel López Obrador y Jaime Rodríguez. Calderón, El Bronco, protagonizan un pleito en el que algunos medios de comunicación y las #RedesSociales han estado más o menos interesados.

 

Pero qué necesidad.

 

Más allá del conflicto —hasta ahora artificial, banal y tendencioso— lo evidente es que ambos personajes buscan los reflectores de la opinión pública para ganar "la nota". 

 

De López Obrador no sorprende.

 

Él ha estado en campaña desde que ganó la Jefatura de Gobierno de la #CDMX. Lo que llama la atención es que El Bronco responda como si siguiera en campaña.

 

"Tengo que despertar a este país", dijo.

 

Agregó: "Quiero hacerlo. Y si me tupen macizo todos los días, no importa, aguanto, aguanto, aguanto, aguanto, voy a usar la técnica" de Rocky una y otra vez.

 

Frases así funcionan en los medios y las redes.

 

El problema es que no permiten el diálogo y el debate que necesita el país en un momento tan complejo como el que estamos viviendo.

 

El análisis y la crítica son indispensables.

 

También la denuncia pública de los ilícitos, la corrupción y la impunidad. Si queremos consolidar un sistema democrático conviene promover una cultura de debate, pero que sea serio y profesional.

 

Los sound bites poco aportan a este modelo.

 

Tampoco se trata de que el lenguaje solemne, rebuscado o tradicional sea el eje de la #ComunicaciónPolítica, pues de por sí la confianza y credibilidad en la clase política está por los suelos.

 

Urge comprender y adaptarse a las prioridades.

 

Desde las #RedesSociales —sobre todo cuando los asuntos son potenciados por los medios de comunicación tradicionales— se han dado lecciones importantes de que un nuevo paradigma es posible.

 

El caso de Oscar Montes así lo confirma.

 

El poder que se puede ejercer desde las redes tiene la capacidad de promover un cambio para revertir la injusticia que impera en varios espacios de la vida nacional y reducir el impacto noticioso de los escándalos o informaciones que pretenden desviar la atención de lo verdaderamente importante.

 

Es hora de replantear el modelo.

 

En los procesos electorales de este año quedó en evidencia que las formas, instrumentos y contenidos de la comunicación política deben evolucionar. La inconformidad con la situación actual mostró un nuevo rostro del voto de castigo y abrió las posibilidades de los llamados candidatos independientes.

 

La forma de ganar las elecciones ha cambiado.

 

Los gobernantes enfrentan una problemática similar. Sobran los casos de buenos candidatos, pero malos gobernantes, o viceversa. El triunfo de El Bronco—el cual no se explica solo por el manejo de las redes sociales— no es garantía de que será un gobernante ejemplar.

 

Ojalá que sí lo sea, pues Nuevo León lo merece.

 

Pero si desde ahora el gobernador electo cae en la trampa del futurismo, de creer que su campaña por la Presidencia ya inició, tratando de replicar la fórmula que cree que lo llevó al lugar donde está, lo más seguro es que se esté equivocando.

 

La clave no está en aguantar o responder como Rocky.

 

Su mayor prioridad está en el tipo de gobierno que más le conviene a su estado y al país, en dar los mejores resultados posibles y en cuidar su imagen pública para mantener la confianza ciudadana.

 

Para ganar otro futuro, primero debe cumplir.

 

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