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No termina 2022 y ahí vamos 2023

Autoridades electorales y actores políticos deberán luchar para abatir el abstencionismo. | Fernando Díaz Naranjo

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Escrito en OPINIÓN el

Aún no terminan diversos procesos de las pasadas elecciones locales en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas en las que estuvieron en disputa 436 cargos de elección popular, y los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE) de los estados de Coahuila y Estado de México arrancarán en breve su planeación estratégica para los procesos electorales en dichas entidades federativas en 2023.

En este sentido, e independientemente de que los actores políticos competidores en las elecciones del 5 de junio pasado decidan recurrir o no a los órganos jurisdiccionales a dirimir por las vías institucionales sus alegatos, Coahuila y el Estado de México estarán realizando diversos preparativos entre los que destaco los siguientes:

· Integrar el proyecto de presupuesto que, en su oportunidad, pondrán a la consideración de sus respectivos Congresos Locales que implique cumplir con sus funciones y atribuciones legales para llevar a buen puerto estas elecciones locales en 2023. Dichos presupuestos, a pesar de ser un año electoral y en la medida de lo posible, deberán observar aspectos de racionalidad presupuestal en beneficio de la población.

· Dichos procesos son muy representativos ya que la fuerza electoral de ambas entidades es de poco más del 15.6%; Coahuila concentra el 2.44% del listado nominal del país, es decir, poco más de 2.2 millones de electoras y electores.  Por su parte, el Estado de México equivale a la fuerza electoral de todo el país del 13.19% con poco más de 14.4 millones de electoras y electores. Para darnos una idea de la magnitud de estas elecciones, en los pasados procesos electorales del 5 de junio pasado en donde las 6 entidades federativas descritas tuvieron elecciones, su fuerza electoral a nivel de toda la República, fue poco más del 12.6%, es decir, 11.7 millones de ciudadanas y ciudadanos inscritos en las listas nominales.

· Ambas entidades tendrán que coordinarse con el Instituto Nacional Electoral (INE) para llevar a buen puerto algunos procesos tales como: la ubicación de las casillas electorales, la conformación de sus programas de resultados electorales preliminares, la posibilidad de contar con conteos rápidos, los elementos para la conformación del listado nominal de electoras y electores residentes en el extranjero para que, eventualmente, puedan participar por los cargos que las legislaciones electorales locales permitan, entre varios aspectos más.

· Estar al pendiente de los procesos de nombramientos que el INE determine en su oportunidad como lo es la del nombramiento de la o el Consejero Presidente del OPLE del Estado de México, necesario justamente para la conformación completa de su Consejo General, su máximo órgano de dirección y en vísperas de un proceso electoral importante previo a las elecciones de 2024.

· El INE por su parte para dichos procesos tendrá también a su cargo diversos aspectos a observar, entre otros, la de emitir diversos criterios y lineamientos para la uniformidad en la organización electoral, en su momento para la fiscalización de los recursos púbicos que los actores políticos participantes: partidos políticos, coaliciones candidatas y candidatos hayan utilizado en el ejercicio de las campañas electorales, etcétera, etcétera.

Independientemente del mapa electoral que se haya tejido en las pasadas elecciones de junio y de las que pudieran conformarse en el 2023, un aspecto básico y fundamental por el que deberán luchar tanto las autoridades electorales como los diversos actores políticos participantes será, sin lugar a duda, abatir el abstencionismo que en este 2022 fue de alrededor del 44% a pesar de que en los 6 estados estuvieron en juego las gubernaturas.

Si logramos que la población se interese en participar, estaremos fortaleciendo nuestro sistema democrático y con ello, sus instituciones y a todas y a todos los actores participantes.

Veremos.