Andrés Manuel López Obrador no pudo –en su primer año– gobernar con eficiencia y lo que sí consiguió fue polarizar a una sociedad golpeada por la inseguridad y el desempleo, con cero crecimiento económico.
Las cifras reales y el día a día de los mexicanos dan otros datos a los que maquilla el presidente de México. Podrá argumentar que no es su responsabilidad la herencia maldita, pero no puede pasarse la vida llorando sobre leche derramada.
Para eso lo eligieron los mexicanos para que resuelva los problemas y no para pasarse la vida quejando de lo que hicieron o dejaron de hacer tanto Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón o Vicente Fox.
Ellos, aunque tienen cuota de responsabilidad, son cosa del pasado y el presente, y quien gobierna hoy es AMLO. De ahí que es su responsabilidad lo que pasa en México. Sigue empeñado en perder el tiempo en lanzar diariamente un rosario de palabras como si con ello se gobernara. Los mexicanos requerimos hechos y no verborrea.
Podrán defenderlo intensamente sus 30 millones y ahora quizás, ahora, un poco menos de electores. No se olviden, sin embargo, que México es más grande que ese caudal de votos a los que apuesta López Obrador.
Si bien supuestamente 250 mil personas acudieron al Zócalo de la capital del país para el AMLOFest, con motivo del primer año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, también es significativo que otro grupo de personas protestaran contra la violencia en una marcha que salió del Ángel de la Independencia.
La manifestación, liderada por la familia LeBarón, que demandó un alto a la criminalidad tras la muerte de tres mujeres y seis menores de edad es un poderoso llamado de alerta internacional contra AMLO.
Ese tema ha colocado en el foco de la Casa Blanca el tema de la inseguridad en México. Donald Trump ha planteado la posibilidad de que los grupos del crimen organizado sean tipificados de terroristas.
Hay voces internas que apuestan por una intervención norteamericana para extirpar el cáncer de la inseguridad que afecta el clima de inversiones y tiene a los mexicanos al borde del colapso, pero hay otros que opinan lo contrario y consideran la promoción de ese intervencionismo como un alto acto de traición a la patria.
Y aunque AMLO asegura que a un año de asumir la presidencia de la República ha cumplido con 89 de los 100 compromisos que hizo en el Zócalo en el 2018.
Las redes sociales se volcaron en su contra e indicaron que no pudo con mejorar el país. En el informe rendido al pueblo de México, AMLO dijo que ha avanzado mucho y en el 2020 quedarán completamente sentadas las bases de la obra de transformación.
“Estamos en proceso de un cambio de régimen. Ahora hay democracia, honestidad y humanismo. Lo que más deseamos con toda el alma, es que vivamos en una sociedad mejor, más justa, próspera, pacífica y fraterna”, indicó.
“En los momentos difíciles siempre hemos tenido un ángel de la guarda que se llama pueblo, al que le debemos todo lo que somos; es el gran señor, el amo, el soberano, el que verdaderamente manda, gobierna y transforma”, indicó sin precisar qué va hacer contra la delincuencia organizada.
Ya pasó un año y hay desaliento en el campo, en la industria, en el comercio y hay pocas expectativas de mejorar. Pero AMLO, su gabinete y sus seguidores en las redes insisten en que no es su culpa.
¿Entonces a quién pedimos que ayude a mejorar el panorama? ¿A quién le pedimos ayuda para superar la violencia pero sin abrazos?
Algunos insisten en que es corto el tiempo para evaluar el trabajo de AMLO, otros, sus rivales políticos le recriminan que no es lo mismo ser oposición que gobierno y no es lo mismo tomar pozos petroleros o bloquear carreteras en Tabasco.
AMLO tiene ahora qué demostrar que sí puede gobernar y que sí tiene los arrestos suficientes para hacerlo. Si no lo hace ya no tendrá la oportunidad de concretar su utopía de transformar a México.