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Motivos para celebrar

La democracia nos ha permitido transitar de manera pacífica por la tercera alternancia de gobierno en México. | Agustín Castilla

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Escrito en OPINIÓN el

Tan sólo han transcurrido unos cuantos días de la jornada electoral del 1 de julio -que por diversas razones podemos calificar como histórica-, por lo que aún es poco tiempo para analizar en su verdadera dimensión lo que aconteció en esta elección. Probablemente, para la mayoría no fue ninguna sorpresa quién se erigió como ganador de la contienda pues ya las encuestas lo venían anunciando prácticamente desde el inicio de las campañas, pero no se esperaba un resultado tan contundente. Para darnos una idea, la última vez que un gobierno contó con mayoría absoluta en ambas cámaras del congreso federal fue en 1994, hace 24 años.

Celebrar como sociedad

Los candidatos, dirigencias y militantes de los partidos políticos que fueron derrotados apenas están empezando a asimilar la debacle, mientras que los grupos opositores a su interior se preparan para exigir cuentas. Aquellos grupos o ciudadanos que asumieron una postura radical se lamentan y siguen manifestando su preocupación y rechazo a López Obrador, en tanto que algunos de los bautizados como amlovers se regodean con el triunfo -llegando en ocasiones al exceso- lo que se explica por el bajo nivel de las campañas y la alta polarización que provocaron entre la sociedad.

Pero independientemente de las legitimas preferencias de cada quien, y el natural desánimo de quienes se apostaron por un proyecto político que no fructificó, sobran motivos para celebrar como sociedad. A pesar de la violencia que se registró a lo largo del proceso electoral así como de la inseguridad prevaleciente en diversas regiones del país, el domingo se instalaron más del 99% de las casillas y pudimos salir a votar con tranquilidad, por lo que es de reconocer el trabajo realizado por el Instituto Nacional Electoral y por el ejército de ciudadanos que se desempeñaron como funcionarios de casilla, pues lo que estaba en juego no era tan sólo la organización de una elección, sino la estabilidad misma del país.

El voto corporativo se diluyó

También quedó demostrado que cuando la gente sale a votar -y hay un liderazgo u oferta política que convence-, no hay estructura, presión o dinero que valga. La participación ciudadana fue de alrededor del 62% y lo más destacable, es que finalmente la mayoría de los electores cruzaron la boleta por el emblema que quisieron -probablemente en ello tuvo mucho que ver la acertada campaña del INE #VotoLibre- y el voto corporativo se diluyó. Con ello se consolida la vía electoral como la mejor y única forma para la renovación del poder político, lo que no es cosa menor.

Otro factor sumamente importante consistió en la actitud asumida por los principales actores políticos, económicos y sociales, con el reconocimiento inmediato de José Antonio Meade y Ricardo Anaya, la mesura y el mensaje de conciliación de Andrés Manuel López Obrador así como la reacción de los dirigentes de los organismos empresariales y, salvo excepciones, de la sociedad en su conjunto al cobrar conciencia de la necesidad de apoyar al próximo gobierno y desear que le vaya bien como condición para que salgamos fortalecidos como nación. De igual forma, nos debemos congratular de que por primera vez existirá paridad en la conformación del Congreso, y se ha anunciado también la integración de un gabinete paritario que es el resultado de una lucha de décadas.

Sin duda hay mucho por corregir y perfeccionar en nuestro sistema democrático y también es cierto que la democracia no es suficiente para resolver los problemas del país, pero hoy nos ha permitido transitar de manera pacífica por la tercera alternancia de gobierno en México, y eso es para celebrar.

A votar en libertad

@agus_castilla  | @OpinionLSR | @lasillarota