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Miscelánea…

El problema es el acceso al libro y la posibilidad de encontrarlo en cualquier parte.

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Escrito en OPINIÓN el

El miércoles pasado participé en una conferencia de prensa y hablé sobre promoción del libro y de la lectura. Sorprende la atención al tema pero eso sucede cuando se abordan puntos que aunque obvios, la gente olvida: El libro es cultura, aunque cada día que pasa va desapareciendo, haciéndose invisible, como sucede con la mayoría de los objetos culturales. Hasta aquí lo que dije, lo siguiente son otras reflexiones sobre lo mismo.

 

Quienes consideran que la alternativa está en los procesos digitales se olvidan de una particularidad, pues si el libro no es visible, si no se logra difundir su existencia, el que sea digital o esté en papel se vuelve irrelevante pues el hecho es que nadie sabe de su existencia. Hay muchos libros “físicos” y muchos más “digitales” y de ese gran universo ¿cuántos conoce realmente un lector medianamente enterado?

 

¿Cómo llega a ellos? El problema básico reside en que no hay librerías al alcance de cualquiera ni difusión en los medios; se conocen sobre todo de voz en voz. (Saber cuántas librerías hay en realidad es un reto para la industria y sobre todo para los investigadores pues como todo dato estadístico, como ha señalado en diversas ocasiones Jesús Anaya, las cifras están llenas de inconsistencias).  

 

El reto

 

Se presume, por lo demás, que en el formato digital existen multitud de títulos pero el asunto sigue siendo el mismo ¿cómo hacemos para que sean visibles en un país que confunde entretenimiento con cultura, como parece les sucede a nuestros gobernantes? ¿Cuál, en todo caso, es el modelo de distribución más efectivo para un país de dos millones de kilómetros cuadrados sin una amplia estructura de librerías y de puntos de venta? El problema no es de lectura (hoy se lee más que nunca) ni sólo del precio de los libros (se dice que son caros ¿en comparación con qué?).

 

El problema es el del acceso al libro, el de la posibilidad de encontrarlo en cualquier parte, ya sean bibliotecas o librerías, centros comerciales o centros culturales; se trata de encontrarlos en todos lados menos en los estantes. Encontrarlos en la calle para tropezarnos con ellos, como decía Germán Dehesa. Faltan bibliotecas (hay 7,288 públicas --¿tres por municipio?--, sin libros, sin presupuesto para la adquisición y con proyectos equivocados). Faltan librerías, muchas, cuando menos para tener una por municipio.

 

La inversión

 

Los partidos políticos gastaron 35 mil millones de pesos en la pasada campaña y me supongo que está bien, eso lo dirá su actuación, pero me parece que habría sido muy productivo construir librerías con ese dinero: Definir las prioridades como país, en lugar de aprobarse grandes salarios, por ejemplo. Supongamos que una librería de mediano tamaño tiene un costo de dos millones de pesos ¡podríamos tener 17, 500 establecimientos! ¡Siete por cada municipio, en promedio! ¿Se imaginan? Entonces sí nos tropezaríamos con los libros. Podríamos tener un país de lectores, reflexivos, dispuestos a cuestionar todo lo cuestionable. ¿Será por esto último que no se invierte en la cultura escrita?

 

La toma de decisión

 

¿Cómo pueden los Ministros de la Suprema Corte (que no tremenda), con qué autoridad moral me refiero, desde su estrado sancionar una reforma educativa sin atender a las observaciones de los afectados? No es un tema sólo de dar o no un amparo sino de conocer las condiciones que hacen posible hablar de la calidad educativa. Me parece irreal suponer que tener un maestro con determinado perfil (¿cuál?) hará que la calidad educativa quede resuelta ¿Qué es la mentada calidad? ¿Quién la define? ¿Cuáles son sus elementos? ¿Es un asunto de personas o de estructura? ¿No juegan en esa calidad las instalaciones, las políticas, la estructura administrativa de la SEP? ¡Qué poca seriedad de nuestros ministros!

 

Lo importante

 

Lo que es cierto es que el secretario de Educación puede estar contento, pues los ministros no le faltaron al respeto, no ofendieron al presidente: Aprobaron la Reforma y ya podrá dormir tranquilo el jefe del Ejecutivo sabiendo que hay algunos que sí lo quieren. Un pregunta importante ¿Mexicanos Primero, esa organización empresarial pide lo mismo para las escuelas privadas? ¿Suponen que ahí los maestros son la calidad misma?

 

¿No será que ahí los dueños hacen lo que quieren y determinan las calificaciones según el monto aportado por el padre del educando y los maestros no fungen más que como certificadores de esa anomalía y no tienen derecho a hablar? ¿Cuál es entonces la razón de la reforma? ¿Acabar con las visiones críticas de la realidad? Eso se juega con la instrumentación de pruebas estandarizadas, con criterios burocráticos.

 

De pilón…

A partir del primero de julio en las tiendas de conveniencia, en las misceláneas aplicarán un impuesto que hace varios años se había determinado pero no operaba por la difícil situación económica: Los alimentos procesados serán gravados con 16% de IVA, lo que, si el sentido común no me falla, implica un incremento en el gasto de los trabajadores y estudiantes que los consumen como parte de su “dieta” diaria. ¿Y el aumento a los salarios? Eso, dicen, genera inflación. ¿Será? Y los legisladores ¿Qué dicen?

 

Facebook: carlos.anayarosique

Twitter: @anayacar

 

(Obviedades es un ejercicio de reflexión que comparto con mucho gusto no para que estén de acuerdo sino para hacer conciencia de las contradicciones de un régimen… que puede ser cualquier  régimen, no importa el partido, por supuesto)