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Millennials pero no Mirreyes

Una generación con millones de millennials precarizados, mientras unos cuantos mirreyes saben que están cobijados por el Estado y el mercado. | Jorge Meneses

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Escrito en OPINIÓN el

Llegaron al mundo cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, defendía la legitimidad de su movimiento con emails, provocando la génesis de la acción conectiva. Por aquellos días le prometieron a sus padres que accederían al primer mundo con un Tratado de Libre Comercio. Pronto supimos que huyendo del desempleo y de la crisis, miles lo “hicieron”. Mojados y burlando a la migra intentaron cumplir con “el sueño americano”.

Son la generación que descubrió la magia de la lectura con Harry Potter; también la que se enganchó con Mia Colucci. Quizá por eso les quedó más resaca en la cabeza con lo que significa RBD, que LSD. La misma generación que comprendió en una caricatura y no en la escuela, que desde la infancia las mujeres son la cabeza y el corazón de la familia, como lo muestra en la pantalla la pequeña Lisa Simpson.

Son la generación del YoSoy132. La que le enseñó a las televisoras que en el siglo XXI, el mensajero es el mensaje. Quizá por eso ya no es tan fácil que “te haga bobo Jacobo”. La que disfrutó Jurassic Park y que ha sacado al PRI de Los Pinos por segunda ocasión; aunque no por su pasión por los tirano-rex debería dejar que regresen a la cima de Chapultepec otra vez los dinosaurios.

Son la generación que quizá iba en la primaria cuando Cruz Azul ganó por última vez. La que vio -en la secundaria o en la prepa- lo impensable para sus abuelos: que un puñado de jóvenes futbolistas mexicanos fueran campeones del mundo. Aunque pronto comprobaran que esa frescura se iba partido a partido, como la vida de los adultos frente al televisor. La que podrá contarle a sus nietos lo que eran los días en las ramblas cuando ganaba Leo Messi y los diez apóstoles que lo seguían.

Son la generación que mientras ha visto que Malala lucha por la educación de los niños desplazados, Madonna sueña que regresa a los ochenta para cantar Like a Virgin junto a The Rolling Stones; pero como no se pudo, acepta una selfie con Maluma.

Son la generación que arrojó lágrimas viendo Boys Don´t Cry. La que quizá con esa acción involuntaria, comprobó al mismo tiempo las hipótesis de Carlos Monsiváis y Juan Gabriel: que los machos también lloran, y que lo que se ve no se pregunta.

Son la generación más escolarizada, aunque con la McDonalización del empleo, eso no sirva de nada. La que siente que el país está en crisis, pero no por estar al tanto de las movidas entre el Vaticano y el Banco Mundial, sino porque con la microeconomía que sustrae de sus bolsillos, no alcanza ni “pa un chesco con bolillo”. La que sabe que los feminicidios son el cáncer que tiñe de rojo al país. La misma que ve a los niños de la calle taladrándose el cerebro con activo de guayaba.

Son la generación que asegura que no se cansa ni se casa; pero cuando por fin encuentran el amor  “que la virgencita y la familia me perdonen, pero ya me quiero divorciar”. La de los que la han “cruzaluleado en el amor”, pero aún así, esperan con ansias la revancha.

Son la generación del emo enamorado del skato. La del cholombiano sacando a bailar a la cumbiera intelectual. La de gamer de día y cosplay de noche. La de la chavabanda que con los lentes arriba nos enseña que “todo el barrio la respalda”. La de las muchachas que son otakus aunque también sean de rancho. La del morro que entiende que eso del amor  “va a estar cañón” porque él tiene un Huawuei y ella un iPhone. La misma que una parte de su generación sueña con un mundo donde quepan todxs y todes.

Son la generación que en la infancia cantaba mil veces al día “hakuna matata”, pero que ahora es la que pone más cuerpos en “la guerra contra el narco”. La que aunque no tenga casa, es nativa de la era digital. La del desencanto con las instituciones Peter Pan: ésas que no quieren crecer a la altura de las necesidades del país. Son una generación con millones de millennials precarizados, mientras unos cuantos mirreyes saben que están cobijados por el Estado y el mercado.

Jorge Alberto Meneses Cárdenas. Estudió la licenciatura en Antropología Social, la maestría en Sociología Política y el doctorado en Estudios Latinoamericanos (UNAM).  Ha publicado los libros Los nuevos rostros de la migración (co-coordinador) y, Retiembla en sus centros la tierra (coordinador), así como diversos artículos científicos, capítulos de libros, artículos de divulgación, crónicas, poesía y artículos de opinión en diversas revistas, periódicos y plataformas digitales. Entre sus líneas de investigación están las juventudes, las culturas digitales, la antropología del deporte y las migraciones contemporáneas.

jorgemenecs@hotmail.com