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Migrantes centroamericanos

Hasta ahora la respuesta principal ha sido reforzar la frontera sur de México para detener a los migrantes.

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Escrito en OPINIÓN el

Siguen viniendo, huyendo de sus países por la constante violencia y la falta de oportunidades de empleo. Llegan a México en busca de un lugar más seguro y el paso a los Estados Unidos donde tienen familiares, amigos o simplemente alguien de su pueblo que quizás les pueda ayudar. Y en gran parte son jóvenes o familias que ya no aguantan las tasas de homicidios, que en Honduras y El Salvador son las más altas del mundo, o la corrupción y descomposición política y económica, como se ha vivido en Guatemala.

 

Los migrantes centroamericanos muchas veces en su paso por México enfrentan vejaciones demasiado cruentas para contar -robo, extorsiones, violación, la muerte-. Pandillas y mafias toman ventaja de ellos, muchas veces protegidas por autoridades locales. Y llegan a los Estados Unidos muchas veces sólo para ser arrestados, internados y expulsados de regreso a sus países de origen.

 

Esta crisis humanitaria -y las raíces del éxodo de cientos de miles de personas de tres países relativamente chicos de Centroamérica-, requiere de una respuesta conjunta de los gobiernos de México y Estados Unidos. Hasta ahora la respuesta principal ha sido reforzar la frontera sur de México para detener a los migrantes antes de que se internen en territorio mexicano. En este sentido, el gobierno de Estados Unidos ha ayudado a entrenar y equipar a las agencias mexicanas encargadas de esta tarea por acuerdo mutuo.

 

Esta decisión no necesariamente es mala. México y Estados Unidos tienen derecho de decidir quiénes entran a sus países y no todos pueden, y es mejor que se detenga el viaje antes de que se llegue a la parte más peligrosa. Pero ha faltado imaginación y creatividad para ir más allá en la respuesta, más allá de simplemente dificultar el cruce a México.

 

En una conferencia convocada por CIDE, CIESAS y El Colegio de la Frontera Norte, en que participaron líderes de Centroamérica, México y Estados Unidos, la semana pasada, se abordaron estos temas y cómo se podía generar una estrategia regional hacia la migración y sus causas.

 

Para empezar, muchos de los migrantes merecen recibir asilo político en México, EUA u otro país dado las circunstancias de terror que están dejando atrás. No son migrantes sino refugiados. Pero no hay un proceso real para determinar quiénes merecen asilo antes de que emprendan el viaje o cuando llegan a la frontera con México. El gobierno de EUA abrió una oficina en Honduras para aplicaciones de asilo, pero ha recibido miles de aplicaciones sin poder adjudicarlas todavía.

 

Los dos gobiernos podrían trabajar conjuntamente y creativamente para resolver esto. Por ejemplo, podrían convocar a un grupo de países vecinos -Canadá, Costa Rica y Panamá- para coadyuvar en recibir a los refugiados, con la mayor parte yendo a Estados Unidos, pero otros pocos ingresando a México y los otros países vecinos. Además, se podrían abrir centros de acopio conjuntos para aplicaciones de asilo en los tres países afectados y en la frontera sur de México, para determinar quiénes merecen ser aceptados como refugiados.

 

Requeriría un cambio legislativo en México para que pueden quedarse migrantes en un centro especializado en territorio mexicano, mientras se decide sobre su aplicación, y demandaría un cambio dramático en la estructura burocrática de Estados Unidos, pero se puede hacer.

 

México y Estados Unidos también podrían convocar a los vecinos a que colaboren en cambiar las inercias en Centroamérica, invirtiendo en programas para fortalecer el estado de derecho y dinamizar las economías centroamericanas. El gobierno de EUA, en una iniciativa liderada por el vicepresidente Joe Biden, ya ha anunciado que comprometerá recursos a una Alianza por la Prosperidad en el Triángulo del Norte, si bien sospecho que los recursos que llegan serán menos de lo prometido por los estira y afloja entre la administración y el Congreso.

 

Pero ¿qué tal si México y EUA entraran juntos en este esfuerzo, con una iniciativa decidida por los dos gobiernos e involucrando a la sociedad civil y comunidad empresarial de ambos países? Sería una gran muestra de liderazgo político mexicano entre los vecinos y daría un elemento positivo más de que hablar entre los dos países vecinos. No tendría que ser caro, pero si estratégico y comprometido. 

 

Las historias contadas por los migrantes y sus familiares que han intentado salir de Centroamérica en busca de una mejor vida al norte son aterradoras, pero las opciones para generar una solución regional a una problemática compartida también deben alentarnos.

 

¿Habrá el liderazgo para hacerlo?

 

@SeleeAndrew