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Migrantes centroamericanos: si, ¿o no?

Ya hay tropas militares y de la GN en la frontera sur para apoyar al INM y evitar el paso de centroamericanos a México con rumbo a EU. | Joel Hernández Santiago

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Escrito en OPINIÓN el

El flujo de migrantes centroamericanos que cruzan México para llegar a Estados Unidos creció en las últimas semanas. Ya no en caravanas como ocurrió hace poco más de un año y que enfrentaban, incluso, a la autoridad mexicana, aunque de forma laxa se les impedía el paso: “Aquí hay libertad de tránsito” se dijo desde el gobierno federal mexicano.  

Y cruzaban México y se arriesgaban a todo, incluso sabiendo que en el camino hay peligros de alto riesgo para muchos de ellos: Pandillas criminales que los persiguen para extorsionarlos, para secuestrarlos, uso de violencia, prostitución, esclavismo. Todo se ha sabido aquí y poco se hace para evitar esta inhumana acción en su contra. Aun así, quieren llegar a su destino: EU.

Al comenzar el gobierno de la 4T el tema migratorio creó un conflicto internacional que pudo llegar a más, pero con la aceptación de mantener en territorio nacional a centroamericanos –y de otros países– que cruzaron por México y que solicitaron asilo en EU, mientras se resolvía su situación allá, las cosas parecían solucionadas.

En general, en la sociedad mexicana no hay repudio a los migrantes centroamericanos. De hecho al paso mucha gente los apoya. Muchos creemos que ayudarlos a buscar una mejor vida es justo y humano.

En ellos vemos el espejo de nuestra propia historia: la de los migrantes mexicanos que corren muchos peligros para llegar a EU en busca de trabajo y una mejor vida: mejor que en México porque acá se les acabaron las posibilidades. Y queremos que los traten bien. Que los respeten. 

Hasta enero de este año, el gobierno mexicano de la 4T fue extremadamente solícito en muchos ámbitos de la relación con el gobierno del republicano Donald J. Trump. Extremadamente complaciente, aceptó decir “si” a todas las peticiones del presidente estadounidense, aunque ese “si” fuera para muchos un verdadero agravio a México. 

Las cosas cambiaron con la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero pasado. De inmediato, el mismo día, comenzó a manejar uno de sus grandes temas de campaña y de gobierno: el tema migratorio. Para empezar canceló la construcción del muro con México. Y detuvo la separación de padres e hijos en la frontera de EU. 

Y adelantó que se revisaría el tema migratorio de forma inmediata, que se había acabado la era Trump de violaciones a los derechos humanos y de expulsión inmediata. Quitó la responsabilidad a México de mantener aquí a migrantes con solicitud de asilo... Que sus fronteras serían otra cosa. 

Esta actitud generosa –de cierto– hizo que los migrantes centroamericanos comenzaran a moverse hacia Estados Unidos –a través de México–. Y México hacía como que los contenía, pero no tan así.

Mientras el gobierno de Biden recibe severas críticas de los republicanos estadounidenses que le recriminan abrir la frontera sur de su país, convirtiéndola en insegura y porosa para su propia seguridad nacional. 

Y si bien hoy las cosas parecen distintas, las restricciones de ingreso y de solicitudes de asilo siguen vigentes. Ciertamente el trato a los migrantes es distinto, no al grado de humillante y cruel, como fue con Trump. 

El gobierno de Biden considera que fortalecer la economía de los países centroamericanos podría ayudar a contener el flujo migratorio hacia EU. Crear polos de desarrollo y una enorme inversión de capitales para generar trabajo. Pero aun así siguen saliendo migrantes centroamericanos desde el sur. Y cruzan el Suchiate. 

Originalmente el gobierno de Biden dijo –en dos ocasiones– al gobierno mexicano que no compartiría vacunas producidas en EU en tanto no termine de vacunar a su población. Los estadounidenses primero, dijeron. 

Luego cuando se supo que tenía una reserva de vacunas AstraZeneca que compartiría sólo con Canadá y México –como sus socios comerciales–, el gobierno mexicano se apresuró a agradecer el detalle para dar una muestra ‘de la buena relación’ con el nuevo gobierno de EU. 

Pero el detalle venía acompañado de una exigencia: ‘Sellen la frontera sur’. ‘Eviten el paso de migrantes’.  Son 2.7 millones de vacunas que sí hacen muchísima falta en México. Así que el gobierno mexicano aceptó las vacunas... 

Ambos gobiernos niegan haber llegado al acuerdo del ‘sello’ de la frontera sur de México. Pero es a partir del viernes 19 de marzo, cuando comenzaron a llegar tropas militares y de Guardia Nacional mexicanas para apoyar al Instituto Nacional de Migración y evitar el paso de centroamericanos a México con rumbo a EU.

En principio estos refuerzos han colaborado a cerrar pasos conocidos, lo que ha obligado a migrantes del sur a internarse en zonas selváticas de México. Nada los contendrá. 

Y este mismo martes se llevó a cabo una reunión de alto nivel de funcionarios de México y Estados Unidos para tratar el tema migratorio del sur. Así que las obligaciones adquiridas por la 4T, se pondrán en papel y se firmarán para crear la responsabilidad. 

Mientras tanto, los centroamericanos, nuestros hermanos centroamericanos, seguirán –como el agua– buscando cauces,  para llegar a su sueño americano.