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México ¿Tercer país seguro?

Los retos en materia de seguridad han provocado el éxodo de compatriotas y la estructura institucional para procesar peticiones de asilo está agotada. | Alicia Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

En medio de las controvertidas políticas que en los últimos meses el gobierno de Estados Unidos ha aplicado para contener la migración centroamericana en su intento por llegar a territorio estadounidense, silenciosamente la administración de Donald Trump parece buscar un enfoque más radical para reducir el número de cruces de indocumentados por la frontera sur, a través de un acuerdo de “tercer país seguro” con México.

Para México, ser un “tercer país seguro” implicaría que las autoridades mexicanas recibirían a solicitantes de asilo y prohibirían a casi cualquier peticionario de asilo que ponga un pie en suelo mexicano a presentar una solicitud ante las autoridades estadounidenses.

Si bien hasta el momento el gobierno mexicano en turno ha negado toda posibilidad de aceptar que México sea un “tercer país seguro”, lo cierto es que los intentos y declaraciones por parte del gobierno estadounidense para llegar a tal propósito han sido constantes.

En abril, cuando la caravana de migrantes centroamericanos atravesaba México con rumbo a Estados Unidos, la titular del Departamento de Seguridad Nacional, Kistjen Nielsen, alentó a todos aquellos que buscaban asilo en Estados Unidos a solicitar protección en el primer país al que hubiese ingresado, incluyendo México. En mayo, ante el Subcomité de Asignaciones del Senado para Seguridad Nacional, Nielsen resaltó la necesidad de firmar un acuerdo de “tercer país seguro” con México, similar al que se tiene con Canadá, para reducir el número de cruces ilegales por la frontera. Por cierto, en esa ocasión Nielsen exageró las cifras al afirmar que “a diario medio millón de personas cruzan ilegalmente la frontera” pues basta observar el número de cruces reportados por el propio Departamento de Seguridad Nacional que, si bien alarmante, en lo que va del año fiscal 2018 no ha rebasado los 450 mil.

Retos

No hay que olvidar que, en noviembre de 2017, el Congreso de Estados Unidos aprobó considerar un proyecto de ley sobre cuestiones de asilo y protección fronteriza, que proponía en ese momento modificar la Ley de Inmigración y Nacionalidad respecto a terceros países seguros y que cabe señalar, dichas modificaciones entraron en vigor el pasado 1º de septiembre, dejando a consideración del Fiscal General toda petición de asilo.

A decir de los medios de comunicación estadounidenses, los encuentros entre funcionarios mexicanos y de Washington realizados en los meses de mayo y junio, tuvieron el propósito de hablar sobre el acuerdo de “tercer país seguro” con México. Sin embargo, es difícil ver a México como “tercer país seguro” pues, por un lado, los retos propios en materia de seguridad en el país han provocado el éxodo de miles de mexicanos y por el otro, la estructura institucional mexicana para procesar peticiones de asilo muestra signos de agotamiento. De acuerdo con las estadísticas más recientes del Departamento de Justicia, en 2016 se recibieron 12,800 solicitudes de asilo por parte de nacionales mexicanos que huían de la violencia en México, la segunda cifra más alta después de las peticiones de los salvadoreños. Por otra parte, el gobierno mexicano no contaría con recursos suficientes para procesar solicitudes de refugio y asilo, basta ver las cifras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados que en 2017 reportó 14,596 solicitudes de asilo, las cuales fueron atendidas por menos de 30 funcionarios.

Pero ¿cómo un acuerdo de “tercer país seguro” con México contribuiría a aliviar la presión migratoria en Estados Unidos? Si se consideran sólo las solicitudes de asilo de salvadoreños (17,709), guatemaltecos (11,354) y hondureños (10,818) reportados por el Departamento de Justicia en 2016, y si uno se plantea que muchas de estas personas ingresan por la frontera México-Estados Unidos es muy probable que todas estas solicitudes o la mitad de éstas podrían trasladarse a México de firmarse el acuerdo de “tercer país seguro”, esto sin duda representa un alivio para las autoridades y tribunales estadounidenses, aún en detrimento de su vecino del sur.

Nuevamente, se trata de una respuesta simplona por parte de la administración de Donald Trump que no aborda las causas que originan la migración y que tampoco incorpora la idea de trabajar en un desafío compartido a largo plazo. Pese a que aún está por verse si se concreta el acuerdo de “tercer país seguro” con México, tocará a la administración de Andrés Manuel López Obrador tomar cualquier decisión al respecto y para ello, tendrá que considerar los desafíos que esto conlleva. Aquí nuevamente ronda la noción, por muy idealista que suene para muchos, de impulsar el desarrollo desde el interior de cada país centroamericano y por supuesto el de México, idea que quedó plasmada en el intercambio de cartas entre Trump y AMLO.

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