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México: Mal y de malas

¿Por qué están de mal humor los mexicanos?

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Escrito en OPINIÓN el

“Sé que a veces, leyendo algunas notas, columnas y comentarios que recojo de aquí y de allá, se dice: Es que no hay buen humor, el ánimo está caído, hay un mal ambiente, un mal humor social…”, dijo el presidente Enrique Peña Nieto el lunes 25 de abril durante la inauguración del Tianguis Turístico, en Guadalajara, Jal.

 

Digamos que aquello fue un acto de ‘franqueza que tal vez se juzgue descaro’. Ese día el presidente de México reconoció –al fin– que la gente del país está mal y de malas. Y no por razones de íntimo decoro, sino porque las cosas que ve y resiente el mexicano no lo tienen muy contento, más bien sí, enojado.  

 

Ya en marzo pasado, la Organización de Naciones Unidos ubicó a nuestro país como el número 21 de los países felices de la Tierra. Lejos de los primeros diez más felices –el número 1, Dinamarca–, y fuera de la segunda decena en la que los felices que van a menos feliz: Así que ya desde entonces se notaba el enfado, como se dice, y por eso estamos en la tercera decena, las de los que ya no son tan felices y más bien encaminados al pesar de los pesares…  

 

El presidente dice que recoge de por aquí y de por allá algunas opiniones que dicen que andamos de pésimo humor. Esto resulta inverosímil porque él, presidente de un país, con todo un sistema de información y de recaudación de datos y señales, de luces verdes, rojas o ámbar en lo social, en lo político y económico, tiene la información más privilegiada de todos; su oficina de comunicación y el CISEN le dicen el minuto a minuto de cómo están las cosas y cómo se mueve el país; y si no tiene la esencia informativa, entonces se está haciendo un gasto inútil en materia de información, comunicación y seguridad nacional. El que tiene la información tiene el poder –se dice–, y si no, no.

 

O acaso la burbuja en la que se deja envolver por los ahí presentes, siempre aplaudidores, no le permite escuchar el silencio que ocurre cada vez más en los actos a los que asiste y a los que cada vez más tienen que llevar a más gente para que grite ‘¡vivas!’ en nombre de todos los mexicanos, aunque los mexicanos no estén de acuerdo; y eso es un engaño que es debilidad, también.

 

En todo caso la pregunta natural sería ¿por qué están de mal humor los mexicanos? Son muchas las razones de gobierno, pero quizá en un símil al del César romano, debería existir alguien en su entorno que le dijera que es humano y que por lo mismo se equivoca… para corregir.

 

Pero no parece haberlo ni quererlo y si lo hay, estamos en el punto en el que el poderoso ‘ni ve, ni escucha’, y eso es grave en un país que quiere ser visto y escuchado por el gobierno. El resultado es la desconexión entre gobierno y presuntos gobernados y, por lo mismo, el mal humor de muchos. Quitemos a los indiferentes, que en sí mismo son un peligro para la democracia.

 

La mayoría en México resiente la crisis económica, pero el gobierno mexicano en lugar de sentarse con los mexicanos para entenderse y encontrar soluciones, emite boletines festivos en los que –según estos– ‘la nación mexicana está que rechina de fortaleza económica’.

 

Se dice que la inflación baja ‘en relación con el año pasado’ cuando las cifras oficiales también se manipularon para tener a un país contento, pero sin la verdad en la mano. Apenas en febrero de este año, el Banco de México intentaba convencer: “Banxico estima que para 2016 la inflación general registre incrementos ubicados en niveles cercanos a 3.0% al cierre del año…”.

 

La verdad cotidiana contradice la oficial y cada vez hay más indignación entre la gente de a pie de México, a la que apenas alcanza para el sustento y lo mínimo para vivir; y qué pasa con los más de tres millones de desempleados y qué pasa con los más de 17 millones que viven en la ‘economía informal’ que es decir el desempleo y qué ocurre con los más de 55 millones de pobres mexicanos que no les alcanza para el grito de guerra y qué tal los 15 millones de más pobres en un país de pobreza? ¿Qué en lo rural tienen su pollito y su siembrita para vivir? ¿Es eso una solución?

 

El año pasado el PRI perdió más de 3 millones de votos. Muchos de los candidatos priístas prefirieron no utilizar el nombre del presidente mexicano para no encontrar desánimo entre los votantes. Los aplausos nacionales que antes le otorgaban los mexicanos ahora  han disminuido a mínimos y su imagen presidencial se agota en sí misma debido a las expectativas que generó en la mayoría que votó por él en 2012 y a su incumplimiento.

 

 “Pero déjenme decir, en este espacio, hay muchas razones y muchos argumentos para decir que México está avanzando, que México está creciendo en distintos ámbitos, en distintos espacios, y uno de ellos es el sector turístico”, argumentó ese lunes 25 de abril en Guadalajara.

 

Pero ese avance y ese crecimiento no están a la vista, al portador y sí todo lo contrario, lo que genera pesimismo, pero también enojo por que las respuestas al estado de la situación nacional no tienen que ver con la vida misma… Hay inconformidad que se expresa en cada vez más movilizaciones y protestas públicas: el primero de mayo la multitud coreaba reprobación y aunque ya se sabe lo codificado de estas manifestaciones, también expresan la situación actual.

 

Y la violencia imparable en todo el país, sin solución y sí con argumentos de defensa cada vez más endebles y a punto de reproche internacional. La tortura y la violación a los derechos humanos tienen al presidente mexicano a la vista de todo el mundo que pregunta y pregunta, pero sin obtener respuestas y sí argumentos indefendibles… ¿Y Ayotzinapa? ¿Y Tlatlaya? ¿Y…?

 

Mala educación y salud públicas; apoyo presidencial de candidatos insospechados como es el caso de Oaxaca y posicionamiento en lugares clave para el país de gente cercana al presidente pero lejana a los mexicanos y a la actividad que realizan…

 

¿Qué se está de mal humor en México? Sí. ¿Por qué no luego de ese panorama bajo el puente? ¿Quiere el gobierno mexicano cambiar ese estado de ánimo? Muy sencillo: que gobierne sin frivolidades y en el sentido democrático, absoluto y con verdad: un gobierno de Estado. ¿O sí? ¿O no?

 

@joelhsantiago

@OpinionLSR