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México macho

El México del 2020 es un país que poco hace para detener la violencia de género, porque sigue siendo un México macho. | Guillermo Sesma

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Escrito en OPINIÓN el

Acabamos de pasar una celebración más del Grito de Independencia, este ha sido un evento atípico por las condiciones en las que se encuentra el país. Pero México lleva mucho tiempo gritando, y lamentablemente las mexicanas llevan muchos gritos a oídos de gobiernos sordos. La política está eclipsada por la coyuntura, la violencia de género ha sido relegada a un pensamiento secundario por parte del gobierno federal y gobiernos de los estados. Las marchas realizadas en épocas previas a la pandemia han sido olvidadas por las instituciones, pero no por la sociedad. 

Para todo el mundo debe ser una obligación exigir que se detenga la violencia de género, pero es responsabilidad de las autoridades hacer que ocurra. Las estadísticas son aterradoras, los homicidios dolosos no ceden en el país. No obstante, la pandemia hace pensar que los diversos semáforos de confinamiento harían que los números bajarán. El feminicidio va en aumento y los indicadores de violencia se han disparado.

Hoy como nunca las mujeres participan en la vida pública y política en nuestro país, pero pareciera que esto no ha traído nuevas respuestas y acciones que permitan erradicar la violencia de género; si todas esas mujeres cercanas al presidente le han manifestado la imperante necesidad de intervenir en este tema, lo han hecho de manera privada y no pública. 

Debe ser un orgullo para México que la persona responsable de la política interior sea mujer, sin embargo, es una verdadera pena que una mujer en ese cargo no ejerza mayor injerencia con el presidente para poder hacer algo significativo en contra de la violencia de género. La paridad de género y demás políticas que contienen objetivos de acciones afirmativas, tienen como intención armonizar los niveles de participación para que en un futuro no muy lejano esos déficits dejen de existir. Las mujeres que hoy participan en los diversos cargos políticos tienen una doble responsabilidad que radica en ejercer su responsabilidad pública, y por el otro lado influir en temas específicos, para lo cual la paridad de género fue impulsada. 

La realidad ciudadana reflejada en la mayoría de las encuestas que el presidente López Obrador tiene números mejor que aceptables para las condiciones en las que se encuentra el país, no obstante, el segmento de la población donde el presidente siempre tiene una dificultad son las mujeres. Para el presidente López Obrador siempre ha sido difícil comunicarse con ellas; simplemente no sabe cómo, y nadie en su gobierno ha podido convencerle de su importancia. La cancelación de las guarderías, la cancelación de escuelas de tiempo completo y la reducción a presupuestos de Inmujer, son acciones que fácilmente parecen ir en contra de las mujeres. La ironía ante las marchas y pintas por parte de grupos de mujeres que exigen el alto a la violencia de género, refleja una incapacidad de comunicarse con un tema que es sensible para toda la población no únicamente para los grupos manifestantes. 

Existen momentos pivótales históricamente donde la sociedad modifica de manera radical su futuro, hoy México exige un alto ante la violencia de género. ¿Qué debe de pasar para que el gobierno federal y los gobierno de los estados hagan algo que detenga definitivamente la violencia de género? ¿Cuántas mujeres deben morir para que esta exigencia tenga sentido? México es un país de instituciones machas que tienen miedo de enfrentar este problema. Quienes hoy nos gobiernan pidieron a través de las urnas tener una responsabilidad mayor que la del resto de los ciudadanos, y muchos pensarían que nos han quedado mal. El México del 2020 es un país que poco hace para detener la violencia de género, porque sigue siendo un México macho.