Main logo

México, el gran perdedor

Esta derrota, quiéranlo o no, pesa en López Obrador quien daba por hecho que arrasarían con carro completo.

Por
Escrito en OPINIÓN el

No se trata de Andrés Manuel López Obrador, quien está obsesionado con llegar, a todo costo, a la presidencia de la República ni de Enrique Peña Nieto que operó el sistema para que el PRI ganara en el Estado de México. Se trata del país que se derrumba mientras los políticos, cuchillo en mano, se despedazan y acaban con la poca credibilidad que tienen.

Toda la maquinaria operada por los priístas para mantener su bastión, con Alfredo del Mazo a la cabeza, es el reflejo del México que se les fue. Tampoco los de Morena son una perita en dulce. Ahí están las imágenes, por demás contundentes, del dinero que recibió una colaboradora de AMLO.

A los priístas no les quedaba de otra que operar toda la maquinaria y cerrarle el paso a la candidata de Morena Delfina Gómez. Esta derrota, quiéranlo o no, pesa en López Obrador quien daba por hecho que arrasarían con carro completo, pero del plato a la boca se les cayó la sopa y esto es apenas un indicador de lo que se vendrá en el 2018.

La del Estado de México, ni duda cabe, fue una elección de Estado. Los priístas echaron toda la carne al asador y la izquierda, quedó demostrado, no tuvo mayor margen de maniobra y la ambición personal de López Obrador impidió una alianza con el PRD con lo cual hubieran sepultado a Del Mazo y a su grupo Atlacomulco, sus principales financieros.

Del Mazo obtuvo un millón 942 mil 963 votos, esto es el 33.70 por ciento, mientras que Delfina sumó un millón 776 mil 347 sufragios, es decir, 30.81 por ciento, lo que le lleva a la segunda posición en estas elecciones, con el 97 por ciento de las actas computadas en las primeras hora del lunes, de acuerdo a datos del Instituto Electoral del Estado de México ( IEEM ).

Ahora el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, puede respirar tranquilo pues sobre su cabeza descansaba la responsabilidad de ganar, sí o sí aunque en otras regiones como Nayarit su candidaro, Manuel Cota, recibió tremenda revolcada que no le quedará, nunca más, el deseo de competir en una elección.

López Obrador ha hecho un llamado a defender el voto, casilla por casilla, y pedirá una revisión de los resultados. No se quedará conforme y, es más que seguro que iniciará protestas y comenzará con sus cotidianas descalificaciones contra sus rivales políticos y contra medios de prensa que no acostumbran a reventarle cohetes.

Lo ocurrido en el Estado de México es apenas la punta del iceberg de lo que ocurrirá en el 2018 cuando Peña Nieto nuevamente opere con miles de millones de pesos para echar andar a toda la poderosa maquinaria priísta y sostener el control de la presidencia y con ello el blindaje para su salida del cargo.

En estas elecciones de este último domingo ¿Quién gana y quién pierde? Gana un grupo que está en el poder y perdemos los mexicanos. Perdemos porque estamos asqueados de todo el desaseo electoral y deseamos un cambio y no necesariamente con AMLO a la cabeza a quien se le considera el mal menor de los actuales políticos.

Se avecina una guerra sin cuartel luego de que López Obrador dijera que todo ha sido una farsa y una vil simulación. “La maestra Delfina ganó; no vamos a aceptar ningún fraude electoral. México necesita la democracia”.

En todo este contexto, México es el gran perdedor.

joseluiscastillejos@gmail.com @JLCastillejos ?