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México-EU: ‘Las cuentas claras’

¿Qué sí aceptó México para que el gobierno de Estados Unidos quedara contento y se apruebe el T-MEC? Pronto conoceremos la respuesta. | Joel Hernández Santiago

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Escrito en OPINIÓN el

No nos hagamos roscas. Es histórico: la relación entre México y Estados Unidos ha sido y es en extremo complicada. Siempre los estadounidenses “negocian” con nuestro país y sacan ventaja. Ha sido así y es así hoy. ¿Debilidad mexicana? Sí. Por más que se suponga que nuestro nacionalismo sale ganando, que nuestro patriotismo nos impulsa al “un soldado en cada hijo te dio…” y todo eso. Pocas veces salimos gananciosos en ese intercambio de fuerzas y de estrategias.

Esas razones históricas que subyacen a todo ello son por la pérdida de Texas, por la pérdida o robo de medio territorio nacional; por las guerras de intervención y porque hemos sido blanco de los intereses económicos y estratégicos del norteño país, por todo eso y como sin proponérnoslo, los mexicanos vemos a los estadounidenses con rencor. Ellos nos miran con desprecio.

Durante días, semanas, meses toleramos los agravios del ahora presidente estadounidense, Donald J. Trump, quien sin controlar su lengua nos califica de “violadores”, “criminales”, “narcotraficantes”, “escoria”, “grasientos” y todo ese calificativo que su ignorancia le impone.

Y así se toleró que acusara a México de abusivo por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) e hizo que se revisara e impuso su criterio para que de ahí saliera un nuevo documento-contrato entre México-Canadá y EU.

El hoy Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) se debate en el Congreso de Estados Unidos luego de que nuestro Senado lo aprobó “sin cambiarle una coma”, y son los representantes demócratas los que antes lo apoyaban y que ahora han puesto todas las trabas para su aprobación en tiempos electorales en Estados Unidos. Así que se convierte ya en instrumento político y económico…

El gobierno mexicano de la Cuarta Transformación decía que las cosas iban bien y que Estados Unidos “no habrá de imponer a México nuevos criterios para el tema del aluminio y el acero” y que ‘no se permitirá que se inspeccionen los temas laborales en nuestro país.’ Eso antes de la reunión en Palacio Nacional el 10 de diciembre. El gobierno mexicano cedió:

Inevitable el anuncio pues ya hace días los medios estadounidenses lo anunciaron: Bloomberg informó el 9 de diciembre que México aceptó la exigencia de Estados Unidos de que el 70 por ciento del acero para automóviles se origine en América del Norte; New York Post, igual… Y habrá revisión y ajustes laborales.

Y el tema de la seguridad: Ocurrieron las masacres previas a Culiacán en octubre: Michoacán y otros estados, grave situación; luego ocurrió lo de la detención de Ovidio Guzmán en Culiacán y su liberación en un operativo fallido por mal organizado y mal planeado, según declaró molesto el mismo Secretario de la Defensa Nacional, General Luis Cresencio Sandoval González después de la mentira del Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Francisco Alfonso Durazo Montaño, de que ellos “nadamás pasaban por ahí”… Y luego la masacre que causó la muerte a 9 integrantes de la familia LeBarón en Sonora/Chihuahua…

Todo eso sumado hizo que el presidente de EU, Donald J. Trump lanzara una más de sus amenazas en contra de México: la de declarar como terroristas a los grupos de narcotraficantes y crimen organizado de México, lo que supondría una intervención militar en territorio mexicano con el pretexto de su seguridad nacional…

Esto como siempre, puso a temblar al gobierno de la 4-T. Sobre todo porque luego de la amenaza y la reacción mexicana de que se opondría a esta declaración y de que Ebrard iría a Estados Unidos porque quería tener “una reunión de muy alto nivel”, la cual nunca ocurrió allá y luego de que se invocara desde México el tema de la soberanía nacional y la no intervención…

No intervención, como si no estuvieran ya las huestes del gobierno estadounidense en México hasta detrás de las piedras, ya a la vista o disfrazados y camuflageados, para lo cual buscan a oficiales con tono latino para dar la pala… Pues eso… Ya están acá como Pedro por su casa, con la anuencia del gobierno mexicano, el mismo que aceptó sellar las fronteras del sur y del norte mexicano con elementos de la Guardia Nacional…

A Trump no se le caen las felicitaciones al gobierno mexicano del “supuesto socialista” Andrés Manuel López Obrador –así lo calificó hace poco–. Y esto no es “de gorra”. El gobierno mexicano de la 4-T ha sido muy solícito con las exigencias de Trump; ha dicho que quiere mantener una relación “cordial” “respetuosa” y “sana” con Estados Unidos, y por ello no quiere entrar en discusiones ni en defensas nacionales “mal interpretadas”. Y acepta todo.

Y es cuando viene a México el fiscal general de Estados Unidos, William Barr, quien traía en la maleta los hechos ocurridos en México y las propuestas “de solución”, según sus propios intereses. Las exigencias de mayor control por parte de EU en materia de Seguridad; la exigencia de dejar hacer a los grupos de estrategia de seguridad de EU en eso que el gobierno mexicano llamó “un acuerdo de colaboración”…

¿Qué cedió México a cambio de que Trump no declarara ‘terroristas’ a los grupos criminales y de narcotráfico? ¿Qué está y estará pagando a cambio de esa no declaración momentánea –como afirma Trump–? ¿Cuál es la letra chiquita de ese acuerdo? ¿Cuáles serán las nuevas exigencias de Trump en tiempos electorales para su reelección? Pronto se conocerán las respuestas.

¿Qué –finalmente– sí aceptó México para que el gobierno de Estados Unidos quedara contento y se apruebe el T-MEC?... Pronto conoceremos la respuesta, también: es inevitable.