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México dividido (2a parte): la socialización de la deuda

En los últimos 40 años, México ha debido sortear al menos cuatro fuertes crisis económicas, sin contar la actual. | Ismael Jiménez

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Escrito en OPINIÓN el

En los últimos 40 años, México ha debido sortear al menos cuatro fuertes crisis económicas, sin contar la actual, que inició con la desaceleración de la economía mundial en 2017 y se agudizó con la pandemia.

La de 1994, fue de las más devastadoras en la historia de México. De la noche a la mañana, los créditos bancarios multiplicaron su costo, mientras el peso se devaluaba más de 130% en el transcurso de un año. 

El “error de diciembre”, cobró la vida de varios cientos de mexicanos, que se suicidaron al triplicarse sus deudas, dejando a muchos en bancarrota, mientras otros, hipotecaban sus vidas para evitar la pérdida de su patrimonio. Muchos de ellos, todavía en litigio.

La crisis que Salinas heredó a Zedillo a 20 días de asumir la presidencia, golpeó severamente a la clase media mexicana y condenó a las clases más pobres a perpetuar sus penurias. 

Previo al 20 de diciembre, día que los mexicanos despertaron con la crisis a cuestas, la clase empresarial orquestó la fuga de capitales, varias empresas y sus accionistas, fueron señalados de retirar millones de dólares de México previó a que estallara la crisis. 

Por entonces, Claudio X. González Laporte, se había desempeñado como asesor presidencial para asuntos empresariales en el sexenio de Salinas de Gortari. Antes de esto, nadie, o se supone que nadie, sabía lo que se venía en materia económica.

Aún con la asesoría de tan prominente empresario, fue inevitable la quiebra de bancos y la fuga de capitales que provocaron la peor crisis de la historia reciente de México. ¿Qué sucedió? Durante el gobierno salinista, los bancos perdieron los ahorros de los mexicanos apostando a contratar deuda en dólares. La sobrevaluación de la moneda que esto generó, chocó con el déficit comercial y el de la balanza de pagos.

La desigualdad económica entre mexicanos se agudizó, pues aún se estaban recuperando de la década perdida de los 80 por las crisis de ese decenio. Salinas había construido un país de naipes con su “milagro económico”. 

¿El saldo? México se endeudó no solo con el FOBAPROA, que fue la receta impuesta por los órganos internacionales, y que Zedillo aplicó con férrea disciplina. También obtuvo préstamos de Estados Unidos y Japón, deudas que al día de hoy, seguimos pagando todos los mexicanos sin excepción. 

Para 1997 y el año 2000, las crisis vinieron de fuera, pero impactaron el crecimiento de México. Tan solo en los primeros tres años del gobierno de Fox, la deuda mexicana creció 150 mil millones de dólares. Los excedentes petroleros se “guardaron” celosamente para no utilizarlos en gasto corriente. El punto es que al final del mandato de Fox, los ingresos récord obtenidos por la venta de petróleo, se esfumaron.

Con Calderón, la deuda mexicana se elevó de manera extraordinaria, esto aunque en apariencia, no existieran motivos, pues según sus cuentas, el país estaba creciendo y se captaban montos récord de inversión extranjera. El tema es que con la crisis de 2008 y la secuencia de la pandemia de la influenza H1N1, el sexenio calderonista elevó la deuda 87.8%.

Con Peña Nieto, la deuda mexicana continuó su ascenso, y tanto su sexenio como los dos anteriores, mantuvieron la política de utilizar los ingresos petroleros como soporte para evitar mayores devaluaciones y contener la inflación; vectores ancla de la política económica de quienes gobernaron México del año 2000 al 2018. Todo, en detrimento del crecimiento y desarrollo económico del país.

Los “pseudo analistas” y comunicadores que le atizan a la 4T, festejaron y vitorearon muchas de las medidas económicas antes mencionadas. Dicen que “aprendieron” del pasado y por ello critican la política económica del actual gobierno. El punto es que muchas de sus opiniones son imparciales y, en algunos casos, poco creíbles.

La estrategia económica de los últimos cinco sexenios, ha sido socializar las deudas contraídas por el estado al rescatar en más de una ocasión a las grandes empresas y empresarios, dejando a las pequeñas y medianas empresas a la suerte de la supervivencia del más fuerte, es decir, tampoco los apoyaron. 

En general, los 60 millones de mexicanos pobres, no están en contra de los personeros que hoy defienden a los gobiernos pasados, con lo que no comulgan, es con el sistema abusivo y depredador que parte de la iniciativa privada promueve y utiliza para corromper gobiernos locales y estatales.