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México… la Casa de Usher

Las instituciones y nuestro “Estado de derecho” están a punto de colapsar junto con el enfermo sistema político mexicano

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Escrito en OPINIÓN el

En 1839, Edgar Allan Poe publicó una de sus obras emblemáticas: “La caída de la Casa Usher”, o si se quiere “El hundimiento de la casa Usher”.

Un joven caballero es invitado a visitar a su amigo de infancia, Roderick Usher, quien vive enfermo  recluido en un viejo caserón con su hermana Madeline. Todos temen por su vida, pero al poco tiempo Madeline muere de forma extraña. Su cuerpo es depositado en una cripta, pero al poco tiempo se producen terribles acontecimientos que desembocarán en un final insospechado: la caída de todo; la pérdida absoluta de lo que alguna vez quiso ser el orgullo de los Usher…

Las instituciones y nuestro famosísimo “Estado de derecho” están a punto de colapsar junto con el enfermo sistema político mexicano y el dañino sistema de partidos. Hoy todo esto parece moverse en torno a voluntades unitarias y no de participación democrática.

Todavía, no hace mucho, a los aspirantes a puestos de gobierno no se les caían de la boca los: “¡Somos un país de instituciones!” y “¡Vivimos en un Estado de Derecho!”. Hoy ya no. Como los “aparecidos”, ya ésta retórica ha desaparecido.

Cuando suponíamos que el PRI había aprendido la lección y mediante un proceso electoral sui generis en 2012 regresó al poder presidencial y a una preminencia legislativa y en estados y municipios.

Los priistas estaban de regreso luego del fracaso panista en doce años. Muchos suponían que sería diferente, pero no. De pronto veíamos que no aprendieron la lección y en cambio este regreso significó oprobio, corrupción desmesurada, el poder mal entendido y desgaste institucional.

El engaño, la mentira y la suposición de que se gobierna a pesar de los ciudadanos está ahí. A la vista. Día a día. El sentido de poder no tiene vínculos con la responsabilidad del poder.   

Por ejemplo, el 10 de agosto de este año, por mandato supremo, durante la XXII Asamblea Nacional del PRI, en Campeche, los delegados modificaron los estatutos “para democratizar al Partido”, se dijo. Esto es, que no se requiere ser militante del PRI –tan sólo “simpatizante” – para ser candidato a la presidencia del país. ¡Muerte a la ideología y a los principios y doctrinas!

El presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza, gritó a los cuatro vientos “¡Los candados son cosa del pasado!”, en tanto que José Ramón Martel, ex asesor de José Antonio Meade en Desarrollo Social, fue uno de los delegados que con más énfasis exigió la apertura de la candidatura a un externo:

“Necesitamos mandar un mensaje claro de inclusión y apertura a la sociedad para lograr de mejor manera y con mayor legitimidad nuestros triunfos electorales”, dijo Martel  y “el candidato externo debe comprometerse con el ideario del PRI si consigue la nominación.” Todos aplaudieron la decisión de modificar su Artículo 166. Y todos felices gritaban ¡Vivas!…

Desde la presidencia del país se introducía este cambio para favorecer a un posible candidato: el mismísimo José Antonio Meade Kuribreña, que ya transluce poder, que es recibido con halagos a diestra y siniestra y quien aparece todos los días ya en plena campaña para ser el candidato, aunque esa campaña ya suena a campaña presidencial.

El 9 de octubre Raúl Cervantes renunció como Procurador General de la República. Había sido el candidato a Fiscal General trans-sexenio. Pero luego de objeciones políticas de todo tipo y por sentido de supervivencia pública, dejó el puesto. Luego se nombró como encargado del despacho  a Alberto Elías Beltrán quien era subprocurador de asuntos Jurídicos e Internacionales de la PGR.  

El 20 de octubre Elías Beltrán removió de su puesto al Fiscal para asuntos electorales, Santiago Nieto bajo el argumento de que “Transgredió el Código de conducta de la PGR”. El caso Odebrecht estaba en la mesa de disecciones y podría tocar altísimos niveles de poder.

El tema de la remoción de Nieto pasó al Senado de la República para dirimir ahí si se aceptaba o no ese despido; si estaba en ley o no; si había atribuciones y si había violación al Código de Conducta-PGR.

Los senadores decidieron alargar el tema. Los priístas se mostraron indignos de la representación que ostentan para enseñar sus fauces de ambición, de traición, de cobardía y ambición. Dejaron de hacer lo que hubiera mostrado su integridad. Los de partidos de oposición hacían lo mismo, a su modo: el país es lo de menos; la justicia es lo de menos.

Santiago Nieto decidió renunciar a su pelea. Se le mostraron por debajo de la mesa expedientes en los que se le acusaba de delitos que podrían llevarlo a prisión. Y dejó su lucha.

Ahora, según el senador Ernesto Cordero (PAN), habrá de buscarse a un nuevo fiscal de lo electoral porque el proceso está a la vista hacia 2018. A toda prisa habrá de elegirse. ¿Quién lo elegirá? ¿Quién que será de tal forma probo para hacer una investigación creíble y digna de los casos pendientes como Odebrecht y lo que ocurra en 2018?

Cualquiera que llegue ahí, como a la Fiscalía General, como el Fiscal Anticorrupción ya están marcados por la duda, por la suspicacia, porque por lo que se ve, responderá a intereses de gobierno y no en la búsqueda de un país en el que un día se dijo que las instituciones y el estado de derecho eran la ruta y la meta de gobierno, con participación social.

Y así, como estos casos, minuto a minuto, en toda la República, la violación a ese Estado de derecho y el abuso de las instituciones para la ambición individual y de poder hacen que esta casa dé muestras de insolvencia y debilidad, indignante y falta de respeto.

La caída de la Casa de Usher en la que se ha convertido el futuro de nuestras instituciones está, hoy más que nunca, a la vista… Somos testigos. Pero también actores de este fracaso. 

@joelhsantiago | @OpinionLSR | @lasillarota