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Metrobús desbordado

Esperemos que esta administración tenga capacidad de respuesta para los problemas del Metrobús. | Roberto Remes Tello de Meneses

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Escrito en OPINIÓN el

El Metrobús, como sistema de transporte, nació hace casi cinco décadas en Curitiba, una ciudad cuyo tamaño podría compararse con el de Puebla y su Zona Metropolitana. La ciudad de Curitiba está perfectamente cubierta por un sistema integrado, donde los usuarios pueden abordar autobuses regulares, expresos y rutas en carril confinado como las que conocemos en la Ciudad de México. Los suburbios no tienen el mismo grado de cobertura, pero al final de cuentas es un referente latinoamericano en términos de calidad del transporte público.

Ciudad de México inauguró su Metrobús en Junio de 2005, un proyecto que tuvo la mano directa de la actual Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, al hacerse cargo, como secretaria de Medio Ambiente, del Fideicomiso para el Mejoramiento de las Vías de Comunicación. La línea 1 de Metrobús hoy atraviesa de norte a sur la Ciudad de México y capta más de medio millón de usuarios cada día, cifra que supera a la mayoría de las líneas del Metro.

Quien sea usuario regular del Metrobús sabe que a menudo hay que esperar varios autobuses para poder abordar. La línea 1 de Metrobús es víctima de su propio éxito.

La línea 2 de Metrobús no canta mal las rancheras, pero tiene menos autobuses, lo que hace casi imposible abordar en horas pico. La oportunidad está en incrementar el número de vehículos o su longitud, como se hizo en la línea 1, en la que operan autobuses con capacidad de 240 pasajeros.

Si vamos repasando el resto de las líneas encontraremos que, quizá con salvedad de la 5, que de momento opera un tramo relativamente corto, las otras seis líneas están saturadas. La que llama la atención ahora es la Línea 7, sobre Paseo de la Reforma, que, al servir a un corredor intensivo en empleo, tiene una saturación particularmente en las horas pico matutina y vespertina, pero es una línea relativamente cómoda en los horarios valle, con muy buena frecuencia. A las 7 de la noche, bajo la lluvia, es posible encontrar filas de más de 200 metros para entrar en la terminal Campo Marte.

En la línea 7 hay algunas estaciones cerradas en las que uno paga al entrar a ellas, y no al abordar el autobús, con lo cual el flujo es más rápido. Es el caso de las terminales de Campo Marte e Indios Verdes, así como Hidalgo, entre otras. En máxima demanda siempre se desbordan, lo mismo que en estaciones abiertas, con el pago al momento de abordar el autobús, donde el flujo de pasajeros es más lento y también se hacen largas filas.

Algunos podrían reclamar que la línea 7 no fue bien planeada, pero habría que tener en cuenta que la demanda del Corredor Reforma exigía autobuses articulados en estaciones tipo Insurgentes. Sin embargo, como ciudad no estábamos dispuestos a desarrollar ese tipo de estaciones en ese espacio histórico y simbólico, que es el Paseo de la Reforma.

El Metrobús también puede tener mejoras en la operación para atender la demanda del corredor y, a pesar de la saturación, no hay una postura oficial al respecto por parte del organismo que dirige Roberto Capuano.

Por ejemplo, durante la obra fue un tema la ubicación de la terminal por lo que ésta quedó en la esquina de Monte Elbruz, que resultó inadecuada desde los primeros días de operación. Una de las consecuencias de esta ubicación es que en una sola estación se están concentrando los usuarios de Lomas, Virreyes y Polanco. Si el Metrobús creciera al menos hasta Prado Norte, tendría tres estaciones más entre las cuales se dividiría la demanda (Fuente de Petróleos, Montes Urales y Prado Norte) que hoy está concentrada en un solo punto.

Sé que hay vecinos que están en contra de esta posibilidad, pero estoy convencido que se pueden estudiar otras instrumentaciones para afectar lo menos posible a la comunidad. Por ejemplo, el Metrobús podría dividirse en varias rutas al llegar a Periférico y generar muchas más paradas cuya cuenca de servicio sea más pequeña, evitando la concentración de comercio informal, que es una de las preocupaciones vecinales.

Otras dos posibilidades son mejores estrategias de retorno del Metrobús, de tal manera que lleguen autobuses vacíos a las estaciones con mayor demanda y realicen el abordaje simultáneo en varias puertas, algo que me sorprende no esté ocurriendo hoy día. También es posible generar estaciones cerradas (es decir, con prepago) en otros puntos, como en El Ángel, y si esto no fuera posible por la imagen de Paseo de la Reforma, puede haber un operativo de estación cerrada sólo en las horas pico (algo que hace el Transantiago, en Chile).

Una acción adicional, que ha sido poco explorada, es crecer la Línea 2 de Metrobús, hoy con terminal en Tacubaya, hasta el Auditorio Nacional, de tal manera que muchos de los usuarios del Metro y Metrobús aborden allí y corten camino hacia el sur. Se trataría de sólo tres estaciones adicionales: Los Pinos, Aviario de Moctezuma y Auditorio.

Esperemos que esta administración tenga capacidad de respuesta para los problemas del Metrobús. Sí hay acciones de corto plazo para mejorar el servicio. Confío que en la Secretaría de Movilidad que dirige Andrés Lajous, las estén analizando.