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¿Menos es más?

Tener demasiados partidos políticos no nos convertirá en una mejor democracia. | José Antonio Sosa Plata

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Escrito en OPINIÓN el

El dato está para Ripley. Luego del golpe severo que la ciudadanía dio al sistema de partidos en las elecciones de 2018, 106 organizaciones manifestaron ante el Instituto Nacional Electoral (#INE) su intención de convertirse en partidos políticos nacionales. La cifra es enorme, absurda y desproporcionada frente a la crisis que experimentaron algunos institutos políticos frente a la aplanadora en que se convirtió #Morena.

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Luego de revisar la lista de nombres, personajes que están detrás de ellos y sus posibles intereses, lo único que queda claro es que una gran cantidad de políticos siguen considerando a los partidos como un buen negocio. Los ideales, las ideologías, el fortalecimiento de nuestra democracia y la verdadera intención de ejercer el poder para servir a la sociedad, parecen ser cosa de un pasado muy lejano.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido deben estar muy contentos. Si lo que quieren es afianzar a #Morena y pulverizar a sus adversarios, la fragmentación y diversificación se convierten en los pilares más sólidos de su #Estrategia. Si bien no todos los que se han apuntado lograrán cumplir la misión antes del próximo 30 de noviembre, sí llama la atención la ambición que despertó en algunos el fracaso de los “grandes partidos”.

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Desde esta perspectiva, siguen pensando que vivir al margen del presupuesto es “un gran error”. Y no encontraron una mejor forma de mantenerse ocupados y vigentes, que con la “beca” más atractiva que se puede obtener en nuestro sistema electoral: las prerrogativas. Con base en las proyecciones del #INE, el financiamiento público que se estima dar este año a los partidos será de casi 5 mil millones de pesos.

¿Qué buscan?

Lo que buscan es claro y se sintetiza en dos puntos. El primero tiene que ver con los cuantiosos ingresos que la ley les otorga, a pesar de las políticas de austeridad y recorte. El segundo consiste en que los partidos son instituciones que también ganan cuando pierden, porque aunque no obtengan buenos resultados en las urnas, siempre existe la posibilidad de seguir recibiendo recursos cuantiosos.

La experiencia de las #Elecciones2018 demostró una vez más el desfase de nuestro marco jurídico. También el hartazgo y cansancio que la gente tiene sobre el sistema político en general. Pero sobre todo, su desconfianza en los partidos políticos tradicionales. Por su parte, los procesos electorales en otras naciones nos han enseñado que la democracia se fortalece no por el número de partidos que contienden, sino por la calidad de la competencia.

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En consecuencia, todo apunta a que si queremos que el cambio se consolide en una Cuarta Transformación, menos es más. El sistema que tenemos cuenta hoy con 7 partidos políticos nacionales, dos menos que los que se presentaron en las #Elecciones2018. ¿Cuántos participarán en las elecciones “intermedias” del 2021? Hasta ahora es difícil saberlo. Evidentemente llegarán muy pocos de la lista de los 106 que se inscribieron.

Si bien para la mayoría será muy difícil cumplir con los requisitos que les exige la autoridad electoral, eso no significa que se trate de una tarea imposible. Como primer paso, las organizaciones inscritas tendrán que celebrar “una asamblea nacional constitutiva y asambleas en al menos 20 entidades federativas o 200 distritos electorales, a más tardar el 30 de noviembre de 2019”. Asimismo, tendrán que “recabar 233 mil 945 afiliaciones (0.26 por ciento del Padrón Electoral utilizado en la última elección federal ordinaria)”.

Nuevos partidos

Para quienes busquen convertirse en contrapeso real del nuevo gobierno y cuenten con los recursos y apoyos suficientes, la misión es viable y factible. Pero todos y cada uno de los que lo logren, tendrán que navegar, además, contra el descrédito y rechazo de la población, que aún persiste. Con base en las investigaciones más recientes, 8 de cada 10 ciudadanos no confían en los partidos políticos.

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Por si lo anterior fuera poco, tendrán que enfrentarse además a la maquinaria electoral de gran poder que están construyendo el Presidente de la República y #Morena. Y en esta situación podemos identificar una de las contradicciones más significativas del nuevo gobierno. Si lo que quiere el Poder Ejecutivo es en realidad el cambio profundo del sistema para erradicar la corrupción, la impunidad y el clientelismo, éste no se dará con el regreso a un modelo de partido hegemónico y autoritario.

¿Hasta cuándo, entonces, tendremos la #ReformaElectoral que tanta falta le hace al país?

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