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Mejor llevar la fiesta en paz

México y Estados Unidos mantienen una relación compleja, en la que para ganar a veces hay que ceder

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Escrito en OPINIÓN el

México y Estados Unidos poseen una relación compleja, derivada de una frontera geográfica, cultural, de seguridad, económica y política, con beneficios y perjuicios para ambas partes, en el que, para ganar a veces hay que ceder.

Uno de los primeros desencuentros de esta relación quizá lo constituya la respuesta que dio en 1810 el secretario de Estado norteamericano, James Monroe, al coronel Bernardo Gutiérrez de Lara, a quien el padre de la independencia en México, Miguel Hidalgo, había nombrado como enlace con el gobierno norteamericano para solicitar su apoyo, pero un acompañante del emisario de Hidalgo que fue testigo presencial del encuentro entre ambos personajes, dijo que "El coronel Bernardo, se levantó furioso de su silla al oír semejante proposición y salió del despacho de Mr. Monroe muy enojado de la insultante proposición [...]”, en el que el creador de la Doctrina que lleva su nombre –Monroe-, condicionaba el apoyo a la independencia de México, a la adopción de la Constitución estadounidense.

Desde siempre una preocupación del gobierno norteamericano lo constituye, los temas de la agenda de seguridad. Es sabido, por ejemplo, que en febrero de 2011 el gobierno del vecino país del norte comenzó a realizar vuelos espías con aviones no tripulados, con el objeto de recoger información de inteligencia sobre la actividad de los principales cárteles de la droga en la frontera con México.

Sin duda alguna, el escándalo Wikileaks por la divulgación de cables diplomáticos, debilitó la relación bilateral. En uno de ellos, -el 09STATE124636-, enviado a la embajada de Estados Unidos en México directamente de la oficina de la secretaria de Estado, Hillary Clinton con fecha 4 de diciembre de 2009, la secretaria Clinton ordenó escrutinio sobre la "capacidad" para gobernar el país y que abre la posibilidad de afirmar el fracaso de la estrategia contra la inseguridad de su administración.

El tema de los últimos desencuentros contemporáneos con México versa, sobre quién pagará la construcción del muro fronterizo a petición de la administración del presidente Trump, que pretende imponer un punto de vista unilateral pero lejos de la realidad.

Es en este sentido que a México no le interesaría detener el flujo migratorio hacia Estados Unidos. Si el razonamiento es que un muro detendría los intentos del grupo extremista Estado Islámico, de Al-Qaeda o de Hezbollah por ingresar a su país, la lógica es tan simple, como cerrar la puerta para que no entre nadie más.

Un ejemplo, gracias a la colaboración de las instituciones mexicanas de seguridad, se pudo capturar a un terrorista de Estado Islámico que llevaba como objetivo asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington; y en esta semana, la Comisión Nacional de Seguridad con apoyo del Servicio de Inmigración norteamericano detuvo, a 3 presuntos terroristas Yemeníes (Periódico Reforma, mayo 26, 2017, en http://tinyurl.com/y982jzjk ).

No sólo esto, hace unos años se desmanteló un plan para traer a radicar a México, a la familia de dictador sirio Mohammar Qadaffi.

La participación mexicana en la operación Gerónimo que dio muerte al líder terrorista Osama Bin Laden no puede ser minimizada, en términos de un malestar económico como consecuencia de promesas de campaña poco viables.

Los dichos y actitudes del presidente Trump le han generado frentes de crisis con otros Jefes de Estado, de tal forma, que con el Primer Ministro de Australia llegó a colgarle el teléfono. En esta semana en la reunión de los integrantes del Tratado del Atlántico Norte (OTAN, por sus siglas en inglés) una descortesía de Trump pudo haber terminado mal, cuando empujó al Primer Ministro de Montenegro para colocarse en primer plano.

Estas actitudes traspasan los buenos modales que impone la diplomacia internacional y se insertan en unas groseras y provocadoras afirmaciones, que poco abonan en el concierto de naciones civilizadas.

La buena vecindad consiste en comprender y tolerar al vecino, y de entender que, para su subsistencia y permanencia, hay que ponerse en sus zapatos y tenerlo de amigo para llevar la fiesta en paz.

No todos son iguales. El Gobierno de Estados Unidos tiene personal en la diplomacia y en su administración pública, que está dedicado a sus funciones con verdadero entusiasmo, profesionalismo, sensibilidad y dedicación, como el Coronel Edward Bonfoey de su Embajada en México, una fina y educada persona, y un anfitrión espléndido.

@racevesj