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Mejor hablemos de futbol. ¿A quién le van?

En los hechos, el partido en el gobierno está poniendo a jugar a todos, solo falta que al final el pelotero quiera robarse la pelota · Felipe Martínez Serrano

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Escrito en OPINIÓN el

Esta es la historia de un muchacho que conoce a una muchacha, pero no supongan nada, esta no es una historia de amor

Pocos la recordarán, pero muchos lo corroboran, es el inicio de la película, 500 días con ella.

Y qué tiene que ver esto con el título. Nada. Como tampoco tiene que ver el título con lo que voy a escribir. Así que, esta una historia de ciudadanos, que frente al televisor esperan que su equipo sea el vencedor, pero no supongan nada, esta no es una historia de futbol.

No es una historia de futbol

En el mundo, por el tiempo de duración, podemos decir que existen dos tipos de torneos de futbol, los cortos y los largos. Las principales ligas europeas, que por lo regular son las más competitivas, son de torneos largos. Esto significa que, en el transcurso de cerca de un año, los equipos que conforman la liga se enfrenten dos veces, y cada partido impacta directamente en el resultado del campeonato. Al final, el vencedor será quien en toda la temporada haya logrado acumular el mayor número de puntos. 

Esto implica que el equipo con mayor regularidad y constancia será quien se consagre como campeón; como consecuencia siempre, o casi siempre, quien gana sí es el mejor, por tanto, ese torneo compensa la constancia y la calidad.

En el caso de las ligas con torneos cortos, está la Liga Mexicana. En cerca de medio año se disputa el torneo Apertura o Clausura, según sea el caso, aquí los equipos se enfrentan una vez entre sí. Posteriormente, una vez concluida esta fase de los 18 equipos participantes, los ocho “mejor clasificados” acceden a un torneo especial denominado liguilla, ahí se enfrentaran dos veces con un mismo equipo para avanzar a la siguiente fase, pero no con todos los clasificados. Esto conlleva a que escuadras que pudieran haber tenido una temporada muy mala, llena de inconsistencias y bajo rendimiento, con una suerte de combinación de números, puedan acceder a disputar ese mini torneo, y en algunos casos ser los campeones. 

En esa última fase, los cuartos de final, estos ocho equipos parten relativamente de cero, sin importar en gran medida los resultados obtenidos en periodo regular, salvo la excepción de la posición en la tabla. El resultado es: equipos con poca constancia y calidad que en competencias internacionales se quedan en las primeras fases y claro, el campeón no siempre es el mejor. 

¿Elecciones y futbol?

Algo similar pasa con las elecciones en México, donde algunos de nuestros candidatos a presidentes municipales, diputados locales y federales, senadores, gobernadores y presidente de la República en México, apuestan a la poca constancia y ganar bajo todos los medios, excepto la calidad. 

Para muestra, el partido político en el gobierno, con un periodo por demás irregular de cerca de cinco años y con bajo rendimiento, en el último tramo, bajo distintos mecanismos, quiere figurar entre los finalistas, pese a un rechazo de cerca del 80 por ciento de la población. Sumado a ello, su candidato, el “ciudadano” Meade, nos dice que “lo mejor está por venir” (claro ya con ellos fuera), aferrándose, en palabras de sus voceros, en afirmar que esta es una contienda electoral cerrada, pese a que en la mayoría de las encuestas claramente están en un lejano tercer lugar. Pero ellos insisten en aseverar que se están disputando el segundo lugar, con el objeto de crear una percepción de triunfo que no existe. 

Si observamos ese equipo (PRI-gobierno-candidato “ciudadano”), diríamos que hicieron el intento por traer un refuerzo para tranquilizar a las gradas, el resultado fue que el vestidor no está conforme y varios de sus integrantes optaron por cambiarse de equipo, al igual que su afición, que siguió aplaudiendo, pero ahora hacia otro partido. El “refuerzo”, solo en estatutos, porque de facto ya estaba en plantilla y jugaba con ellos, no es suficiente si no cambias al resto del equipo. Es decir, son los mismos que a lo largo del sexenio, ensimismados en el poder, no se dieron cuenta que las gradas estaban recibiendo los balonazos y por ello el estadio se les iba quedando vació. 

Ahora en vista de sus malos resultados buscan violar las reglas y las instituciones, esas que tanto dicen respetar; para muestra, como “defensores” de la democracia, presionaron al árbitro para que avalara la candidatura del “independiente” Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, pese a que, de acuerdo con el Instituto Nacional Electoral, solo acreditó el 41 por ciento de sus firmas presentadas, requisito indispensable para estar en la boleta. Es como si a un jugador en los exámenes médicos le detectasen dopaje y pese ello le permitieran el acceso al terreno de juego.

En los hechos, el partido en el gobierno está poniendo a jugar a todos, solo falta que al final el pelotero quiera robarse la pelota, así que ya saben por dónde van las cosas, cuiden los votos. 

Por cierto, hablando de futbol, el segundo debate presidencial esta programado para el próximo domingo 20 de mayo, ¡ah! y también ese día es la final del futbol mexicano. Véanlos y, sobre todo, piensen en qué tipo de torneo y competencias queremos seguir teniendo.

 En el argot futbolístico mexicano, se dice de manera irónica que “jugamos como nunca, pero perdimos como siempre”, quizá ellos crean que nos gobernaron como nunca, pero los resultados muestran que nos fallaron como siempre.    

@FelipeMSerrano · @OpinionLSR · @lasillarota