Main logo

Marchar y dividir

La marcha estuvo plagada de mantas, de consignas y voces en papel cuyos mensajes no tenían mucho que ver con los ideales de pacificación pregonados.

Por
Escrito en OPINIÓN el

¿Marchar por la paz y la no violencia blandiendo un discurso guerrerista por las calles de la capital del país?

 

¿Marchar en apoyo a militares y policías federales caídos en acciones contra el crimen organizado defendiendo un discurso de guerra, un discurso militarista?

 

¿Marchar por la paz y la no violencia acusando, de forma inédita, a un cártel en particular? Forma es fondo.

 

Eso deberían saberlo y tenerlo muy claro los organizadores de la movilización, personajes como José Antonio Ortega (Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal) e Isabel Miranda (Alto al Secuestro), quienes encabezaron la Marcha por la Paz que partió de la Columna de la Independencia hacia el Monumento a los Caídos, al interior del Campo Marte.

 

Una veintena de organizaciones civiles afines al CCSPJP se sumaron a la  marcha. Forma es fondo.

 

La peculiar manifestación, esta vez silenciosa, no es nueva para Ortega y sus simpatizantes. Desde 2008 ha organizado marchas y homenajes a las fuerzas armadas en varios puntos del país, como Cuernavaca, Toluca, Jalapa, La Paz, Reynosa, Morelia y la Ciudad de México.

 

Son algunos de los puntos calientes  en los que las fuerzas armadas han visto sus momentos más difíciles, ya sea por el nivel creciente de enfrentamientos contra el crimen organizado o por los excesos y múltiples violaciones a los derechos humanos cometidos por militares, marinos y policías federales.

 

Antes de la Marcha por la Paz, José Antonio Ortega y sus adherentes se manifestaron en Durango en marzo de este año, “siempre en coordinación Sedena”, lo dijo en su momento. Forma es fondo.

 

La marcha del domingo sobre Reforma se dio casi en el mismo tenor, pero con matices singulares, con signos y símbolos que no pueden pasarse por alto.

 

Para el Ejército el papel de los partidos políticos, de los políticos mismos en el contexto de la lucha contra el crimen organizado, ha sido punto menos que de negligencia y silencio cómplice, cuando no de complicidad abierta o soterrada con el narco.

 

La empatía hacia los partidos y sus líderes y personeros no aparece en la órbita de afinidades de los mandos militares y navales (más de los primeros). Por eso tiene sentido y fuerza simbólica y práctica haber programado la Marcha por la Paz el mismo día de los cierres masivos de campaña de todos los partidos políticos contendientes el 7 de junio.

 

Concitar o intentar concitar apoyos por la paz, por la no violencia y en favor de militares, marinos y policías federales contra un cártel en particular, marchando hacia el Campo Militar Marte el mismo día en que los partidos políticos (instituciones también vapuleadas por la inseguridad, por la penetración del narco y por la violencia de los cárteles) cierran campañas, no es gratuito ni ingenuo. Forma es fondo.

 

La marcha estuvo plagada de mantas, de consignas y voces en papel cuyos mensajes en texto y subtexto no tenían mucho que ver con los ideales de pacificación pregonados.

 

Consignas como: “Ya basta de militares encarcelados por cumplir sus tareas” o “Por la paz en Jalisco, repudiamos la violencia”, “Repudio al Cártel Jalisco Nueva Generación”, “Exigimos combatir impunidad y complicidad”, “Ya basta de acusar a quien vela por nuestra seguridad” y “Cuando un soldado muere, nadie llora”, marcaron el paso del contingente no mayor a las 500 personas –si nos vamos a las cifras más optimistas–.

 

La marcha transcurrió sin problemas y sin miles y miles de ciudadanos acompañándola, como Ortega, Miranda y el alto mando esperaban. ¿Significa esto que la movilización fracasó? No, en absoluto. Fue positiva, pero en otro sentido.

 

La marcha, además de darle voz y presencia a los civiles y militares de civil que han exigido durante años coherencia, un marco jurídico adecuado para enfrentar al crimen organizado y mayores facultades para coadyuvar en la investigación de delitos en esta esfera, logró también objetivos que no tenía en mente.

 

Su discurso (escrito, declarativo y práctico) fue guerrerista, pro bélico y sectario. Caminar sobre una de las principales avenidas del país bajo con un sello militar que lleva por debajo el mensaje de la exigencia para que la violencia termine y al mismo tiempo repudiar a l cártel cuyos comandos derribaron un helicóptero blindado y mataron a ocho soldados en Jalisco, no allana los caminos hacia la paz. Al contrario.

 

Forma es fondo.

 

Caminar en silencio sobre Reforma hacia el Campo Marte, en sentido contrario a donde se encontraban los cierres de campaña, en un acto al que asisten abrumadoramente más civiles que son familia delos militares y militares vestidos de civil, redunda en un mayor aislamiento castrense con respecto a la sociedad.

 

No fue casual la escasa convocatoria, toda vez que el número de militares en retiro y el de sus familias supera los 700 mil en todo el país. Un discurso silencioso pero bien colocado en tiempo y forma como el de ayer no abona precisamente en el entendimiento entre civiles y militares.

 

Antes que marchar y exigir apoyo y reconocimiento, es necesario reconocer los excesos, no ocultarlos ni guardarlos a la antigua, como asuntos que se resuelven en casa y en casa se quedan. Esos tiempos ya pasaron.

 

Claridad, transparencia, rendición de cuentas, cero simulación, cero impunidad y supervisión externa son las agendas que deben ser atendidas antes o a la par de las demandas militares en el marco de la lucha contra el narco.

 

Lo otro es marchar en sentido contrario, es un subterráneo intento por conservar privilegios y no rendir cuentas de lo que se hace o se dejó de hacer. Lo otro es dividir, sin mucho proponérselo.

 

Centinela.- Por cierto, el CCSPJP de José Antonio Ortega, siempre puntual y afilado en las estadísticas criminales del país, no cuenta con dato alguno sobre el número de militares, marinos o policías federales muertos en acciones contra grupos del crimen organizado.

 

Uno o dos días antes de la Marcha por la Paz difundieron en su cuenta de twitter muchas estadísticas sobre delincuencia, homicidios, secuestros, pero ninguno sobre el tema de la movilización.

 

Forma es fondo.

 

@JorgeMedellin95