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¿Marcelo Ciudadano?

Mientras Marcelo Ebrard gobernó la Ciudad de México, las encuestas le fueron muy favorables.

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Escrito en OPINIÓN el

Algunos piensan que sus opciones políticas son cada día menores. Otros consideran, de plano, que ya está acabado. Sin embargo, hay quienes siguen creyendo en su capacidad, experiencia y potencial a pesar de los conflictos y embates que ha enfrentado.

 

Marcelo Ebrard sigue activo.

 

Y quiere regresar a las ligas mayores de la política nacional, pero es evidente que ya no provoca el interés noticioso que tuvo durante más de 5 años, cuando estaba al frente del gobierno del DF. La causa de esta situación no está relacionada sólo con el perfil bajo por el que ha optado.

 

Los errores le han costado.

 

La decisión, por ejemplo, de dejar el camino libre en 2012 para la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador lo debilitó seriamente y marcó en forma negativa su imagen. Aunque nunca lo reconoció públicamente, debió arrepentirse de no haber actuado con mayor audacia.

 

Los ataques también lo han afectado.

 

Sus adversarios han intentado desactivarlo de diversas maneras. La que ha resultado más efectiva ha sido el vínculo directo que se estableció con las fallas detectadas en la Línea 12 del Metro. Aunque la verdad técnica y los responsables aún se desconocen, nadie pone en duda los efectos políticos del escándalo.

 

La política es así y él lo sabe.

 

En los últimos 20 años, Marcelo Ebrard ha vivido casi siempre en medio de problemas políticos y escenarios adversos. Junto con su grupo, ha experimentado circunstancias muy difíciles en el marco del periodo más intenso de la alternancia y la transición.

 

Disfrutó el triunfo y padeció la derrota.

 

Un número importante de sus proyectos durante ese tiempo no funcionaron. Se tuvo que ir a la banca en varias ocasiones. Fue cesado por el entonces presidente Vicente Fox en 2004, luego del linchamiento de dos agentes federales en Tláhuac.

 

Su historia ha dado mucho de qué hablar.

 

Mientras gobernó la Ciudad de México, las encuestas le fueron muy favorables. Su liderazgo y popularidad lo colocaron entre los principales personajes de poder.

 

Provocaba interés, simpatía, rivalidad y hasta temor.

 

Pero en política, el olvido o cambio de opinión es fácil. Nada es para siempre. En el sube y baja que enfrentan todos los personajes de poder, Marcelo hoy está debilitado y bajo el ataque directo de muchos adversarios.

 

Peor aún: por momentos parece que perdió la brújula.

 

El descuido en su imagen personal deja mucho qué pensar. En las pocas entrevistas que ha dado ya no se percibe la contundencia que le caracterizaba, aún en los momentos más críticos de su trayectoria.

 

¿Dónde está su equipo de colaboradores?

 

La pregunta es necesaria, pues aunque no está solo, por momentos parece que sí. Lo mismo puede preguntarse de la red de aliados que construyó

 

A pesar de todo, prepara su regreso.

 

Su único tema de agenda hoy no puede ser la Línea 12. La ruta hacia la presidencia del PRD está colapsada y es casi imposible su reparación. Como político experimentado, sabe que requiere de contrapesos y equilibrios. Mientras no sean efectivos, está obligado a sobrevivir.

 

Le quedan pocos recursos.

 

Tal vez por eso participó como invitado especial en la Segunda Convención Nacional Democrática del partido Movimiento Ciudadano. Ahí fijo posición una vez más en contra del gobierno federal y del PRD.

 

Reiteró que se mantendrá firme en la oposición.

 

Todo parece indicar que es su Plan B. Pocos dudan que desde ahí buscará una diputación. Luego, dicen, será el coordinador del Movimiento Ciudadano. Y su actividad quedará relegada a un pequeño partido.

 

Será como volver a empezar.

 

O dicho de otra manera. Es algo similar a lo que sucede en el juego de Serpientes y Escaleras, cuando cae de la posición 75 a la 30.

 

Después de todo, sigue participando en el juego.

 

¿Partirá de un diagnóstico preciso y correcto? ¿Lo terminará arrollando la Línea 12? ¿Habrá analizado ya las fallas en sus estrategias política, comunicacional y de imagen? ¿Tendrá la capacidad de resurgir, otra vez, desde un partido con tan poca fuerza?

 

¿Sabrá cómo corregir?

 

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