La mas reciente encuesta publicada por el periódico Reforma, revela que Miguel Ángel Mancera únicamente tardó dos años en dilapidar su buena imagen y el amplio apoyo de la ciudadanía que lo llevó a ganar holgadamente las elecciones del 2012 para gobernar el Distrito Federal.
Los números son muy contrastantes pues mientras que en las mismas fechas López Obrador superaba el 60%de aceptación y Marcelo Ebrard rondaba los 50 puntos porcentuales, tan solo el 39% de los ciudadanos aprueban la gestión de Mancera (entre los líderes de opinión el nivel de aprobación disminuye a 31 por ciento).
Esto debería ser motivo de preocupación para el Jefe de Gobierno y ameritaría un análisis muy serio sobre el desempeño de su equipo y de lo que no están haciendo bien, pero parece que en lugar de ello ha optado por buscar una justificación y minimizar el asunto.
El pasado fin de semana Mancera declaró que la desaprobación de su gestión respondía a la inconformidad ciudadana ante el endurecimiento del programa “hoy no circula”, lo que llama la atención pues además de que los motivos de inconformidad pueden ser muy diversos (inseguridad, línea 12, falta de mantenimiento en vialidades, deficiencia en los servicios públicos etcétera), la encuesta se levantó entre el 28 y el 30 de marzo siendo que esta nueva fase del programa inició el 1 de julio por lo que de plano no identifico cual es la relación entre ambos eventos. Este es otro ejemplo de que el jefe de gobierno no está bien asesorado pues como pretexto es muy malo e intentar negar la realidad es uno de los mayores errores en que puede incurrir un político.
Sin duda Mancera tiene muchas cualidades, es un hombre carismático, hasta el momento no se ha visto envuelto en escándalos de corrupción pero no se percibe como un gobernante eficaz. Por el contrario da la impresión de un hombre solo, sin equipo, no se aprecia que su gobierno tenga un rumbo claro y salvo excepciones como la del secretario de salud Armando Ahued, cuenta con un gabinete muy gris en el que parece que cada uno de sus integrantes juegan por su lado y responden a intereses distintos a los del Jefe de Gobierno.
En este sentido, vale la pena recordar lo que Jesús Silva Herzog escribió hace unos días, ”el jefe de gobierno es impopular porque, en una gestión tan complicada como la del Distrito Federal, ha sido incapaz de imprimir un sello de identidad a su mando”. “No pinta el gobierno capitalino. Carece de personalidad, de un discurso medianamente coherente, de un sentido mínimo de dirección. Gobernando la ciudad que atrae la atención del país, no tiene nada que decirle a México”.
No podemos decir que la suerte esté echada pues quedan cuatro años para que concluya la gestión de Miguel Ángel Mancera y aún está a tiempo de dar un viraje de timón y corregir, o mas bien, darle rumbo a su gobierno pero para ello es indispensable que asuma la realidad y le haga caso a las encuestas.