El pasado sábado 5 de julio se empezaron a aplicar medidas más drásticas en el marco del programa “Hoy No Circula”, lo que ha provocado la inconformidad de buena parte de los habitantes del Distrito Federal.
Además de que estas medidas se anunciaron con muy poco tiempo de antelación, el principal motivo de irritación ciudadana radica en que no necesariamente se castiga a los vehículos que mas contaminan sino a los que tienen mayor antigüedad, lo que claramente representa un agravio para quienes han hecho un gran esfuerzo para adquirir un coche usado ya sea para trabajar o para salir a pasear con la familia el fin de semana.
De acuerdo a lo anunciado inicialmente por las autoridades capitalinas, los vehículos que tienen entre nueve y quince años dejarán de circular dos sábados al mes y un día a la semana, mientras que los que rebasen los quince años dejarán de circular todos los sábados además del día que les toca entre semana. Esto significa que en el primer caso van a dejar de circular seis días en un mes, en tanto que los coches más viejitos se quedarán guardados ocho días.
No obstante, y ante las muestras de inconformidad que incluso han generado al menos un punto de acuerdo en la Comisión Permanente del Congreso y alrededor de 8 mil demandas de amparo promovidas por ciudadanos con el apoyo del PAN, el Gobierno del Distrito Federal ha tenido que modificar sus propios criterios por lo que ahora los vehículos con mas de quince años podrán obtener el holograma 1 y descansar solo dos sábados al mes siempre y cuando cumplan con los límites de emisiones permitidos.
Ante esto sólo cabe una pregunta que aunque debería ser de sentido común al parecer no lo es para nuestras autoridades. ¿Qué acaso lo que se busca no es que los vehículos no contaminen independientemente de su antigüedad? Porque de lo contrario no se explicaría para que tienen que pasar por una verificación.
No se si es un problema de enfoque o de comunicación pero la falta de sensibilidad de Mancera es evidente, al igual que de un tiempo a la fecha no las trae todas consigo y sus niveles de credibilidad van en caída libre.
Y es que como creerle cuando dice que estas medidas tienen por objeto disminuir la contaminación y cuidar la salud de los capitalinos, siendo que vemos vehículos oficiales o de transporte público altamente contaminantes circulando con toda tranquilidad, placas del PRD y oficios de diputados de ese mismo partido pidiendo trato de excepción a los portadores, vialidades de cuota que sólo benefician a los que pueden pagarlas y calles llenas de baches e inundaciones que frenan el flujo vehicular con las consecuentes afectaciones al medio ambiente, y ni que decir de las manifestaciones o de los cierres de vialidades por mantenimiento en horarios de gran afluencia.
No es la primera vez que el Jefe de Gobierno se tropieza con decisiones muy desafortunadas como cuando pretendió cobrar el alumbrado público, o la mas reciente con el aumento a la tarifa del metro a cambio de mejorar las instalaciones y el servicio, lo que claramente no ha ocurrido y en cambio nos encontramos con un fraude monumental en la construcción de la Línea 12. Lo cierto es que mientras la inconformidad de los habitantes del DF crece, los bonos de Mancera siguen a la baja.