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Los retos de Proceso

Mañana se cumplen 45 años del semanario Proceso, mi alma máter profesional. | Ulises Castellanos

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Escrito en OPINIÓN el

Mañana se cumplen 45 años del semanario Proceso, mi alma máter profesional. Llegué a la redacción de Fresas 13 en 1993 a mis 25 años. Venía de trabajar con Miguel Ángel Granados Chapa en la revista Mira y Vicente Leñero me invitó personalmente a incorporarme a Proceso después de una larga charla en Madrid en 1992 cuando yo estudiaba en París.

Leñero marcó por teléfono a casa de mi madre preguntando por mí, y al contestar me dijo -vente con nosotros, repórtate mañana con el jefe de fotografía- y así lo hice, al día siguiente me puse en contacto con Juan Miranda y trabajé con ellos durante 12 años, los últimos siete como su editor de fotografía cerrando cada semana la portada con Leñero y jugando dominó los viernes con Carlos Puig, Carlos Marín y el monero Efrén entre otros.

En esa redacción lo aprendí todo, conocí a Don Julio Scherer a la semana de haber ingresado y con él forjé una relación personal y familiar entrañable.

Curiosamente años antes, en 1991, Proceso y sus periodistas fueron nuestros padrinos de generación cuando terminé la carrera de periodismo en la UNAM. Mi padre, -el monero Magú- fue fundador de la revista en 1976 antes de migrar al Unomásuno de Becerra Acosta y me había mostrado desde chiquito el primer ejemplar de la nueva revista que venían construyendo una generación de periodistas inigualable. Llevo a Proceso en la sangre por mil motivos.

Hoy nuevos bríos abrazan esa redacción, el periodista Jorge Carrasco a quien conocí cuando ingresó al semanario, es su nuevo director, y tiene un reto enorme, pero lo está haciendo bien, se trata de recuperar el legado y la mística de esa revista en medio de un contexto digital contemporáneo enorme.

En aquella redacción de los noventa, las ideas y la creatividad desbordaban sus páginas, columnistas, periodistas, fotógrafos y corresponsales eran apasionados, profesionales e incansables. 

Cada semana sobraban reportajes, notas, fotografías y todos peleaban por llevarse la portada. Scherer, reportero nato, alimentaba de datos y documentos de manera inagotable, la portada se imaginaba el lunes y frente a una competencia dormida no teníamos competencia. Pero eso se esfumó con su muerte.

Hoy frente al tsunami informativo en redes sociales, televisión, radio, prensa y portales digitales, la competencia es brutal.

Además de Jorge Carrasco, su actual director, tres personajes más son claves en esta nueva etapa. Santiago Igartúa Scherer, responsable de la página web y otros contenidos, le aporta a la revista una visión fresca; María Scherer Ibarra al frente del Consejo de Administración suma estabilidad, serenidad y visión de futuro. Y Pepe Jiménez su nuevo editor de foto aporta experiencia, talento visual y visión de futuro multimedia.

En ellos cuatro recae la responsabilidad de recuperar y consolidar el liderazgo de Proceso. Y tienen todo para lograrlo. 

Para nadie es un secreto que la revista había perdido en la última década su liderazgo y relevancia mediática, anclados en un modelo viejo, tímido, acomplejado y conservador, la pasada administración no supo cómo enfrentar el reto. Se durmieron en el logotipo, pensando que el prestigio construido en décadas era suficiente y no lo fue. Algunos personajes se empoderaron al interior y se creyeron eternos, hoy al menos dos de ellos ya están fuera de Fresas 13. 

Hace poco en una comida con colegas de otros medios, alguien soltó una frase memorable: “en México, ningún medio de información cierra, más bien, sus redacciones se pudren”, y eso le estaba pasando a Proceso en los últimos años. Por fortuna, eso va en camino de revertirse. 

Las portadas han mejorado en lo visual y compiten mejor en el espacio impreso y digital. No soy nadie para recomendar nada, pero sí me permiten, urge un rediseño editorial, una recategorización de secciones y nuevos bríos. La adrenalina de hacer un seminario como ese es indispensable.

Para todas y todos los que hoy hacen Proceso, nunca deben olvidar el estilo e inteligencia de sus fundadores. Imposible sustituir a Leñero o Scherer, pero su legado debe ser el objetivo, la honestidad, el dato incontrovertible, el enfoque, su puesta en página y marcar agenda, deben ser sus objetivos. 

Pero las cosas como son. La renovación integral es inevitable. Frente a las Fake News, el dato y la originalidad son imprescindibles. Información oportuna, profunda y los protagonistas del acontecer diario deben estar en sus páginas. Mantener la honestidad y la independencia son claves. Hay mucha gente talentosa aún en esa redacción, sólo deben recordar lo básico.

Proceso y su redacción han hecho escuela, diversos medios replican su estilo. La libertad de expresión es amplia en nuestro país y debe defenderse cada semana frente a cualquier poder, léase aquí, frente a las presiones del poder económico, político o religioso. No hay de otra. Le duela a quien le duela.

Proceso debe aspirar a ser de nuevo una referencia nacional e internacional, tiene un tesoro intangible pero fundamental, su credibilidad y de eso no pueden presumir muchos.

Vaya pues, un abrazo fraterno y respetuoso para todas y todos los que hoy forman parte de ese sueño. Mañana serán 45 años, pero para los 50, Proceso será sin duda, de nuevo, la lectura imprescindible.