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OPINIÓN

Los “Pies ágiles” de Álvarez-Buylla en el Conacyt

¿Por qué el Conacyt está en tareas de adoctrinamiento en lugar de hacer ciencia? | Jorge Ramos Pérez

Escrito en OPINIÓN el

La doctora María Elena Álvarez-Buylla tiene una carrera científica sólida. Hace muchos años, el doctor René Drucker Colín, hombre de izquierda, pero desconfiado de los políticos de izquierda, siempre tenía palabras de reconocimiento para la hoy directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Su trayectoria como científica es reconocida en México y en el extranjero. El Instituto de Ecología de la UNAM, la presenta así:

“La doctora María Elena Álvarez-Buylla Roces ejerce un importante liderazgo científico internacional en las áreas de biología de sistemas con enfoques teórico-computacionales en genética molecular, epigenética y ecología evolutiva del desarrollo, que combina con una actividad constante para coadyuvar a la conservación de la diversidad biológica y a la promoción de una ciencia comprometida con la equidad, la justicia y el beneficio social”.

“En ciencia básica, ha hecho contribuciones importantes en áreas teóricas y experimentales fundamentales y aplicadas a la biomedicina; así como en biología de poblaciones vegetales, con base en su trabajo de campo en las selvas mexicanas y en bosques templados; y en torno a la bioseguridad del maíz”.

Como todo en la vida, hay quienes no están de acuerdo con Álvarez-Buylla. Sus malquerientes la ubican más en el activismo militante que en la ciencia o en la argumentación científica. Esa discusión tiene sus fans de uno y otro lado.

En el ámbito científico la grilla es intensa. Por ello, al triunfar el presidente Andrés Manuel López Obrador, la comunidad se dividió al ver que la doctora Álvarez-Buylla tomó el control de la política científica, pero sobre todo porque asumió el discurso político incendiario de ir contra todo lo neoliberal, así que comenzó a apuntar con dedo flamígero a la “ciencia neoliberal”.

A decir verdad, la ciencia en México siempre ha sido menospreciada por los políticos. En la década de los años 80 la crisis económica galopante obligó a muchos científicos mexicanos a irse del país para tener una mejor perspectiva de crecimiento, por lo que la solución fue crear el Sistema Nacional de Investigadores, como mecanismo para frenar la sangría que comenzaba a significar la fuga de cerebros.

El reclamo eterno para que se destine al menos el 1% del PIB a la ciencia sigue siendo el mismo, las instituciones de educación superior, en particular la UNAM, se ha visto amenazadas por la tijera de la 4T, las acusaciones de gastos excesivos o suntuarios por parte de los académicos.

El mismo presidente ha cuestionado que desde la academia se ha guardado silencio para no criticar al malvado neoliberalismo. Las acometidas desde el poder cuatroteísta a la UNAM han bajado de intensidad, pero hubo momentos de crispación.

Entre tantos desvaríos en el Conacyt ha comenzado a llamar la atención un proyecto denominado “Pies ágiles” a cuya puesta en ejecución han destinado 23 millones de pesos.

Según un comunicado de prensa del 8 de septiembre del 2021, el Conacyt y las secretarías de Agricultura, Medio Ambiente, Educación Pública y Bienestar, abrieron micrositios con la firme intención de establecer una plataforma de capacitación para avanzar hacia la transición agroecológica.

En los #Recovecos del 14 de marzo se reseñó que “cuando aparecen instituciones del gobierno federal y algunos funcionarios metidos en el asunto de los bioinsumos, estos comienzan a ser un foco de preocupación. Todo indica que personajes que en el pasado fueron activistas y hoy se convirtieron en servidores públicos, de nivel de subsecretario de Estado, comenzaron a imponer una agenda basada en ideología y no en la ciencia, en la que cuestionan el uso de plaguicidas, al tiempo que promueven productos “orgánicos” que no cumplen con las normas sanitarias para su distribución”.

En el caso de “Pies ágiles” participan el mismo conglomerado de instituciones:  el Conacyt y las secretarías de Agricultura, Medio Ambiente, en particular.

Según la versión oficial, en “Pies ágiles” participan 293 maestros, actores sociales, jóvenes y promotores, quienes reciben capacitación en el uso de tecnologías agroecológicas, en particular lo que quieren es que se deje de usar el glifosato, tan polémico que en Europa están pensando no usarlo en un horizonte de un lustro.

Los promotores reciben becas que van desde los seis mil a los 12 mil pesos, aunque hay una lista de 10 posdoctorantes que reciben 27 mil pesos al mes, a quienes llaman “tejedores”.

El modelo tiene una estructura piramidal en donde participan también estudiantes becados y se organizaron en algo que denominan “casas”, y en cada una de esas “casas” participan 28 de esos estudiantes o “pies ágiles” que van a comunidades de Jalisco, Nayarit, Colima, Michoacán, Guerrero, Ciudad de México, Morelos, Estado de México, Hidalgo, Puebla, Oaxaca, Veracruz, Chiapas, Campeche, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo.

Hasta donde se sabe, el proyecto “Pies ágiles” duró unos meses. ¿A quién fueron a dar capacitación? ¿Qué capacitación dieron? ¿Solo fueron a enseñar a las comunidades a no usar glifosato? ¿Dónde está el informe de resultados del proyecto al cual destinaron 23 millones de pesos?

¿Por qué el Conacyt está en tareas de adoctrinamiento en lugar de hacer ciencia?

En los #Recovecos del pasado 14 de marzo se estableció que Víctor Suárez, quien está vinculado a organizaciones que antes ya impulsaban bioinsumos, se emparenta ideológicamente con María Elena Álvarez Buylla.

Hasta donde se sabe, la plataforma de registros de nuevos bioinsumos que abrió este gobierno cuenta con 678, que van desde abonos orgánicos, bioplaguicidas, abonos foliares, insectos benéficos… pero de ellos, apenas unos 50 tienen registro ante Cofepris.

¿Cuál es el nexo entre Víctor Suárez y la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC)? ¿Cuál es la relación entre el subsecretario de Sader y la Red de Empresas Comercializadoras Campesinas de Michoacán (REDCCAM)? ¿Por qué más del 90 por ciento de los registros oficiales de bioinsumos no tienen el aval de Cofepris? ¿Hay certeza de que esos bioinsumos que buscan poner freno a los fertilizantes químicos son menos nocivos que los que buscan combatir?

Y ahora cabe preguntar: ¿“Pies ágiles” es parte de esta misma estrategia de adoctrinamiento desde el gobierno? Porque no está mal que se busque contar con plaguicidas menos dañinos, pero mucho de lo que están haciendo plantea más dudas que certezas.

Punto y aparte. Todo el terreno cedido por AMLO a los militares, sean de la Secretaría de Marina o de la Defensa Nacional, es terreno perdido de los civiles. Demasiado poder.  

Punto final. Un articulista del periódico "El País" publicó la noche del domingo: Un resultado razonablemente bueno para López Obrador y Morena. A botepronto el autor puede tener razón. De hecho creo que la tiene. Pero son muchas variables a considerar, como por ejemplo que muchos gobernadores y gobernadoras, funcionarios y dependencias hicieron campaña. El mismo día de la elección la Secretaría de Hacienda llamó desde Twitter al voto. No olvidemos que Morena y sus aliados aprobaron en el Congreso un decreto para que pudieran promoverlo sin restricciones los funcionarios y legisladores. También cabe preguntar cuántos espectaculares llenaron el país y quién los pagó. Falta sumar la operación de una veintena de gobernadores de Morena. En los números podemos encontrar que ocho de cada diez con posibilidad de participar, simplemente no votó, pero recordemos que no fue una elección presidencial. Por el contrario, nueve de cada 10 de los que votaron, apoyan a AMLO. ¿Qué es más relevante, que ocho de cada diez desdeñó a AMLO o que nueve de cada 10 votantes lo respalda? Depende del cristal con que se mire. AMLO estuvo en la boleta, no volverá a estar en ella, ¿con esa base de alrededor de 15 millones puede ganar el 2024? Por supuesto, incluidas todas las anomalías reseñadas, y otras que faltaron. Así que puede decirse que los resultados son razonablemente buenos, pero hay muchos “asegunes”.