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Los municipios

¿Con qué criterios podría un gobernador tomar una decisión pertinente a una ciudad en la cual no vive?

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Escrito en OPINIÓN el

Me entristece mucho la nula atención que el sistema político le pone a las instituciones municipales. Fuera de las grandes zonas metropolitanas y capitales políticas de los estados, los municipios son un nivel de gobierno virtualmente olvidado en nuestro país. Tristemente, el reciente episodio en Iguala, Guerrero, sirvió para evidenciar lo desatendidas que están las instancias que probablemente más impacto tienen en nuestra vida cotidiana.

 

El país jamás va a lograr su potencial del desarrollo con municipios débiles. Bajo el actual esquema centralizado estaremos eternamente condenados a vivir en “ciudades-estado” en la cual los gobernadores actúan como virreyes y los alcaldes se limitan a cambiar focos y tapar baches.

 

Para una prueba de esto, uno sólo debe asomarse a nuestro vecino del norte para ver lo que es capaz de lograr una nación con fortaleza municipal. Hay varios estados de la Unión Americana donde los gobernadores palidecen ante el poder e influencia de sus alcaldes.

 

El gobernador de Illinois por ejemplo es una figura secundaria a los legendarios alcaldes de Chicago. Esto, más que un juego de poder (que sí lo es…) permite una mayor participación ciudadana en las decisiones de su región.

 

¿Con qué criterios podría un gobernador tomar una decisión pertinente a una ciudad en la cual no vive? Parece absurdo.

 

En México, nuestras autoridades municipales son decepcionantes. En el “mejor de los casos” municipios relevantes son vistos como trampolines políticos para “chapulinear” a gubernaturas, senadurías o diputaciones. En el peor de los casos, los municipios están a la venta a los mejores postores. México merece más.

 

Como ejemplo de lo absurdo, les comento que de los 570 presidentes municipales de Oaxaca tan sólo 83 cuentan con un título profesional (datos de Enero del 2015). Si bien, un título universitario no es garantía de una buena labor, si nos indica de los “altísimos estándares” que los partidos políticos le aplican a sus candidatos.

 

Un paso alentador ha sido la reforma política, que permitirá que la ciudadanía premie, a aquellos alcaldes que “le cumplan a sus ciudadanos”, con la reelección. Esto permitirá políticas locales que vayan más allá de obra pública cortoplacista y muchas veces innecesaria o mal planeada. Es un buen primero paso.

 

Otro aspecto importante sería fortalecer la capacidad de recaudación tributaria de los municipios. Los municipios nunca podrán ser realmente independientes sin ser autosustentables. Al ser dependientes de dinero estatal o federal, su capacidad de decisión es anclada a los deseos de los patrocinadores o como bien se sabe, mínimo hay que dar moches del presupuesto conseguido.

 

Al principio de este año, el presidente Peña Nieto dio pie a una iniciativa de ley contra la infiltración del crimen en autoridades municipales. Esta iniciativa, de prosperar, permitirá que la federación asuma el control de los servicios municipales o en su caso disuelva un ayuntamiento cuando existan indicios de que está involucrado con la delincuencia organizada. Junto con esta medida se propone también la creación obligatoria de policías estatales únicas en todos los estados de la República.

 

En lo personal apoyo la medida, es urgente la implementación de una estrategia territorial para recuperar municipios “perdidos” al crimen organizado. Sin embargo, me es preocupante que más que una medida cautelar y coyuntural sea una nueva tendencia centralista, que acabe por debilitar aún más a los municipios de este país en vez de “sanarlos” para luego refortalecerlos.

 

Piensen en cuántas tragedias pudieron ser evitadas con municipios fuertes. La muerte de los 43 normalistas, seguramente. La muerte de los niños de la guardería ABC pudo haber sido evitada si estuviera en manos de las autoridades municipales inspecciones a protocolos de seguridad de servicios de guarderías y no en una autoridad centralizada a miles de kilómetros de distancia. Quizás un municipio (delegación…) más activo no hubiera permitido colocar una pipa de gas tan cerca de un hospital.

 

Por ultimo, resultaría importante reflexionar si podría existir una correlación entre la concentración de la riqueza y la concentración del poder.

 

@RobertoMorris