No recuerdo un episodio en la historia reciente en el que tuviéramos dos presidentes y el presidente en funciones fuera el electo, no el que está por terminar el periodo.
AMLO Presidente
Sin empacho alguno Andrés Manuel López Obrador ha organizado foros, nombrado secretarías y subsecretarías, plantea consultas antes de tomar el poder, hace dictámenes técnicos sobre los proyectos del gobierno en turno, controla la agenda informativa y pareciera ha empezado a gobernar.
¿Está mal? Cambiar este país requiere trabajo no desde el primer día de gobierno, sino desde hace 20 años. Contrario a quienes molesta que trabaje como si ya estuviera en funciones, yo lo agradezco. Nada puede reclamársele a quien no para de trabajar. Pero sí a quien ha decidido abandonar sus funciones de facto.
EPN
En julio la agenda del presidente constó: en un mensaje a la nación tras la elección, que bien podría haberse leído como el mensaje de despedida, dos reuniones con López Obrador, un encuentro con Meade, cuatro inauguraciones, dos conmemoraciones, una convivencia cultural, dos encuentros bilaterales, una reunión con el gabinete, una graduación y un encuentro con la industria maquiladora. Lo que generó mayor interés fue el desafortunado encuentro de un turista en París con elementos del Estado Mayor, quienes escoltaban a la Primera Dama e intentaban protegerla de las fotografías que la delatarían como toda una gourmet.
La transición
Sin duda hay que celebrar una transición como cuchillo en mantequilla, pero el mérito tendría que llevárselo ¿el Presidente? ¿el Instituto electoral? ¿la ciudadanía? Así como las cifras del país ameritan que el Presidente Electo haya comenzado a trabajar, también marcaríamos un Presiente que no deje de hacerlo. Al parecer, no lo tendremos.
La marea verde
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